viernes 29 de marzo de 2024

LOCALES | 10 ago 2020

No se olviden de Rosa

A dos semanas de la desaparición de Rosa Inés Fernández, la familia le hizo el desgarrador pedido a SEMANARIO para que las autoridades no dejen de buscarla. Datos falsos, mensajes perversos, demoras policiales y judiciales. Un hecho que más allá de lo misterioso resulta preocupante.


Por: Semanario

Ayer se cumplieron dos semanas de la desaparición de Rosa Inés Fernández, la joven de 29 años que dejó su domicilio en la tarde del domingo 26 de julio, para ir -según ella- a casa de una amiga. A partir de allí su familia nunca más la vio.

Rosa vive en calle Chile al 600, en un barrio humilde al que el municipio ha castigado con prejuicios de todo tipo, enviando una topadora para voltear casillas y cerrándoles ‘in eternum’ la famosa alcantarilla. De todos modos, la seguidilla de castigos no fue impedimento para que el intendente Pablo Petrecca montara su show mediático yendo a saludar a la madre de Rosa, mostrándose compungido pero sin dejar de mirar de costado al fotógrafo y las cámaras que lo acompañaban, para poder dar un buen perfil.

Un municipio, que sabe de represión pero no de investigación, con perfiles netamente punitivos, pero poco profesionales a la hora de buscar y proteger a los vecinos del distrito.

La demora por parte de la familia de Rosa en hacer la denuncia por la desaparición de la joven madre de cuatro niños -de entre 3 y 13 años- es parte de la cultura del desprecio que se ejecuta en las comisarías con los pobres que tienen la necesidad de llegar hasta allí.

El ninguneo es una práctica habitual cuando no intercede algún padrino poderoso o el apellido no trae alcurnia.

Cuando el lunes 27 Rosa no volvió, su madre y hermanos empezaron a inquietarse. El martes comenzaron a preguntar a los vecinos y a algunos allegados. El miércoles salieron a dar vueltas por la ciudad.

Mientras la desesperación aumentaba, terminaron yendo a la comisaría Primera el jueves 27 por la mañana; de allí los derivaron a la Segunda porque la joven había sido vista por última vez en inmediaciones de la calle Rivadavia y la Ruta 188.

Hasta ese lugar la había llevado su ex pareja, el padre de tres de sus hijos, quien “la acercó una cuadras” y la dejó en cercanías del domicilio de la amiga porque en la calle “había barro y no se podía entrar con el auto”.

La causa ha tenido el acompañamiento de los colectivos feministas y contra la violencia de la mujer que se movilizaron por las calles de Junín

Cuando le preguntaron a la amiga de Rosa si ella había estado en su casa, aseguró que no la había visto desde hacía unos días, por lo que la desaparición se produjo en el tramo comprendido entre el lugar donde la dejó el padre de sus tres hijos y la casa de la amiga.

Después que SEMANARIO confirmara la noticia en su diario digital en la noche del jueves, y amigos y vecinos realizaran una pegada de afiches, el tema empezó a tomar trascendencia pública.

Recién en la mañana del viernes muchos se desayunaron sabiendo que faltaba alguien en Junín y que había desaparecido. Ese mismo día la policía fue a buscar las cámaras que el municipio controla y las brindó rápidamente a pesar de la lentitud de las fuerzas de seguridad y el Poder Judicial.

Siguiendo con el hilo de los prejuicios, no se puso inicialmente todo el interés que si se muestra cuando hay presiones desde los sectores más poderosos del distrito.

De hecho, trascendió que uno de los primeros rumores eran que la joven desaparecida había recibido un dinero de una persona para comprar una casa o lote (se hablaba de 250 mil pesos) y que conocida la noticia, algunos policías se pusieron en campaña para hallar el dinero antes que a la joven.

Por eso suena aún más desgarrador el grito de Carolina (hermana de Rosa) del otro lado del teléfono, cuando le dice a SEMANARIO que lo único que necesita es que: “No se olviden de mi hermana”.

La familia de Rosa confía en la policía, en la justicia, en el municipio y en todos. Quizás Rosa misma haya confiado en todos y hoy buena parte de la comunidad y las fuerzas de seguridad la buscan sin resultados positivos.

Anoche, el fiscal Esteban Pedernera aseguró a SEMANARIO que “no hay resultados materiales por informar” y que siguen “trabajando sobre todo dato e hipótesis que surge. Nada se descarta. Todo lo que llega se procesa y se evacua”, esto es “testimonios, rastrillajes, pericias, y análisis de cámaras”.

