sábado 20 de abril de 2024

LOCALES | 19 ago 2017

EMPRENDIMIENTO juninense

Trabajadoras de la limpieza: barrer prejuicios, exclusión e indiferencia

La historia de la empresa de limpieza juninense “Rayo de Luz”, y de su impulsora Virginia Alturria. "No somos ni más poderosas ni menos, ni más gente ni menos gente por limpiar", dijo Daiana Rodríguez.


Por: LUCIANA CAMARERO

Hace tres años Virginia Alturria armó, a todo pulmón, la empresa de limpieza “Rayo de Luz”, un emprendimiento que hoy se ganó un lugar en el sector, a fuerza de garra y corazón, y que brinda sus servicios a todo tipo de instituciones y casas particulares.

Dos años después, Virginia conoció a Daiana Rodríguez en el jardín donde concurren sus hijos, y con el paso del tiempo la relación se afianzó y comenzaron a trabajar juntas con la intención de brindar un espacio laboral a muchas mujeres “amantes de la limpieza”.

Con la incertidumbre inicial de cualquier proyecto, pero segura de que lo que estaba naciendo iba a tener sus frutos en el corto plazo, Virginia Alturria apostó a hacer de este trabajo una profesión justa y amigable, rompiendo todo tipo de barreras e imposiciones sociales que se fueron generando a lo largo de los años para con los empleados de la limpieza.

Con la intención de conocer más sobre esta historia, Semanario contactó a Daiana Rodríguez, quien nos brindó un largo recorrido histórico laboral, a pesar de su corta edad y sus experiencias vividas

-¿Cómo y por qué surge el proyecto de una empresa de limpieza?

-Para poder dar trabajo, y que se trabaje bien. Obvio que uno tiene que acomodarse a los precios y licitaciones que nos tocan. Pero la idea es que las chicas puedan ganar bien y que estén en blanco, porque hacemos los papeles de manera rápida.

-¿Cuánto personal tienen?

-Seis en la Municipalidad, ocho en la terminal de micros y otras que trabajan en las quintas y en algunas casas. No queremos dejarlas porque a nosotras nos hace bien ir, porque nos tratan bien.

-¿Cómo administran los cobros y los horarios de trabajo en la terminal de ómnibus y en la Municipalidad?

-Se paga por mes y se realiza una jornada de ocho horas, de corrido, y con un franco por semana, durante los fines de semana. Una de las cosas que nosotros vimos al momento de acomodar los francos, es que muchos patrones son malos, porque si quieren pueden acomodarlos para que les toquen un fin de semana. Nosotros tenemos los días libres dispuestos para viernes, sábados y domingos.

-¿Existen aún prejuicios sobre las empleadas domésticas?

-Nos pasa, nos sigue pasando. Por ejemplo, cuando tenemos que ir a ver algunos lugares la gente espera a la “empresa de limpieza” o a las “jefas”, y llegamos nosotras dos, con las mochilas que son nuestras oficinas, porque tenemos todos los papeles ahí y los productos puros porque donde nos llaman tenemos que ir a repartir.

Automáticamente, nos dicen que esperan a las jefas de limpieza y cuando les decimos que somos nosotras nos miran de arriba a abajo. Pero por suerte y gracias a Dios, este año venimos trabajando con gente muy buena.
En muchos lados nos atendieron bien y nosotras les decimos a las chicas que tienen que esperar que la gente las trate bien, y si no las tratan bien, que contesten bien.

-¿Cómo se organizan?

-Virginia cumple el rol de mantener todo más estructurado y dice las cosas de forma más directa. Yo soy más dócil, pero nos súper complementamos al momento de relacionarnos con las chicas que trabajan.
Todos los meses realizamos una reunión con las chicas para saber cómo anduvieron. Todo lo charlamos. Muchas veces cumplimos el rol de madres y andamos detrás para que se abriguen, se pongan los guantes.
Ahora muchas se han acomodado y se llevan su equipo de mate con la yerba y el azúcar. Saben que es preferible parar a tomar mates cinco veces en el día y no que paren por una hora y media.

 -¿Cuáles son las malas costumbres de los empleadores?

-Trato de recordar algo de años anteriores, porque si me tengo que remontar a la actualidad, por suerte no me encuentro con el autoritarismo adentro de una casa. Cuando estaba sola sí, pasaba que no barrían hasta que yo no llegaba, no lavaban los platos por tres días y hasta tenían lavavajillas y ni capaz de ponerlos ahí, los juguetes tirados por toda la casa. Sucedía que aprovechaban a acumular total, decían, “viene la chica que limpia”.
Ahora eso no me pasa, pero debe ser que cambiamos la calidad de gente, y no porque tengan plata, sino porque es gente laburadora como nosotras.

-¿Y con la confianza? ¿Cómo logran ganarse el lugar?

