miércoles 24 de abril de 2024

OPINIÓN | 24 mar 2020

EDITORIAL

La foto que no sacaron

Cuando estamos frente al desastre parecen visibilizarse las buenas intenciones, pero luego del drama lo único que hacemos es sonarnos la nariz.


Por: Semanario

La obsesión que demuestra el intendente municipal Pablo Petrecca por sacarse fotos tiene un cierto parangón con la “captotrofilia”, que no es más que la obsesión constante de mirarse en un espejo para saber si algo está fuera de lugar o todo sigue bien.

Esta semana quiso estar a la palestra de los temas de la salud que afectan al planeta y posó con todos los funcionarios del área que pudo e, incluso, con el que coordina los supermercados chinos como para no dejar fuera ninguna situación. Acciones, sólo de difusión. Las demás llegan de afuera.

Sin embargo, la foto que olvidó sacar fue la del estado de los centros de atención primaria de la salud (Caps) a los cuales seguramente no llevaría para la atención de sus hijos.

La foto que faltó es la de los cuatros años en los que negó cualquier tipo de emergencia, avalando los recortes que sus socios políticos llevaron adelante en todo aquello que se constituyera en un derecho para los más necesitados.

Faltó la foto del trabajo precarizado de las enfermeras que le ponen el pecho a los Caps y que deben “rascar la olla” para hallar los insumos más básicos porque los funcionarios municipales prefieren tener autos cero km en las calles, pero no gasas, sábanas, vacunas y horas extras para quienes atienden la salud de la población no sólo en la zona céntrica, sino principalmente en los suburbios y las localidades del distrito abandonadas a su suerte.

Nos debe la foto de su negativa a atender él o alguno de sus funcionarios, a los jubilados que debían morirse en algunos casos, antes de que le llegara el turno hospitalario para atender una dolencia y a los que hoy hay que acompañar en todas sus formas.

La foto de la “cáscara” que significaron las “nuevas obras” del Abraham Piñeyro, de las que participó inaugurando pero no asistió cuando las primeras lluvias las dejaron en el peor estado.

Nos deja la foto en la que convocó el pasado miércoles a los legisladores Gustavo Traverso, Valeria Arata, Laura Ricchini y Juan Fiorini porque “son momentos en donde tenemos que estar unidos y trabajar juntos”, aunque su cuñado horas antes se ocupaba de ejecutar las chicanas políticas contra el gobierno provincial.

Una foto que muestra que cuando hay que estar juntos se separan y que cuando hay que separarse se juntan, mostrando además la falta de tacto de la clase política al pensar cuáles deben ser las necesidades de la gente y actuar en consecuencia.

Una “juntada” que sólo sirve para la foto: desde el punto de vista ideológico los separa, desde la acción los responsabiliza.

Cuando estamos frente al desastre parecen visibilizarse las buenas intenciones, pero luego del drama lo único que hacemos es sonarnos la nariz.

Nos queda tiempo por delante –lamentablemente- para seguir viendo las fotos del día a día que resultan inservibles.

Ojalá el tiempo libre nos sirva para rescatar de la memoria las que verdaderamente nos hacen falta y fueron parte de épocas donde el mundo era más benevolente, la política más abarcadora y los políticos más sensibles y preparados.

Nos debemos la foto de la salud pública, con proyectos como sólo Ramón Carrillo se animó a soñar, con hospitales como el San José, el Piñeyro y los médicos que dejaron el egoísmo propio de la medicina mercantilista, para devolver aunque sea una pequeña parte de su conocimiento adquirido, al pueblo que de una manera u otra le pagó sus estudios en la universidades públicas.

Quizás el virus Corona, paradójicamente, inyecte en la sociedad un poco más de nobleza en los sentimientos y dejemos de ser menesterosos en valores.

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