viernes 19 de abril de 2024

LOCALES | 6 feb 2020

OSVALDO DANUNZIO –Q.E.P.D-

¿Qué cielos sacarás ahora?

Escribe Omar Meraglia


El flaco contaba los segundos para ser más certero con el tiempo en la exposición del negativo en el papel. Un elefante, dos elefantes…

Juntaba pulgar e índice e iba dejando pasar el rayo por donde le parecía que hacía falta para, de ese modo, dar con el contraste exacto. Aún contrarreloj para entregarnos el material y salir corriendo a otra cancha; se ponía detallista.

Artesano de perfil bajo, recontra puteaba cuando le “erraba” con alguna foto y enseguida rompía el papel. Lo mismo cuando no llegaba a alguna nota que tenía pautada o cuando le llenábamos la planilla con lugares adonde sacar. ¿La vas a revelar vos después? Ni hablar de cuando lo mandabas a fotografiar algo a último momento y al otro día la foto no aparecía o si algún acto se atrasaba y le rompía el esquema de la jornada.

El flaco fue uno de los grandes profesionales que conocí en el periodismo porque era él el primero en valorar su tarea y no buscaba el halago, sino el respeto. Tenía a ARGRA - Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina- allá arriba y ojo que nunca fuera a perder la vigencia de su carné. Lo ví llorar por Mouras y consternado por Cabezas.

Hace poco me decía, con esa voz tanguera y acento arrabalero: “Cómo me siguen afanando fotos”. Recorría las redes sociales y se encontraba con que su obra ya era parte de la cultura nuestra de cada día, que muchas veces le da el crédito a quien no lo tiene.

Se fue el maestro que me enseñó que el agua debe caer sobre la bombilla para que no se queme la yerba, que si en la foto no está la pelota no es foto, que había que tener estado atlético cuando justo el penal estaba en el otro arco. El de los segundos de elefantes y los claroscuros de las tomas que después tuvo que andar iluminando en la vida. El que se enamoraba de los cielos de la laguna que ahora seguramente recorrerá en libertad.

A pesar de las distancias siempre nos encontrábamos. Arrancamos en el ‘viejo’ Semanario, seguimos en La Verdad y nos cruzábamos al azar al menos para darnos un abrazo o charlar de cosas de prensa y criticar sin piedad a los tibios, porque él era pasional y calentón.

Se las bancó todas junto al incansable bastón que significó su “Gorda”. Martín y las chicas se quedan sin el viejo que también supo ser un lindo abuelo, pero el tesoro que dejó no se los quita nadie.

Junín se queda con sus fotos, esas que alguna vez casi con vergüenza solía presentar en eventos culturales. Ojalá los créditos debajo de ellas aparezcan. Aunque muchos ya sabemos cuáles son. Son las mejores.

 

 

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