-Tenemos un trato especial con la gente a la que le limpiamos, no sentimos la presión de tener los ojos encima por miedo a que le robemos, muchos de ellos nos han llamado porque estaban cansados de que les roben. Es un accionar que no entendemos y siempre les decimos a las chicas que si alguna no tiene para comer y la plata que se gana no les alcanza, porque tienen una cuenta que las supera, que hablen. Que pidan algún paquete de fideos o lo que sea, pero que no se lleven lo que no es suyo. Esa presión por suerte no la tenemos, de que nos estén mirando y controlando. Y eso que limpiamos casas y casonas de todo tipo.

-Ahora que ustedes tienen esta empresa, ¿cuál es la diferencia entre salir a buscar trabajo de manera particular o de sumarse a este equipo?

-Yo creo que lo principal es que van a trabajar con personas, siempre fuimos justas. Trabajando con nosotras es eso, que van a trabajar con personas que van a hacer lo mismo que vos. Si yo llego a un lugar y las chicas no llegan a terminar, nos vamos a poner a limpiar con ellas, a la par. Guante y balde en la mano y a limpiar.

-¿Qué expectativas tienen?

-Ojalá que esto crezca muchísimo, para el bienestar de todas, para las familias nuestras y para seguir fomentando más trabajo. Muchas chicas salen del secundario y se tienen que ir a anotar a un comercio, cuando no tenés nada. Ahora tenés que ser flaca para trabajar en un local de ropa, por ejemplo.

¿Se puede decir que no padecen el trabajo que realizan?

-Para nada. Amamos lo que hacemos, sólo que a veces el cuerpo nos pasa factura. Hay veces que dormimos muy poco. La semana pasada dormimos 3 horas por día, porque no paramos. La terminal nos demanda mucho tiempo.

-A las personas que quieran sumarse, ¿qué cosas les exigen?

-Nada, nosotras nos damos cuenta cuando vienen y te dicen “me gusta limpiar” o “mi mamá es una loca de la limpieza”. Cuando te dicen así es porque ya lo tienen instalado y les nace así. Cuando son locas de la limpieza es porque son las indicadas (risas).

-¿Qué sentís cuando hablás de la empresa?

-Me emociono, porque todo el año fue muy loco. Hicimos tantas cosas que nunca pensamos que iba a pasar esto. Yo tengo una nena, y como siempre digo, ella va a tener que estudiar, sino se va a morir de hambre, porque no te limpia ni la mesa. Virginia también tiene  una nena, pero su nene y el mío son compañeritos del jardín, y riendo con Virginia decimos que la empresa les va a quedar a nuestros nenes, porque son ellos los que andan con el trapito y las escobas. Nada que ver, pero eso va a pasar y ojalá lo pueda ver.
Nos pasa que miramos algo, lo pedimos o lo soñamos, no sé qué es lo que hacemos y lo llegamos a tener. Obvio que trabajando, pero es una locura. Todo el año pasado las dos deseando tener la Municipalidad y la terminal. Y hoy en día nos encontramos saliendo a abastecer todo a las 6 de la mañana. La energía atrae un montón, si pensás cosas positivas, te vienen. Es así. Gracias a Dios andamos por todos lados y nos complementamos, nos turnamos. Virginia va a un lado, yo a otro. Otras veces yo hago el recorrido entero y ella se queda tranquila, y al revés.  Acá somos dos, un equipo. La mano no se la voy a soltar.

-¿Qué tenés para decirles a las chicas que vienen trabajando con la limpieza en distintos lugares y se encuentran con los malos tratos y la precarización?

-Que somos chicas de limpieza pero valemos igual que un bancario u oficinista. Nuestra plata vale lo mismo, porque cada uno se la gana trabajando. No somos ni más poderosas ni menos, ni más gente ni menos gente por limpiar. Y en definitiva estamos sacando la mugre de la gente, nos tendrían que valorar, no discriminar.

-Y a quienes discriminan, ¿qué les dirías?

-Que piensen que harían sin nosotras, sin las mujeres que hacen años que limpian casas. Mi tía hace años que limpia una casa y no la terminan de valorar como se merece. Esa es la bronca. Me ha pasado que me preguntan de qué trabajo, y cuando digo que limpio me miran de una manera, y cuando digo que tengo una empresa de limpieza cambia y levantan un poco más la cabeza. Y eso es re feo.
O muchas veces discuto con gente que me dice “si tenés chicas trabajando, ¿para qué trabajas?, pediles a ellas que te trabajen más”. Y no, hay que cuidar lo que uno tiene y trabajar a la par.
Si viene el patrón o lo tenés que esperar y viene todo calentito, con un portafolio todo cambiadito y vos tenés a veinte empleados pasando frío, explotados ahí adentro y vigilados por las cámaras sin poder tomar un mate, ya sabemos que ahí vamos a tener problemas y optamos por no tomar ese trabajo en esas condiciones.

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