sábado 20 de abril de 2024

LOCALES | 21 sep 2017

inundaciones

Más humo sobre el agua

Llovieron 40 milímetros seguidos y el aparato político se movilizó como en un hormiguero buscando la forma de paliar las críticas, apelando una vez más a la herencia recibida y amplificando obras prácticamente inexistentes.


Por: OMAR MERAGLIA

Este 18 de septiembre se cumplieron tres años de la recordada frase "con esta inundación en Provincia, si fuera gobernadora no podría dormir", pronunciada –vaya destino- por la hoy gobernadora María Eugenia Vidal, quien ya lleva algo así como 600 días al frente del Ejecutivo bonaerense.

Para el productor agropecuario ya nada sirve, la taba le ha caído bien de culo. El presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), Matías De Velazco, aseguró días atrás que “gran parte del trigo y la cebada no se pudieron sembrar por la inundación, y estamos a un mes de iniciar la siembra de soja y maíz. Por eso desde Carbap hablamos de un piso de pérdida de US$ 1.500 millones en Buenos Aires y La Pampa”, al tiempo que consideró que “el productor está agobiado, en muchos casos con los brazos caídos. Hay algunos que han pasado varias inundaciones y no tienen ya esperanzas de que esto vaya a cambiar”.

En tanto, en Junín, el Intendente y su club de amigos del estado provincial, armaron días atrás una nueva puesta en escena, creyendo que se puede confiar en esta gestión hasta el infinito sólo porque hayan cumplido con algunas (pocas) promesas.

Y mientras el argumento del asfalto se le escapa como arena entre los dedos, Pablo Petrecca vuelve a utilizar su sonrisa más fotogénica y sus mentiras más descaradas afirmando que ya “hay una inversión récord en la provincia” al referirse a obras de hidráulica, aunque en contrapartida presente al subsecretario de Recursos Hídricos de la Nación, Pablo Bereciartua, y al ministro de Agroindustria bonaerense, Leonardo Sarquís,  acompañados de dos especialistas holandeses que son “expertos” en el manejo del agua. ¿Ya está la inversión o le preguntamos qué hacer a los holandeses?

Entonces, en consonancia con la Feria del Libro, nos intentan sumergir en el “Eterno Retorno”, ese  que proponían Nietzsche, Jorge Luis Borges, Herman Hesse o García Márquez.

Y los funcionarios bonaerenses y nuestro administrador local, nos hablan de épicos trabajos adornándolos con palabras edulcoradas.

Entonces, los medios aplaudidores enrojecen sus palmas cuando, casi a coro, Petrecca, Bereciartua y Sarquís aseguran que “el Gobierno nacional invertirá 1.000 millones de dólares en obras hídricas en el Río Salado”.

Al fin y al cabo una suma menor a la pérdida registrada por el sector (1.500 millones de dólares) en el presente período productivo y de la que daba cuenta el presidente de Carbap.

Y mienten descaradamente cuando hablan de que hay 53 obras en la provincia, contando las “montañas de tierra” que mandaron a construir a lo largo del canal que une las lagunas de Gómez y El Carpincho para ayudar a que la ciudad no se inunde cuando aún estamos bastante lejos de las precipitaciones acontecidas en 2001, la peor de todas.

Y uno se pregunta por qué creerle a los “expertos holandeses” que, con el agua al cuello, también alguna vez han traído desde Duhalde hasta Scioli, pasando por Solá y Ruckauf.

Por qué creerles (a los eternos nuevos) después de más de 600 días de gestión y miles de promesas de campaña que hay un futuro mejor si el futuro es el mismo desde hace más de 30 años.

Desde dónde se anima el Intendente municipal a hablar de un “cambio climático”, cuando cuenta también como partícipe necesario el actual sistema de producción agrícola fomentado –justamente- por el  ex Ceo de Monsanto que casualmente tenía a su lado y hoy es el ministro de Agroindustria y a quien ni se le mueve el bigote cuando afirma que “ya sabemos la problemática que tenemos y por tal motivo debemos ir en búsqueda de soluciones”, mientras el glifosato (y otros tantos agroquímicos) que se ocupó de vender para la multinacional corre a través del agua y se deposita en los más recónditos lugares de la provincia y en el cuerpo de sus habitantes.

