martes 16 de abril de 2024

LOCALES | 24 jun 2020

Editorial

Un mismo mar


TAGS: EDITORIAL, CALMA

Por: Semanario

Pasados los tres meses de aislamiento debido a una situación que seguramente nadie imaginó ni previó, en Junín se cumplen algunas situaciones de privilegio frente al virus, similar a distritos cercanos en virtud de las condiciones geográficas y la escasa densidad poblacional.

Y aun estando en ese escenario en el que sólo se registran unos pocos contagios controlados, se viven en parte de la sociedad horas de zozobra, producto del desordenado manejo institucional de un gobierno que no piensa más que en sí mismo.

El 13 de marzo pasado, la tapa de SEMANARIO decía en grandes letras “Mantén la calma Junín”, casi como en una advertencia de lo que vendría, dado esto no por la consulta con alguna pitonisa sino conociendo las facetas de un gobierno municipal tembloroso de tener que enfrentar situaciones nuevas que requieran de capacidad e ingenio.

Aquel artículo, que ya cumplió tres meses, brindaba tranquilidad indicando que: “En Junín, los centros de salud están en intercomunicación permanente y siguiendo las directivas del Ministerio de Salud bonaerense. Cada caso sospechoso hace saltar las alarmas respectivas, pero es indudable que lo primero que debemos tener en cuenta es la información veraz y acertada que pueden proveer sólo los especialistas”.

Advertíamos: “Hay, por alguna razón inentendible, una base de datos alarmista y negativa, cuando nada nos debiera hacer pensar en ese sentido si es que realmente hacemos un análisis criterioso de la situación. Sin minimizar, pero tampoco cayendo en ese relato trágico cercano a un apocalipsis”.

Aquellas palabras, nacidas de cuando recién se iniciaba el aislamiento y producto del periodismo de investigación y de consulta con profesionales -hoy- a más de 90 días resuenan de modo particular ya que se sigue produciendo una situación similar por parte de un gobierno que quiere controlar algo para lo que no está capacitado, en medio de un malestar social producto del encierro propio de la situación y la desesperanza que le inyectan quienes debieran darle seguridad.

Los buenos gobernantes, como los buenos árbitros de fútbol, resultan eficientes cuando no se los nota y por el contrario suelen ser un fracaso cuando quieren convertirse en protagonistas de la comunidad o del juego.

Todos estamos en un mismo mar, pero los elementos que usamos para mantenernos a flote son distintos en cada caso.

La gestión de Pablo Petrecca ha elegido transitar esta etapa con sus poderosos yates sin importarle más que mostrar quién comanda la zona.

Han pasado rasantes por pequeñas embarcaciones y han estado haciendo olas innecesariamente, por ese motivo ha habido lanchas en problemas, botes en vuelta de campana y ahogados que no han podido resistir aferrados a una tabla.

Una vez más desde SEMANARIO rescatamos aquella tapa de nuestra edición de marzo cuando todo empezaba, en el convencimiento de que se necesita un mar calmo para seguir transitando lo que falta, sin embarcaciones que se comporten como un elefante en un bazar, ya que la inseguridad de los gobiernos se transmite a sus pobladores y no son tiempos para inseguridades sino para acompañarnos entre todos, pensando en el otro, entendiendo al otro.

Porque a pesar de tener embarcaciones diferentes, nos ha tocado compartir el mismo mar.

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