jueves 18 de abril de 2024

LOCALES | 21 feb 2020

Un sueño trunco

AMCIPA y la pesadilla de la casa propia

Hace 10 años, la mutual prometió la construcción de tres barrios, de los que sólo terminó uno. Muchos trabajadores juninenses, que confiaron en el proyecto y desembolsaron sus ahorros, están cansados de reclamar y que nadie los ayude a encontrar una solución. La historia de como destruir centenares de sueños.


TAGS: BARRIO, CASAS, AMCIPA

Lo que era hace décadas atrás un objetivo de vida realizable, como el acceso a la vivienda propia, se ha transformado desde la crisis del 2000 en un imposible.

Si a eso le sumamos la falta de planes de vivienda del Estado y la ineptitud de los privados, el cóctel resulta intragable.

Esto es lo que le ocurre en Junín a unos 60 “tenedores” de lotes que los adquirieron de buena fe hace más de 10 años a través de la propuesta que la Asociación Mutual Comunitaria del Interior y Personal AFIP (AMCIPA), llevaba a empresas e industrias de Junín para que sus trabajadores adhirieran a la propuesta de invertir en un barrio, cuya oferta constaba de la tierra y la casa.

La mutual, que en 2009 compró unas 12 hectáreas en distintos puntos de la ciudad para desarrollar estos emprendimientos, sólo terminó el complejo del barrio Los Almendros, con el plan que incluía la financiación de una prefabricada que ellos mismos construían en sus instalaciones del parque industrial y que hoy ya no.

En el tema financiero la mutual atraviesa otra fuerte crisis con unas 200 personas que accedieron al “plan de ahorristas” de la entidad, el cual funcionaba como un plazo fijo a una gran tasa, hasta que se hizo imposible sostener y está en manos de una auditoría, pero no se ha podido avanzar en soluciones mientras se trata de hallar las responsabilidades.

LA ODISEA

Pablo Pueblas y Juan Elisei explicaron a SEMANARIO la situación que atraviesan desde hace 10 años, tras haber invertido en el sueño de la casa propia. Sueño que se transformó en pesadilla debido a los desmanejos de la mutual y que hoy ya se convirtieron en promesas constantes sin cumplimiento.

Pueblas y Elisei son compañeros de trabajo en el molino, lugar adonde llegaron hace una década representantes de AMCIPA, ofreciendo un contrato por el cual los trabajadores podrían acceder a un lote y su prefabricada en un complejo cercano a la ruta 188 y tal como el que se construía en el barrio Los Almendros que luego se entregó en 2012. Pero de allí en adelante, empezaron los problemas.

Los lotes adquiridos por los entrevistados se pagaban en 60 cuotas y luego de ello empezaban a abonar la casa prefabricada “llave en mano”. La cuota del lote estaba ajustada al salario. 

El cálculo era que después de tres años de pagar el terreno, se instalarían las casas, que se pagarían en 25 años. Desde Camino del Resero y Almirante Brown eran 60 lotes (habían arrancado con tres barrios y terminaron sólo uno). En este caso se trataba de un complejo de cuatro manzanas.

Los inversionistas, en muchos casos, pidieron la devolución del dinero, el cual era desembolsado sin ningún interés, por eso otros prefirieron esperar aunque esa espera se hace interminable.

“La fábrica de casas cerró”, explicaron los perjudicados. Sin embargo ellos tienen pagos los terrenos, los cuales no fueron entregados y no han podido escriturar hasta el momento.

Pero pasa algo aún peor. Nadie se ocupó de la infraestructura del barrio. Sólo se trazaron las calles, pero no hay alumbrado público, agua, ni cloacas. Algo que había sido prometido.

Casi una decena de trabajadores del molino entraron en el negocio, algunos desistieron, otros pidieron la devolución y el resto tratan de pelearla junto a otros numerosos trabajadores de otros ámbitos laborales de Junín y que fueron estafados en la confianza y que hace por los menos cinco años debieran tener un hogar propio.

El trato que han recibido en la oficina de atención al consumidor no es el que hubieran preferido. Destrato y dilación parecen ser la moneda corriente en estos casos, donde quien intenta levantar la cabeza por sobre el agua, recibe nuevamente un pie que lo lleva hacia el fondo.

En la mutual, los dueños de los terrenos siguen recibiendo las mismas promesas que los ahorristas, promesas que no se cumplen.

Una odisea que comenzó con entusiasmo con la planificación de los lotes, el proyecto “asegurado”, las casas “modelo” para visitar (aún sigue una en pie en el parque industrial) y un final espantoso del que nadie se hace cargo.

La peor pesadilla para lo que arrancó como el mejor sueño.

Pueblas y Elisei siguen remando para cambiar el destino que se truncó, defendiendo lo suyo y exigiendo justicia porque alguna vez creyeron que en estos tiempos ya no deberían estar alquilando, sino disfrutando de su casa fruto de sus ahorros.

Los funcionarios no aceleran las gestiones, la justicia sigue con sus tiempos muertos y los “sin techo” siendo vapuleados y pisoteados tanto los usurpadores tan criticados, como quienes eligieron el camino formal y tuvieron la capacidad de ahorrar, pero fueron estafados.

Nunca más certero el deseo de que en Junín, en materia de hábitat, algún día, alguno nomás, salga un “tiro para el lado de la justicia”.

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