viernes 26 de abril de 2024

NACIONALES | 8 ago 2017

POLITICA

Cristina, las PASO y la reorganización peronista

A días de las elecciones Cristina Fernández de Kirchner se consolida en las encuestas. ¿Derrotar al macrismo en la Provincia será sinónimo de alinear al peronismo en el país?


Por: Juan Manuel Astiazarán

“La provincia no pone presidente, pero lo saca”. La definición es del politólogo Andrés Malamud y es, al mismo tiempo, la principal apuesta que hace el núcleo duro de Unidad Ciudadana. Consolidada en todas las encuestas, la fuerza que comanda Cristina Fernández de Kirchner encabeza la intención de voto y genera varios dolores de cabeza en el oficialismo, pero también dentro del peronismo.

Por un lado la candidatura de la expresidenta cuenta con el apoyo de la gran mayoría de los intendentes, ya que son contados con los dedos de la mano los que se quedaron en el espacio que conduce Randazzo. El dato sirve para ilustrar el apoyo y el sostén por parte del PJ, más allá de la estética ciudadana y el hecho de competir sin el sello del histórico partido. Sin embargo, por otro lado reafirma la figura de CFK como la única capaz de ordenar filas, diluyendo la visibilidad de los barones del conurbano y evidenciando que no existe liderazgo alternativo.

Su ingreso en el Senado la ubicará en un lugar clave para la reorganización del peronismo a nivel nacional y se encienden las alarmas en la Liga de los Gobernadores. Los hombres del justicialismo tienen a Miguel Ángel Pichetto como interlocutor directo y preferido en la cámara alta.

La semana pasada, un encuentro en la Ciudad de Buenos Aires reunió a los gobernadores del PJ. En medio de la puja por los recursos que mantienen con María Eugenia Vidal, la reunión también puede leerse como una señal de resistencia al interior del movimiento. Con la llave para aprobar leyes claves como el presupuesto del año que viene, el instinto de supervivencia de los gobernadores comienza a moverse para seguir conservando esa posición de privilegio y se lo hacen saber a propios y ajenos.

“La voz de la mayoría” o “el partido del balotaje”

“Cristina volvió a ser la que es cuando tiene que pelear elecciones importantes, no es la primera vez que hace esto” aseguró Malamud en una entrevista reciente. Con una campaña centrada en la economía y las consecuencias de la política gubernamental, la apuesta se centró en no ubicarse en un lugar de confrontación directa con el oficialismo y convertirse en la voz de los desencantados. “La voz de la mayoría”, como reza el slogan de sus spots.

Su estrategia no sólo es radicalmente opuesta a sus últimos meses de Gobierno, sino que marcó un gran contraste con la estrategia inicial de Cambiemos. De tono mucho más confrontativo, la cruzada “contra la impunidad” y “las mafias” que marcaron la agenda PRO tenían al cristinismo como destinatario directo. La intención de polarizar la elección permitía evadir el debate sobre el rumbo económico, y preparar el terreno para octubre. Consciente de ser un Gobierno minoritario, Cambiemos apuesta a lo que Ignacio Zuleta definió como “el partido del balotaje”: concentrar y mantener los votos que le permitieron derrotar al kirchnerismo en la segunda vuelta y ordenar (gobernar) a partir de esa “virtud”.

Recta final

A tan sólo 3 días para que comience la veda, la recta final incluye una seguidilla de microactos. Este lunes la exmandataria respaldó abiertamente a la lista que encabezan Filmus y Recalde en la Ciudad de Buenos Aires. Si bien el histórico bastión PRO le proveerá la victoria más holgada al oficialismo de la mano de Carrió, la gran mayoría de los encuestadores pronostican que “Unidad Porteña” desplazará a Lousteau del segundo lugar, lo cual no será menor a la hora del balance.

El lunes 14 seguramente será una disputa por el resultado. El Gobierno apuesta a una victoria importante en los principales distritos nacionales que logre minimizar el seguro traspié en la Provincia de Buenos Aires. En la vereda de enfrente, intentarán nacionalizar el resultado de “la madre de todas las batallas”.

Será el comienzo de la segunda etapa de campaña, marcado por ir a la conquista de los votos massistas. Unidad Ciudadana seguirá pegando en el punto débil del macrismo mientras desde La Rosada agitarán “contra el pasado”. Con perfiles diferentes, el problema que aqueja a ambos es el mismo: ninguno tiene mucho que ofrecer hacia el futuro.

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