viernes 19 de abril de 2024

LOCALES | 28 may 2020

EDITORIAL

¿Y ahora quién podrá ayudarnos?

Cuando salgamos de la pandemia, encontraremos un sinnúmero de cuestiones por resolver en nuestra ciudad.


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La pandemia dejará tierra arrasada seguramente, más allá de alguna frase de campaña repetida en tiempos no tan lejanos.

Y cuando podamos sacudirnos las esporas de los hongos que comenzaron a reproducirse después del encierro y salgamos al sol a despabilarnos, nos encontraremos con un sinnúmero de cuestiones por resolver en nuestra ciudad y para lo cual deberemos asirnos de la política.

Esa misma política que parte de la comunidad y muchos dirigentes han devaluado creyendo que las soluciones pasan por la mano de algún espíritu salvador y de ese modo encuentran un sendero limpio para hacer uso de la culpa y cargarla sobre los demás.

Una ilusión, un pensamiento mágico de creer y hacer creer que todo está bien hecho, cuando los ejemplos del día a día muestran que hay mucho por hacer y no se hace.

Expertos en maquillaje que en algún momento terminan mostrando el rictus del payaso triste al que la tormenta ha desteñido.

Esta suerte de sofismo político que se practica en nuestra ciudad (aunque no es mérito sólo de ella) pone en riesgo el futuro por omisión, pero oculta una mayor preocupación y es por la desprolijidad, desconocimiento, liviandad y egoísmo con la cual se hacen las cosas.

Desde estas páginas hemos llamado la atención en innumerables oportunidades acerca de la poca importancia que se le otorga a la capacidad dirigencial, ya sea en el ámbito político como en el privado y, mientras nos jactamos del academicismo universitario, las instituciones locales no pueden siquiera hilvanar una serie de medidas en consonancia con la situación de crisis actual y sólo se muestran penosas chicanas de concejales que critican a sus contrarios espacios políticos y de sociedades que se rompen porque se privilegian los intereses particulares antes que los comunes.

Y ahora nos preguntamos quién podrá ayudarnos, cuando se requiere de líderes de solvencia intelectual y no del cotillón de quienes cuando se les cae un pensamiento corren prestos a pedir su publicación en la tapa de los medios amicales, que poco se preocupan también por buscar una razón a lo que difunden sin más, antes que llevarlo al debate para compartirlo y hacerlo crecer hasta que se convierta en realidad.

La solución no será quedar sumergidos en la crisis penando porque lo no se consiguió, sino tomando una actitud profesional para identificar las oportunidades y captarlas, pero para eso hará falta un trabajo en serio, pleno de compromiso comunitario y libre de egocentrismo.

Elegir representantes no es una tarea liviana que corresponde a otros sino que forma parte de las responsabilidades propias, incluso de aquellos mismos que levantan el dedo acusador para denunciar al de enfrente.

Desentenderse de las cuestiones cívicas y dejar de lado la participación ciudadana, es tan peligroso como descuidar las medidas preventivas frente al aislamiento y exponerse al Covid19, ya que para éste algún día habrá una vacuna, pero nunca se hallará un antídoto para la insensibilidad política y social que por estos años transitamos.

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