miércoles 24 de abril de 2024

OPINIÓN | 5 jun 2020

mirada extrema

Todo llega

Escribe Andrés Rissolo, especial para Semanario.


Tarde o temprano, como paradigmático escarnio del tiempo, los resultados suceden de acuerdo a las obras que se han hecho. O dejado de hacer. Pocos días después de que se cumplieran ocho años de la clausura de la pista del Aeródromo Junín, Norberto Elisei, presidente del Aero Club Junín, declaró que desde hace seis o siete años están poniendo plata a la institución para no dejarla morir.

Hace casi una década que no hay definiciones ni respuestas concretas que permitan avizorar un futuro promisorio para que la ciudad vuelva a contar con una actividad aérea operativa, como supo tener tiempo atrás.

Durante ese lapso la Comisión Directiva ha tenido que hacer muy bien los cálculos, afinar varias veces la punta del lápiz para poder responder a los distintos requerimientos que se les exige: el mantenimiento de aeronaves, los seguros, la conservación del predio, como así también erogaciones varias.

Desahuciados por la indiferencia y las farsas exhibidas durante tanto tiempo desde el gobierno de la provincia como de la municipalidad, aún hoy con una pandemia, una crisis económica tan grande que nadie se atreve mencionar, se pretenden sacar rédito político, junto o separado -da lo mismo- la reparación del Aeroparque Junín. Es el mismo descaro que siempre tuvieron los políticos cuando antepusieron otras prioridades a los pedidos de reparación de la pista y mantenimiento de la aerostación.

También se sabe de las peripecias que sufre el taller de mecánica aeronáutica, que al no estar operativa la pista no puede realizar cierta clase de reparaciones, hecho éste que igualmente lo ubica en una zona de riesgo.

Pero la impudicia y el cinismo no tienen límite. En esto de tratar de sacar el mayor rédito posible de cualquier situación, a como dé lugar, cuando se consulta en Wikipedia por el aeropuerto Junín aparece: “… en 2014 se realizaron obras para ampliar y modernizar el aeródromo de Junín con un presupuesto de 4,7 millones de pesos, en el marco de la modernización de todo el sistema aeronáutico de la Provincia que incluye obras en el aeropuerto de La Plata y la reconstrucción del aeródromo de Trenque Lauquen y obras por un valor 5,6 millones de pesos y la reconstrucción del aeródromo de General Villegas”.

Algún mendaz comedido del ex gobernador Daniel Osvaldo Scioli no dudó en usar las redes de  comunicaciones sociales, para que en el marco de la mentira publicitaria autorizada figure la modernización de todo el sistema aeronáutico de la provincia. El aeródromo Junín nunca tuvo un presupuesto de 4,7 millones de pesos como si las tuvieron las localidades de General Villegas y Trenque Lauquen.  Además, cuando fue consultado en persona, de ex profeso, y específicamente por el tema, el ex gobernador Scioli no tenía ni la más franciscana idea de qué se le estaba hablando.

En la embarbascada burocracia política nacional también se suman otros entes reguladores, verdaderos sellos de goma indicativos de inoperancia e impotencia para la resolución de problemas, como el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA) y la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).

Con funcionarios de todas estas administraciones se reunieron y volvieron a reunir, una y otra vez, en estériles conversaciones, donde los burócratas explicaron más de sus torpezas e imposibilidades que sobre  la manera para resolver los problemas.

El tema del aeroparque Junín, ya no sólo la pista, sino la aerostación en sí, se centra en la desarticulación de programas económicos que pretendan revertir la situación económica del país. Paradójicamente, todos los partidos políticos comparten éste sistema de decadencia con los cuales se busca pauperizar la evolución de las economías regionales, la depresión de la producción, y el derrumbe en la calidad de vida.

Cual mensaje subliminal se perpetúa la idea que la clase política sea la única beneficiada, junto a un grupo muy pequeño de adláteres, en un país que sólo para ellos se convierte en un paraíso terrenal. Por eso están demás los ferrocarriles, la generación de mano de obra y trabajo genuino. Estos no son problemas que llame la atención de los gobernantes.

Solo el aumento exagerado de los impuestos como única fuente para la extracción de riquezas, que no vuelven al contexto social, sino que se redirigen a las arcas privadas son el modelo exclusivo que ininterrumpidamente se mantiene en el país durante décadas.

No extraña entonces que en ese proceso de desintegración, el cinco de noviembre de 2008 la Fuerza Aérea enviara la orden de retirar al personal que estaba encargado  de control y tráfico de las aeronaves (torreros). Esto se sumó a la ya deteriorada pista, luego le llegó el turno de cierre a la estación de recarga y reaprovisionamiento de aeronaves, más tarde fue el retiro de los tanques de combustible. Aunque parezca trivial, ya estaban clausurados el restaurante y  la confitería junto con las sala de espera.

Todo eso estaba montado y en funcionamiento. Era una puerta al país y al mundo si le preguntamos a algún banquero español. De todo eso nada queda. Sólo mentira y alternativas indignas e inútiles que tampoco nunca  serán aprobadas.

El cierre de la pista para la protección de quienes vuelan fue una media preventiva. El cierre de la aerostación no fue ciertamente una cuestión de guapos ni de medidas valentonadas. Es parte de un silencioso y largo proceso que continua con la dilatada espera para la reparación y la reapertura de la misma, hasta que la ciudadanía se canse de reclamar. Entonces el predio será destinado para otras pretensiones. Todo pertenece a un plan de la incalificable colusión política cuyo eje central tiene la contención de Junín como polo de desarrollo del noroeste bonaerense.

El aeroparque Junín estaba en la categoría II  internacional por ser un vértice geolocalizado para la entrada de aeronaves desde el norte y oeste al Aeroparque Metropolitano “Jorge Newbery” y al Aeropuerto Internacional de Ezeiza “Ministro Juan Pistarini”, con sistema de balizas, VOR, y demás implementos para la navegación y asistencia meteorológica. Hoy es de categoría III porque sólo es Aeradio, la única prestación que ofrece es información de vuelo y meteorología.

La posibilidad de cierre del Aero Club Junín se concatena a un problema de larga data que llega a su punto culmine. Infaustos han sido los esfuerzos y arteramente estéril el accionar político.  Esto demuestra, una vez más, lo caro que significa para la sociedad la elección de los malos políticos.

Desde hace cuarenta años a esta parte, no se registra en el país un buen nivel de vida. No hay una economía estable ni fuentes de trabajos genuinos. No hay suficientes hospitales, tampoco están bien equipados ni mantenidos. Hace años que las cárceles están abarrotadas de reclusos. No hay puertos, ni hay pistas aeronáuticas. No hay un plan de emergencia y ni de catástrofe. Todo se oculta con improvisados funcionarios. Todo llega, todo pasa, todo cambia. Hasta ahora… para mal.

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