miércoles 24 de abril de 2024

LOCALES | 12 ago 2017

semanario del campo

Se profundiza la grieta rural: diferencias entre la gente ‘de’ campo y la gente ‘con’ campo

Una brecha que se amplía fogoneada por intereses empresarios multinacionales que quieren quedarse definitivamente con el ejido social que significa la ruralidad para convertirlo en una industria a cielo abierto.


Por: OMAR MERAGLIA

Nunca como ahora las diferencias en el sector agropecuario fueron tan marcadas. Para los habitantes de ciudades donde la ruralidad se entremezcla con lo urbano, como el caso de Junín, se abre un fuerte debate en el que habrá que decidir cuál es el tipo de productividad que se busca para el sector y cuál será la participación de lo que podríamos denominar “nuevo” sujeto agrario.

Los discursos de la Exposición Rural de Palermo por parte del Presidente de la Nación Mauricio Macri y el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA) Miguel Echevehere, no pueden pasar inadvertidos por diversas circunstancias.

En primer lugar quedó entendido que la SRA será un aliado fiel de la alianza a la que apoyó la dirigencia agraria en general a pesar de (aún) no haber logrado los beneficios prometidos.

Por otro lado, resulta sorprendente que el Presidente de la Nación siga insistiendo en que Argentina será el “supermercado del mundo” cuando por otro lado le quita competitividad al sector a través del aumento en los combustibles y la presión impositiva, además de permitir el ingreso de mercadería de otros países que bien se producen en el nuestro.

No es casual que entonces se generen el bananazo, el limonazo, el cebollazo y todos los “azos” que regalan frutas, verduras, leche y otras menudencias en la Plaza de Mayo.

Salvo claro está que el bipolar discurso del primer mandatario esté referido exclusivamente a los cultivos de la Pampa húmeda y celebren los récords de producción granaria mientras el resto del ámbito rural padece una fuerte crisis económica y calamidades climáticas.

Por su parte, los ruralistas siguen sosteniendo esta posición maniqueísta (actitud o interpretación de la realidad que tiende a valorar las cosas como buenas o como malas, sin términos medios) y no puede (no se anima) a correrse de una zona donde ya resulta peligroso estar debido a la crítica de las bases.

Salvo Federación Agraria Argentina (FAA), más ligada a productores pequeños y economías regionales, los demás siguen esperando las promesas, por miedo al regreso del kirchnerismo.

O más bien temor a la vuelta de la ex Presidente, ya que con Néstor y siendo ministro de Economía Roberto Lavagna (y con un mundo demandante de alimentos) las cosas no les iban tan mal.

¿Y LOS PRODUCTORES?

Y de los productores poco se ocupan, ya se sabe que declarar la emergencia hídrica es sólo un placebo, porque lo importante es producir.

Ya se sabe que la cadena de comercialización históricamente fue en detrimento de la producción primaria y que la mejor parte corresponde al intermediario y el comercio. Eso no “cambiemos”.

También se sabe que la quita de retenciones o se licuó con el aumento de combustibles y demás servicios o la aprovecharon los exportadores.

La brecha es enorme entre los que trabajan el campo y deben planificar el día a día, semana a semana, ciclo tras ciclo; frente aquellos que tienen hectáreas para inversión y que les interesa conservar el patrimonio y si viene algo más, mejor.

La grieta entonces se amplía cuando se trata de gente “de” campo, frente a quienes son gente “con” campo. Pareciera entonces que las entidades agrarias sólo consideran ruralismo a la Pampa húmeda, invadida por la agricultura intensiva y extractiva.

A punto tal se amplía la brecha que el titular ruralista en su alocución palermitana se quejó del “ambientalismo furibundo y renegador del auténtico progreso”, al hacer referencia a centenares de científicos y profesionales de la salud y la producción agropecuaria que investigan los efectos de los agroquímicos a los que justamente están expuestos los productores agropecuarios (y todos los habitantes de los distritos agrícolas). Demostrando su intolerancia e ignorancia en la materia.

Una brecha que se amplía fogoneada por intereses empresarios multinacionales que quieren quedarse definitivamente con el ejido social que significa la ruralidad para convertirlo en una industria a cielo abierto, sin tener en cuenta los factores ambientales y sociales. Sólo los productivos. Más diferencias, que terminan en más despojo a las comunidades y pueblos.

Permanecer impávidos ante estas situaciones sólo nos llevará a seguir siendo perdidosos. Lamentablemente.

NOTA PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA DEL SÁBADO 5 DE AGOSTO 2017

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