sábado 20 de abril de 2024

OPINIÓN | 28 ago 2020

Mirada extrema

Futuro imperfecto

Escribe Andrés Rissolo.


TAGS: OPINIóN, RISSOLO

La “Caracterización del Universo poblacional del Sistema de Previsión Social Nacional Argentino” es el más preocupante informe sobre la situación previsional que la Oficina de Presupuesto del Congreso presentó  a los miembros del poder legislativo.

La alta informalidad laboral y el desempleo ponen en riesgo la jubilación de los que hoy tienen más de 45 años. Esa es una de las conclusiones más importantes del documento, otra es que   crece el trabajo no registrado y se interrumpen los aportes previsionales. Las personas de menores ingresos, podrán acceder a la PUAM a los 65 años. Por la insuficiencia de aportes previsionales, no podrán jubilarse cuando alcancen la edad para acceder a la jubilación.

“A partir de los 40 años de edad el número de aportantes empieza a decaer, particularmente en el sector privado, lo que indica que hay una “expulsión del mercado de trabajo” a partir de esa edad. Ese fenómeno, sumado a la alta informalidad, hace imposible el acceso a los beneficios previsionales”.

En esos casos, tanto mujeres como varones a los 65 años podrían obtener la PUAM (Pensión Universal al Adulto Mayor) que equivale al 80% del haber mínimo (hoy $ 13.492), al margen de los años de aportes realizado y  si son personas de bajos recursos, de acuerdo a los requisitos socioeconómicos del sistema. Actualmente cobran la PUAM unas 115.000 personas. 

Según los datos oficiales las mujeres de entre 45 y 60 años y varones entre 45 y 65 años, sobre una población de 8 millones de personas, apenas 3,1 millones figuran realizando aportes previsionales.

A marzo de 2020, los regímenes administrados por ANSeS contaban con 9.797.011 activos-aportantes y 5.726.827 pasivos-beneficiarios (que poseen 6.864.705 beneficios). De los contribuyentes, el 40,6% son mujeres y 59,4% son varones, “con una gran parte de las mujeres fuera del mercado laboral formal”.

De los interesados, el 78,9% trabaja en el sector privado y 21,1% en el sector público. “A partir de los 40 años, la cantidad de trabajadores comienza a decaer, siendo este descenso abrupto en el sector privado y más tenue en el sector público, evidenciando una expulsión del mercado laboral a partir de esa edad”.

Hay 7.395.607 (75,5%) bajo relación de dependencia y 2.401.404 (24,5%) trabajadores independientes. El Informe precisa  que la menor participación en edades inferiores a los 26 años se debió, en mayor medida, a la tardía incorporación al mercado laboral de los jóvenes que realizan estudios en niveles universitarios o terciarios o bien por la informalidad laboral que afecta principalmente a trabajadores con bajos niveles de estudios y/o poca experiencia”.

A su vez, “la menor presencia de comprometidos en edades superiores a los 45 años puede explicarse por diversos motivos: la forma natural que presenta actualmente la pirámide poblacional general en Argentina; los retiros anticipados por jubilación o invalidez que comienzan a tener mayor incidencia a partir de dicha edad; la lógica del mercado laboral que, cuando expulsa a una persona en ese rango de edad, resulta dificultosa su reinserción”.

Más del 50% de los trabajadores activos del régimen general perciben remuneraciones por debajo de 2,5 veces el Salario Mínimo, Vital y Móvil, y 15,4% de los varones y 19,7% de las mujeres perciben salarios iguales o inferiores al salario mínimo.

La jubilación promedio es equivalente al 38,1% de los salarios de los trabajadores activos, menos de la mitad que el 82% de referencia que es alcanzado y hasta superado en algunos regímenes especiales.

En la investigación surge la comparación de la jubilación promedio con el salario de los aportes activos a partir de los 50 años de edad, etapa tenida en cuenta para la estimación de los haberes pasivos.

El 38,1% abarca a todos los regímenes pero si se considera solamente al régimen general la relación entre los haberes jubilatorios y las remuneraciones de los aportantes activos es más baja aún, con un 36% de un promedio que, además, deja en evidencia un menor nivel en el caso de las mujeres.

La OPC señaló, en base a datos de la ANSeS, que el 38,1% de relación entre jubilaciones y salarios activos en el total de los regímenes se desglosa en un 45,7% para los jubilados varones y un 34,5% para las mujeres, en tanto en el 36% del régimen general hay un 43,9% y un 32,6%, respectivamente.

El 82% móvil se dispuso hace 62 años, en octubre de 1958, mediante la ley 14.499, en una época en que la relación entre activos y beneficiarios pasivos era mucho más holgada que en la actualidad.

El cumplimiento de esa relación porcentual fue respetado en muy pocas ocasiones en los años posteriores, en los que además, por los problemas financieros recurrentes, el régimen debió pasar a ser de reparto a “reparto asistido”, con el aporte de recaudación de impuestos más allá de las deducciones a los salarios.

El ensanchamiento de la brecha entre el nivel promedio de jubilaciones y salarios obedece en parte a una evolución propia de todos los regímenes de reparto, en el que con el transcurso de los años y una mayor expectativa de vida se va reduciendo la relación entre aportantes (trabajadores activos) y beneficiarios (jubilados y pensionados).

Pero otro factor que incide fue la masiva incorporación de nuevos beneficiarios por las sucesivas moratorias previsionales, que, según los cálculos de la OPC, llevó la relación aportante/pasivo de 3,06 a 1,43.

Esta diferencia no puede ser inferior la duplicación de los beneficios: al respecto, la OPC precisó que “si en el marco del análisis se excluyen los beneficios otorgados mediante moratorias previsionales, las tasas de reemplazo del régimen general resultaron ser de 47,1% en general, 53,2% para varones y 44,3% para mujeres”.

Un informe lleno de números y palabras para concluir que gran parte de los hoy mayores 41 años no se podrán jubilar. Estos trabajadores recibirán la miseria previsional de la Pensión Universal del Adulto Mayor (PUAM), otra malversación de las tantas de aquellos que tenían que promocionar el trabajo, verificar la obligación de la patronal de realizar los aportes sociales, y controlar las condiciones de trabajo.

Empero, para todos aquellos inútiles que concibieron las cosas mal desde la política, esos recibirán pingües jubilaciones por sus aportes al país. La sabiduría popular reconoce que “la mafia no paga”… Parece que el Estado tampoco.

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