Engañan cuando hablan de inundaciones históricas y sin embargo las precipitaciones caídas en Junín en los 12 meses que van desde septiembre de 2016 hasta agosto de 2017 suman 1.386 milímetros cuando la lluvia anual del 2001 fue de 1.778 mms, en tanto que en 2014 llovieron 1.519 mms, en 2015 fueron 1.388 mms y en todo el 2016 sumaron 1.023 mms.

¿O habrá que creer que hubo desidia por parte de quien debió convocar (el intendente) desde su asunción al Comité de cuenca y recién lo hizo acuciado por las presiones y con el agua desbordando todo el distrito?

¿En serio creen que se puede confiar en funcionarios que dicen que esta “es la forma de dar respuestas a tantos años de no hacer nada” y después de casi dos años de gestión se caen por el distrito con dos holandeses para que vean por dónde sacan el agua y de paso prueben una parrillada?

La desesperación del productor la pretenden acallar con más “humos sobre el agua” a sabiendas que desde hace 30 años les vienen con cuentos.

¿Acaso qué obras se pueden llevar a cabo con el agua al cuello? Las obras se hacen en seco, salvo salir corriendo a levantar montoncitos a la vera del canal después de un año y medio de “hacer la plancha” en materia de hidráulica?

¿Se puede creer en un Intendente que dice que se “está” haciendo una “inversión récord”, mientras los funcionarios provinciales hablan de las “próximas licitaciones”?

Al igual que anteriores administraciones, hasta ahora todo se trata de prometer (más aún frente a la proximidad de elecciones), siguen fallando en los tiempos verbales, desconocen la naturaleza de la cuestión y creen que los chacareros son ovejas que podrán ser guiadas por el buen pastor. Una película gastada de tantas repeticiones aunque cada uno proponga un nuevo “show del agua”.

Sin embargo, las certezas se logran a través de conocimiento y la convocatoria de quienes sí pueden aportar ayuda. Repetir discursos de memoria sin entender el contenido de los dichos, sólo está reservado a los mediocres y a los deshonestos.

EN 2001, LA ODISEA DEL AGUA

La inundación del 2001 fue una de las más graves ocurridas en la provincia de Buenos Aires. Al respecto, los especialistas Olga Eugenia Scarpati (Universidad Nacional de la Plata), Juan Alberto Forte Lay (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y Alberto Daniel Capriolo, también de la UNLP, llevaron a cabo un trabajo analizando dicho evento y haciendo hincapié en que “a partir de la década del '70 comienza un periodo húmedo con un aumento del régimen de precipitaciones, y en el período 1978-2001, el 80% de los desastres naturales que sucedieron en la Cuenca del Salado se debieron a inundaciones”.

La inundación en la cuenca del Río Salado del año 1993  afectó 14.500 productores y abarcó 6.500.000 ha, incluyendo el sistema de lagunas Encadenadas. El Ministerio de Producción estimó pérdidas por U$S 507 millones (Scarpati et al., 2002).

En el año 2000, ocurrió una breve inundación durante el mes de mayo (9 días) que afectó varias localidades. Si bien el evento no fue muy grave, las ráfagas de vientos que acompañaron las lluvias destruyeron tambos y cultivos.

En noviembre del año 2000, las lluvias provocaron el desborde de los ríos Salado y Quinto y de numerosos arroyos, dejando inundadas 1.852.000 ha y pérdidas estimadas en U$S 187 millones. Se debió declarar la Emergencia Agropecuaria y se cortaron las rutas 33, 188, 70, 66, 86, 78, 226 y 68.

Los especialistas consideraron que “por lo explicado, se debe considerar que la inundación del año 2001 fue más seria por los antecedentes del año 2000. Es interesante y muy importante tener en cuenta que el evento hidrológico del 2001 no estuvo relacionado con el fenómeno El Niño - Oscilación del Sur (ENOS). El ENOS presenta tres fases: El Niño, La Niña y Neutral y ejerce una fuerte influencia en los patrones de lluvias en la región pampeana, El Niño está asociado a mayor precipitación mientras que La Niña a menor precipitación y el año 2001 es clasificado como Neutral” .

