jueves 28 de marzo de 2024

LOCALES | 11 ago 2017

deuda social

En Junín, cada vez más niños y adultos acuden a comedores

No hay distinción: niños, jóvenes y adultos se suman cada día a la lista de necesitados. Por el encarecimiento de los alimentos y el aumento de la pobreza, en los últimos meses en Junín se crearon siete merenderos nuevos.


Por: Redacción Semanario de Junín

La devaluación, los tarifazos y el desempleo, se sabe, impactan de lleno siempre en las clases más bajas. Una de las repercusiones inmediatas ha sido, históricamente, el crecimiento de comedores barriales para contener el hambre de los más chicos. En Junín, durante los primeros meses del año la cantidad de personas que asiste a comedores y merenderos se duplicó y sus responsables detectan a cada vez más mayores en busca de asistencia.

"El hambre desayuna miedo. El miedo al silencio aturde las calles. El miedo amenaza". En la Argentina, casi seis de cada diez chicos y chicas menores de 18 años son pobres. Esto se traduce en que 7,6 millones de niños y niñas, prácticamente el 59% no cubre las necesidades básicas como alimentación adecuada, vivienda, educación y asistencia médica. Los datos surgen del último informe Estudio del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, de la UCA. La crisis ha perjudicado a nuestro país y, sobre todo, a sus niños y niñas. Cada vez hay más menores en situación de vulnerabilidad y con ello aumentan también las posibilidades de que su situación se haga crónica, de que nunca salgan de ella. En la pobreza extrema cualquier cambio en los ingresos promueve que muchos chicos salgan o entren de la pobreza porque hay mucha concentración alrededor de esa línea que divide entre pobreza general y extrema.

EN LA CIUDAD

El panorama que visibiliza este relevamiento es también palpable en Junín. Si bien no hay datos concretos ni números con tortas matemáticas plasmados en algún estudio, la realidad es dolorosa. A raíz de la cantidad de niños y niñas que no completan una alimentación diaria en sus hogares ha crecido notablemente el número de copas de leche y platos en las cocinas de los establecimientos educativos, como así también se puede ver el desarrollo inminente de los merenderos y comedores en los barrios más vulnerables de la ciudad.

Más allá del lugar donde desarrollen sus acciones o el tiempo que lleven colaborando con las familias más necesitadas, el trabajo del voluntariado es arduo: están presentes allí donde los pedidos de ayuda abundan y los abrazos escasean. Y si los recursos se vuelven limitados para alimentar a los niños, madres y padres que llegan con hambre, se organizan para que así y todo sea posible llenar ollas, platos y bandejas.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte a las organizaciones sociales dedicadas a abordar la pobreza extrema la realidad se les ha vuelto como una gran marea en la que cada día es más difícil seguir remando.

Sus referentes no escatiman detalles al explicar la situación. Dicen, por ejemplo, que si hasta hace algunos meses a los comedores y merenderos ubicados en los barrios más pobres se acercaban sobre todo los más chiquitos de la casa, hoy también deben sentar a la mesa a los padres que hace ya tiempo tuvieron que restringir los gastos de alimentación entre sus cuentas para poder subsistir.

Aseguran que, a diferencia de hace unos años, ahora la cantidad de pequeños, madres adolescentes y chicos mayores de 18 que comen mal o no comen ha crecido en las diferentes barriadas.

Nicolás Verón, voluntario de la organización Don Ito, hizo referencia a esta situación y comentó: “en estos últimos meses han irrumpido en las redes sociales un sin fin de nuevos merenderos, que parece no tener fin. Esta situación parece indicar un retroceso en la historia de nuestro país. Desde hace unos meses, venimos visitando cada uno de estos nuevos espacios de contención para los más pequeños. En los mismos se entrega leche, ropa y en algunas oportunidades útiles escolares, galletitas y cacao. Cabe destacar que estos merenderos y comedores son, en su mayoría, impulsados por vecinos de los barrios más humildes de la ciudad, los cuales se encargan de salir a pedir a través de las redes o visitando diferentes panaderías y almacenes, que siempre están predispuestos a contribuir con la causa. Podría nombrar a los merenderos Los Totoreros, Ternura, Nueva Esperanza, Apapachar, Los Pekes, Miles de Sonrisas y Tía Mona, que son los nacidos durante lo que va del año, siete merenderos en tan solo cinco meses, y a todos estos hay que sumarles los que ya estaban en funcionamiento, o los nacidos durante el último semestre del año 2016”.

Hace más de un mes que los jóvenes voluntarios de la organización social Don Ito vienen recorriendo merenderos de nuestra ciudad y de las localidades vecinas. Ellos afirman que los mismos se vienen multiplicando de una manera alarmante, y que cada vez son más los niños, niñas y adultos los que deben concurrir a los mismos.

También destacan la gran ayuda que cada comedor y merendero recibe tanto de comercios, como panaderías y almacenes, así como de organizaciones sin fines de lucro.

Comedores y merenderos sienten el incremento de la demanda y, con los mismos recursos, se las ingenian para no negarle a nadie que lo pida una ración.

Pablo Rodríguez, también voluntario de la organización, manifestó: “Que los merenderos se han multiplicado es algo que no se puede negar, y que lamentablemente pasó en muy pocos meses, pero a lo largo de estos cuatro años hemos encontrado la ayuda de muchos vecinos que no se cansan de dar una mano, y eso obviamente es lo que empuja a seguir en este camino.

Desde Don Ito, cada vez que se publica algo, siempre algún vecino aparece con la solución, y de esa manera podemos resolver el problema. Creo que en parte se debe a la tarea visible que se desarrolla desde la organización. Don Ito ha logrado realizar actividades nuevas en Junín, y por ejemplo el Relevamiento de Asentamientos Informales de TECHO 2015-2016 fue el primero que se realizó por personas de Junín. Por otro lado, el Taller de Juguetes también es una idea que nace con la organización en la localidad, las recorridas barriales o por los merenderos, que ahora todos hacen y colocan la actividad como una bandera, son cuestiones básicas que siempre se hicieron desde Don Ito. Como organización social nos pone muy contentos que se repliquen nuestras actividades, porque es una señal de que vamos por buen camino.

También es cierto que muchas de las cosas que hacemos no salen en ninguna parte, no contamos con publicidades y lo que sale en los medios es la tercera parte de lo que se hace, pero es por una cuestión de respeto hacia las personas que reciben una ayuda. Me duele que a algunos les interese más el marketing que lo que le pasa a la gente, hay organizaciones que no son críticas por el hecho de los beneficios que se les otorgan, yo prefiero salir, mostrar y empoderar al vecino, nosotros no le debemos nada a nadie.”

Para culminar, destacó que no forman parte del “gasto público” como muchos lo llaman ahora, y que todo lo que lograron fue a pulmón. Que cuesta más, pero que saben que muchos comercios y vecinos están dispuestos a dar una mano y obviamente, que ellos están dispuestos a patear la calle y golpear puertas de comercios para pedir donaciones.

 

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