Fue una tarde de furia. Decenas de juninenses, muchísimos en automóviles y camionetas 4x4, autoconvocados por una dirigencia difusa de la ciudad y el campo, se lanzaron a las calles céntricas para manifestarse “en defensa de la propiedad privada”.

Incluso, muchos caminaron como un día normal sin respetar distanciamientos ni horarios, con banderas argentinas, por Rivadavia y Roque Sáenz Peña. A pesar de las limitaciones en las salidas impuestas por la cuarentena, ninguna autoridad municipal se hizo presente para limitar esta clara violación.

Es que fue una “movida” nacional, impulsada por la intervención a la empresa amiga del macrismo Vicentin. Y cierta parte de la sociedad juninense, la misma que se mantiene impávida frente a muchos derechos vulnerados y el hambre de vecinos, la misma que reclama con firmeza al juez Plou, la misma que exige a las autoridades que ‘nos cuiden’… se sintieron parte de un sector muy rico de la Argentina y salieron a defender sus derechos. Por supuesto, acción maquillada bajo el lema “en defensa de la propiedad privada”, como si todas las empresas y bienes de los argentinos estuvieran “en riesgo”.

La acción de Vicentin no hizo más que profundizar una vieja grieta nacional. En lo local, se reflejará el martes en la sesión del Concejo cuando se analicen proyectos a favor y en contra de la expropiación, por parte del Frente de Todos y Juntos por el Cambio, y que seguramente arrojará como ganadores a los partidarios del intendente Pablo Petrecca, dado que por lo general desempata las votaciones el voto doble del presidente.

Será después de esta tarde del 20 de junio. En la que muchos, no sólo creyéndose sino avalados desde el gobierno municipal con una total y completa impunidad, salieron a las calles más por “sentirse parte” de un sector cheto de la sociedad que por convicciones verdaderas. Siguiendo los lineamientos impulsados desde las sombras por el macrismo y la conducción más poderosa del campo. Organizados, hasta llevaron carteles y pancartas.

Mientras, la policía y los fervorosos funcionarios de la Secretaría de Seguridad, brillaron por su ausencia. Es que era la gente del jefe, la que piensa y actúa como el intendente Pablo Petrecca y su sector político.

Así que por un rato, para celebrar el día de la bandera, hicieron la vista gorda y dejaron pasar las violaciones a la cuarentena.