DATOS SUELTOS PARA IR ATANDO

En el transcurso de esta semana hubo diversos hechos relacionados con la causa, que sólo sumaron confusión y aditamentos que fueron entre bochornosos y macabros.

Un joven que en principio había sido testigo, pero a través de las redes sociales se lo “escrachó” como implicado en la desaparición, terminó el lunes subido a los altos de un edificio céntrico amenazando con tirarse debido a la condena social, que siempre es inestable y por cierto ansiosa.

Luego cambió de parecer y se lo convenció de bajar y ponerse a salvo de las alturas.

A lo largo de las encuestas casa por casa, con las que la policía “barrió” toda la jurisdicción de la comisaría Segunda, sumado a los casi 200 efectivos con móviles, drones, caminatas, recorridas y perros, no se pudo hallar a Rosa.

Los animales entrenados llevaron a los efectivos hasta algunas zonas aledañas a la ruta 188 e incluso a la pileta semivacía del Club Rivadavia.

Pero no más rastros que esos.

El hallazgo de unos dedos en la calle y prendas con sangre en un automóvil, fueron descartados en referencia al accidente que un joven habría tenido con la cadena de una moto y otro que sufrió un corte en una mano.

Hasta el balneario municipal cerrado y custodiado desde el inicio de la pandemia, se abrió para que se hicieran rastrillajes por tierra, aire y agua.

A la displicencia con que se manejaron en las primeras horas de la investigación se les suma la falta de análisis de ADN a la familia de Rosa, su madre y hermanos.

El fiscal Pedernera aseguró a SEMANARIO que “no hay resultados materiales por informar” y que siguen “trabajando sobre todo dato e hipótesis que surge”

El criterio en criminología indica que ese dato no puede faltar. ¿Acaso con qué patrón o base se cotejarían los dedos hallados, la sangre del trapo y el material biológico que pudiera aparecer y se lo relacionara con Rosa?

Entre tres y siete días lleva hacer un ADN, un tiempo que se desperdiciaría si aparece algún elemento para comparar. ¿Tiempos la Justicia?

Toda la semana dos de las hermanas de Rosa han estado acompañando a la fuerzas de seguridad en sus recorridos y han padecido las vicisitudes que implica que cada llamado sea una señal de supervivencia o no.

La causa ha tenido además el acompañamiento de los colectivos feministas y contra la violencia de la mujer que se movilizaron por las calles de Junín e hicieron una sentada frente a la fiscalía reclamando respuestas que aún no llegan.

En cada piedra que se levanta y Rosa no aparece se agrega una piedra más a la mochila de la policía y la justicia que parecen no contar con la capacidad suficiente para dar respuestas a una comunidad que empieza a tenerle miedo al miedo, después de 140 días de aislamiento, y donde la falta de empatía de la secretaría de Seguridad municipal para con la sociedad ha sido una marca negativa que nadie puede obviar.

En cada piedra que se levanta y Rosa no aparece se agrega una piedra más a la mochila de la policía y la justicia

Que una joven mujer madre de cuatro hijos desaparezca sin dejar mensajes, sin teléfono y sin documentos en medio de una pandemia donde no tiene acceso a transporte público de ningún tipo, es más sospechoso que las sospechas en torno al caso y más que preocupante a la hora de mostrar las falencias de lo que debiera ser un equipo eficiente en resguardo de la seguridad de los vecinos.

Hace falta generar nuevas normas en la búsqueda de personas y a la hora de los protocolos que por decenas motorizó el Covid 19, habrá que establecer algunos modernos y eficaces frente a las desapariciones ya sean voluntarias, involuntarias y forzosas.

Estableciendo indicadores de riesgo y apuntando a la protección y contención de los familiares, personas allegadas y conocidos de desaparecidos, donde se precisen aspectos de la orientación que debe dispensarse.

Establecer sistemas de alerta que puedan desplegarse en páginas web y donde se hallen consejos y prevenciones y líneas para contactar con un organismo en particular destinado al tema, sorteando la incapacidad mostrada en la mayoría de los casos por personal policial y judicial.

Que sea un nexo entre éstos para comunicarse de modo rápido y seguro. Falta profesionalización y falta empatía.

Pero, principalmente, falta Rosa y eso, después de dos semanas, es imperdonable.

 

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Notas Relacionadas
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias