Tras varios años de silencio, Carlos Robledo Puch rompió el silencio y pidió que se le aplique una “inyección letal”,  tras quejarse por su estado de salud.

Detenido desde febrero en la cárcel de Olmos, en La Plata, “El Ángel de la Muerte” es el preso que mayor cantidad de tiempo pasó encerrado, con 48 años. Sanguinario asesino en serie, ahora se queja recurrentemente por su estado de salud y sigue clamando por su inocencia.

“Que me lleven a una clínica y me apliquen una inyección, estoy suplicando por el amor de Dios que hagan eso, no doy más, me queda poco tiempo”, indicó en una entrevista publicada por el portal El Editor Platense. También dijo que preferiría poder efectuarse un disparo en el corazón “como Favaloro”.

“A la noche me ahogo por el reflujo, me orino, apenas puedo mantenerme en pie porque mis piernitas no dan más. No estoy pidiendo una reparación por el daño que me han hecho teniéndome injustamente en la cárcel 48 años, me robaron mi vida a los 20, sino que suplico me apliquen una inyección letal, porque no me van a dar un arma para que me pegue un tiro en el corazón como hizo Favaloro, así no se sufre nada”, clama.

Con 68 años, Robledo Puch permanece detenido desde 1980. En su corta pero sanguinaria vida delictiva, el hombre está acusado de varios asesinatos, incluso de un cómplice suyo. Sin embargo, él dice que solo se dedicó a robar, y que quienes mataron fueron otros.

“Yo no lastimé ni eliminé a nadie, quienes mataban eran los Ibáñez y por la corrupción de este país, por 50 millones de pesos ley que puso Jorge Ibañez, compraron al subcomisario de Tigre de aquel entonces para que no se sepa el verdadero autor de esos crímenes y me dejaron preso a mí. Yo sólo robaba para ayudar a los pobres”, aseguró. Se refiere a Jorge y Florencio Ibáñez, dos de sus cómplices. Robledo Puch asegura que Florencio fue quien mató a Héctor Somoza, otro secuaz por cuyo crimen fue condenado él. “Yo nunca lastimé ni maté a nadie, pero en este país la justicia no existe”, repite.

Consultado por la película “El Ángel”, en donde es interpretado por Lorenzo Ferro, Robledo Puch asegura que “es todo una farsa”.  “Me muestran bailando, a mí no me gusta bailar.  Sí se tocar el piano pero ahora ya no puedo porque tengo lastimadas las manos. Pero los que hicieron esta película no saben nada de mi vida, ni nadie sabe nada de mi vida”.

Sobre su particular “récord” carcelario, sostiene: “Yo tuve oportunidad de salir pero cuando asumió Néstor Kirchner pasaron mi causa de la Sala 2 de la Cámara de Apelación de San Isidro a la Sala 1, lo hicieron para evitar que me dieran la libertad que había pedido después de cumplir mi condena. Yo soy peronista, pero los Kirchner no lo son, son traidores a la patria”. (DIB)

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