viernes 19 de abril de 2024

LOCALES | 24 oct 2020

Ojos que ven

Perros deambulando: Cuando la desidia quiere vestirse de accidente

La muerte de un motociclista que atropelló a un perro que se le cruzó en la calle, descubre –una vez más- un problema del que nadie en la sociedad se hace cargo y que es imprescindible empezar a debatir para solucionarlo.


Por: Redacción Semanario

Tras la muerte de un hombre de 40 años que perdió el control de la moto que conducía al atropellar a un perro, se abrió un debate que venía siendo soslayado por la comunidad.

A decir verdad, y motivado particularmente por el Ejecutivo municipal y la apatía de algunas organizaciones, no se discuten muchas temáticas locales, hasta que ocurren hechos lamentables como el que nos ocupa.

Diariamente, debido a múltiples factores, aumenta el número de perros callejeros como ya lo ha puntualizado en otras ocasiones SEMANARIO, sin que ello conlleve a buscar una solución integral al respecto.

Cada día también algún motociclista debe enfrentarse a alguna jauría, las cuales aumentan en esta época del año.

Seguir mirando para otro lado mientras no hay tragedias, parece ser el común denominador de una sociedad cómoda, que sólo emite algunos particulares quejidos, como el caso de este fatal accidente en la Avenida de la Sota y que pudo verse en un video que circuló en los medios audiovisuales y redes sociales.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

El manejo de los perros callejeros ha tenido un avance humanitario en las últimas décadas, ya que por estos tiempos nadie está convencido de que sacrificarlos sea una opción.

Sin embargo, se requiere de una sociedad comprometida desde el gobierno hasta las organizaciones privadas, para poder hallar una solución y no dejar pasar el tema hasta convertirlo en una problemática generando daños en las personas y hasta víctimas fatales.

Ocuparse del problema debe ser la única solución posible.

Los perros viven cerca de la gente y sus virtudes están en aportar compañía, protección y asistencia. Las investigaciones también señalan que los perros influyen de forma positiva en la salud y el bienestar de las personas, pero también pueden ser causa de preocupación, sobre todo si andan sueltos por las calles.

Y más allá de los accidentes de tránsito, deben sumarse la posible transmisión de enfermedades zoonóticas y las mordeduras.

Vale destacar que la situación económica de algunas familias tras la pandemia, ha obligado a abandonar a sus perros o descuidarlos en alimentación y atención veterinaria, ya que se trata de un costo que se suma a los del bolsillo ya castigado.

Además, en la mayoría de los casos, los perros deambulantes tienen dueño, por lo que debiera hacerse una buena campaña de concientización respecto al cuidado responsable de las mascotas, por lo que la participación de la comunidad en los programas de manejo de la población canina resulta indispensable para el éxito de cualquier iniciativa.

Las investigaciones también señalan que las matanzas son caras y poco efectivas. Está probado que puede ser que el tamaño y la densidad de la población de perros descienda inmediatamente después de una matanza, pero las cifras vuelven a aumentar rápidamente.

El sacrificio también puede tener un efecto negativo en la cobertura de vacunación antirrábica en sitios donde la matanza indiscriminada incluye perros saludables, vacunados y con dueño. Como los propietarios reemplazan a sus perros con cachorros pequeños que no han sido vacunados, la transmisión de enfermedades zoonóticas aumenta conforme desciende la inmunidad colectiva.

QUÉ SON LOS PROGRAMAS “HECHOS A MEDIDA”

Desde la organización internacional World Animal Protection promueven los programas multifacéticos de manejo de perros diseñados para abordar las preocupaciones externadas por la comunidad respecto a los perros que deambulan por las calles porque, dicen “ofrecen una alternativa ética y eficaz al sacrificio”.

Generalmente se trata de procesos que avanzan de manera gradual y que exigen un compromiso de largo plazo, porque si el programa se detiene, lo más probable es que reaparezcan los problemas generados por los perros sueltos.

Consideran que “lo primero que debe hacer un programa es determinar el origen de estos perros (sea que tengan dueño o no). Debe, también, determinar cuáles son los actores que han manifestado preocupación por los perros deambulantes y conocer el porqué de su interés”.

Además, deben existir de modo permanente campañas de concientización sobre el cuidado responsable de los animales.

Estos factores ofrecen un punto de referencia fundamental para definir cada uno de los pasos que deberá seguir el programa, incluyendo la supervisión (el monitoreo) y la evaluación.

Pero es indudable que para poder dar una solución consensuada se requiere de la participación de todos los actores en lo que podría plantearse como una comisión (que trabaje en serio) compuesto por una multiplicidad de actores de referencia con la problemática.

Un actor o parte interesada de un programa de manejo de la población canina es cualquiera persona o entidad que afecte a otros o se siente afectada por otros, por cuestiones relacionadas con la presencia de perros en la comunidad.

Al desarrollar el programa es importante identificar a estos actores y que las autoridades establezcan ese comité consultivo de partes interesadas.

Esta comisión deberá analizar y cuantificar el problema con apoyo de expertos externos.

Deberá, también, identificar las causas del problema, explorar la opinión pública en relación con los perros y proponer la aplicación de las medidas más eficaces, ya que se viene hablando de tema pero sin soluciones, por lo que debieran proyectarse objetivos tanto de corto como de largo plazo.

El manejo de la población canina suelta por las calles es un asunto multifactorial, y de ese modo exige la acción concertada de organizaciones que trabajan por el bienestar de los animales, de la ciudadanía y del medioambiente, encaja perfectamente en el concepto adelantado por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), el organismo intergubernamental encargado de mejorar la salud y el bienestar animal en el mundo.

Por eso es que todos los actores pertinentes deberían comprometerse activamente en el desarrollo de estrategias de manejo integrales y sostenibles.

Estas estrategias deben tomar en cuenta las características específicas de cada área y de cada país y ofrecer un enfoque claro y de aplicación gradual de cómo se van llevar a cabo la supervisión y la evaluación de los resultados.

Idealmente, la autoridad pública correspondiente debiera hacerse responsable de convocar a las partes interesadas para hacer la consulta, algo que hoy parece difícil de concretarse debido a la cerrazón del municipio en el debate de temas, pero urge generarlo de algún modo para no seguir transitando este camino de improvisaciones, en el cual lo que se intenta caratular como “accidente”, en verdad se trata de la indiferencia de la sociedad hacia un problema real.


Hacé click en el enlace https://issuu.com/semanariodejunin9/docs/semanario_225 y disfrutá de la mejor redacción. 




 

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