miércoles 24 de abril de 2024

OPINIÓN | 9 ago 2017

a la vuelta de las PASO

Todos queremos sentirnos Rocky Balboa


Por: MIGUEL MANCUSO (*)

Siempre aclaro, por las dudas, que no soy M ni soy K.  Pero quiero un gobierno que justamente restablezca la justicia social y no de unos pocos. Por eso no voté a Macri ni lo votaré jamás.
La primera razón es estrictamente afectiva. Ni Mauricio Macri ni casi ninguno de sus funcionarios y seguidores me representan personalmente. No me identifica, no es como yo, nunca fue como yo, pertenece a otro mundo, a otros modos, representa intereses siempre contradictorios a los míos.
No es de mi barrio, es decir, de la geografía de los hombres de a pie, de los trabajadores, de mis vecinos. Macri no se parece a mis amigos, no piensa como pensaban mis padres, no vive como mi hermana, no sufre como mis vecinos.
Pertenece, además, a la clase social que siempre empobreció al país. Todos los votos son de tipo afectivo, a no engañarse, también quienes votan a Macri lo hacen o porque son como él o porque les gustaría ser como él. 
A mí, personalmente, no me gusta lo que Macri significa en términos sociales, culturales, económicos y políticos.
Es presidente de uno de los territorios más ricos del mundo en donde vive un pueblo con más del 35% de sus habitantes bajo la línea de pobreza e indigencia, trabajadores con temor a perder su trabajo, comerciantes y pequeños empresarios en riesgo frente al achique del mercado interno del que viven, jubilados del PAMI con menor cobertura de medicamentos y prestaciones médicas, estudiantes universitarios con pocas perspectivas de futuro, niños y jóvenes que estudian en difíciles condiciones, docentes obligados a luchar no solo por un salario digno sino en defensa de la supervivencia de la escuela pública.
Creo que todos sabemos que Argentina es un país rico pero empobrecido, saqueado por empresas transnacionales como las mineras que se llevan las riquezas y como mejor pago nos dejan aguas contaminadas con cianuro, o aquellas que destruyen bosques nativos para seguir avanzando con la soja y como legado nos quedamos con los residuos del glifosato.
Vimos al presidente Macri muy apurado en sacar las retenciones a mineras y el campo pero que hizo enormes esfuerzos en ponerle un límite a los reclamos paritarios de los trabajadores por debajo de la inflación.
No lo voté y nunca lo votaría porque la forma de generar riquezas que realizó su familia fue a costa del Estado argentino, es decir, de todos nosotros.
No contentos con formar parte de la Patria Contratista en los años setenta, el grupo Socma, tras haber agrandado su patrimonio exponencialmente durante la dictadura militar, una vez terminado el festival de la “plata dulce” les encajó, en 1982, a los argentinos la deuda externa de su grupo económico a través del decreto de estatización de la deuda externa privada que firmó un jovencísimo Domingo Cavallo, empobrecedor serial de los argentinos en la década del noventa y a principios del siglo XXI.

Creo que el Macrismo ya entró en el pasado. ¿Por qué lo digo ? Sencillo, porque terminó de romper el contrato que había realizado con su propia clientela. 
Hasta hace poco, los antimacristas confesos, los convencidos, los kirchneristas, por ejemplo, eran los únicos que atacaban hasta el cansancio y el aburrimiento al gobierno de Mauricio Macri.
Pero se produjo un cambio de humor en la sociedad argentina en los últimos tiempos. Nada lo resume mejor que la frase: “al final este tipo gobierna sólo para los ricos”… 
Esa frase hace irreconciliable a Macri con el sector del electorado de los sectores bajos y medios que lo votaron. Es decir, él ya no los representa, quebró sus expectativas. Los traicionó…
Todos los días una gota más rebasa el vaso… o fueron los Panama Papers, o fue el gran curro del correo, o son los tarifazos, o son los despidos… o es el PAMI, o son los jubilados… o son los medicamentos…
Soy de los que piensan que quiero un país sin corrupción, funcionarios que no sean corruptos, que vayan a la cárcel como medida ejemplificadora .
Hoy veo en campaña política, lamentablemente, que el tema de la corrupción funciona sólo como catalizador de otros descontentos, pero en realidad, en términos colectivos no mueve el amperímetro político… De hecho, los votantes del macrismo ya sabían de los corruptos que eran Macri y su banda…
Por lo tanto el disgusto con Macri viene de antes… Claro, lo de jubilados también influyó… Porque hizo patente la desigualdad de criterio… “favorezco a mi papá, arruino a los papás de todos ustedes”…
Pero en la frase: “gobierno sólo para los ricos” se encuentra una clave importante… ¿Por qué? Porque la envidia mueve a los seres humanos y porque nadie quiere que los más beneficiados saquen más ventajas…
Sencillo, como en las películas… “nadie quiere que gane el más fuerte, el rico y el más malo… todos queremos que gane el chico bueno y humilde, todos nos sentimos Rocky Balboa”… Bueno, Macri demostró que gobierna para los malos de la película…
Ustedes se preguntarán que es entrar en el pasado… Bueno, esto no significa que Macri renuncie mañana… significa que ya no es una opción sería excepto para los fanáticos y para aquellos que creen que seguir apoyando a Macri les da algún tipo de lustre (no banalicen esta variable) pero para el resto no tiene nada que ofrecer… porque “gobierna para los ricos”…

Excepto que el macrismo haga kirchnerismo, cosa que no puede hacer, el macrismo está entrampado en su laberinto ajustador y saqueador como en el que cayó la primera Alianza de 1999-2001.
Obviamente, el proceso será más largo y más agotador… Pero tiene fecha de caducidad…
Esto significa que el descontento lo capitalizará el kirchnerismo. No creo. Posiblemente, lo aproveche la antipolítica o un nuevo engendro mediático… Excepto que el kirchnerismo sea inteligente como para mostrarse como superador del macrismo y del propio kirchnerismo (no lo descarten, tampoco).
Sólo si el kirchnerismo evita caer en el mero ejercicio autoreivindicatorio y proponerse en cambio como un arma cargada de futuro podrá recuperar a aquellos sectores con los cuales se divorció en los últimos años…
Pero tomen nota de algo… los periodistas mercenarios -los que van y vienen más allá de las ideas propias- ya se empiezan a despegar, ya huelen que la sociedad rompió su idilio con Macri.
Ya no importa si pone cara de buenito o no, ya no importa si corrige cuando se equivoca y vuelve a fojas cero… Ya no hay pesada herencia que lo salve…
Podrá distraer con balas de sebita… Pero su estrella se apagó…

(*) Docente.

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