La inundación del año 2001 comenzó en noviembre de 2000, con excesos de agua en el suelo de 400 y 500mm. Había 1.350.000 ha inundadas en el noroeste de la provincia.

Esta situación afectó más de 2.000.000 ha del noroeste bonaerense y más de tres mil kilómetros de caminos rurales cortados por las aguas.

El INTA señaló que como en octubre las lluvias se concentraron en la cuenca del Salado, se elevó el nivel del río en las cuencas media y baja hasta valores superiores a las cotas históricas máximas de 1985 y 1993. Por ello, a principio de noviembre se evidenció el escurrimiento de las aguas.

La investigación señala, además, que “el INTA previó la pérdida del 20% de la cosecha fina (trigo y cebada), la afección por plagas y enfermedades: hongos, roya y mancha amarilla y la falta de piso. Por ello, en algunas zonas se desistía de sembrar girasol y maíz”.

PROMESAS DEL PLAN MAESTRO

Por aquellos tiempos, la Subsecretaría de Recursos Hídricos anunció la apertura a licitación de cuatro obras del Plan Maestro de la Cuenca del Salado: el enlace de las lagunas La Picasa y La Salada, la canalización de la cañada Las Horquetas, la adecuación de la laguna Mar Chiquita y la regulación del sistema de las lagunas Gómez y Rocha.

Juntos, estos proyectos sumaban alrededor de U$S 101 millones. El gobierno bonaerense envió a la Legislatura provincial un proyecto para conformar un fondo hidráulico-agrícola con destino específico para obras de infraestructura en los sectores afectados por las inundaciones.

De aprobarse el fondo -que contaría con unos U$S 80 millones al año recaudados mediante un incremento de un dólar en las facturas de luz de usuarios de empresas concesionarias y cooperativas eléctricas- permitiría iniciar las obras del Plan Maestro en enero de 2002.

“El 6 de noviembre la severa amenaza de inundación en los cascos urbanos y la desesperación por sacar el agua marcó un pico de máxima tensión entre los distritos de Rivadavia y Trenque Lauquen. El conflicto se originó cuando más de mil vecinos, desoyendo el criterio de la Dirección Provincial de Saneamiento y Obras Hidráulicas, decidieron romper las compuertas de un canal y, de esa forma, derivar las aguas hacia el reservorio de Vidaña. La Municipalidad de Trenque Lauquen, pidió al Ministerio de Obras y Servicios Públicos (MOSP) provincial la reconstrucción de la compuerta abierta por los vecinos con picos y palas.

Para muchos juninenses aún debe estar fresco el recuerdo de que “el 11 de noviembre se abrieron grietas en las cintas asfálticas de los dos puentes que cruzan el río Salado -uno para cada mano-, haciéndolos intransitables, en el kilómetro 259 de la ruta nacional 7”, a la altura de nuestra ciudad.

Hasta ese momento, en ese lugar sólo se permitía el tránsito de vehículos livianos y camiones sin carga. Para detener los embates de la corriente se colocaron jaulas rellenas con piedras y cemento, pero no lograron detener las aguas, que ganaron el puente. Por eso se resolvió interrumpir el tránsito. Posteriormente se ubicaría el puente de hierro que permaneció allí algunos años.

Scarpati, Forte Lay y Capriolo, concluyen en que “las inundaciones en la provincia de Buenos Aires, según un informe oficial del gobierno bonaerense en 2001, tuvieron para el sector agropecuario pérdidas por U$S 700 millones y según los productores de las zonas afectadas una cifra mayor. Se debe considerar que no se tuvo en cuenta los gastos en movilidad de personas y maquinarias, que fue muy alto. Según los productores los perjuicios calculados integralmente, debían, por lo menos, duplicar la suma de la que hablaban las autoridades”.

Hoy todo parece ser aún más acuciantes, con mayores perjuicios hacia los productores como así también para los factores sociales que gobiernas la ruralidad.

Las promesas de ayer parecen confluir en las de hoy, mientras los pueblos desaparecen en manos de quienes no miran más que al agronegocio, como si estuviéramos frente a una nueva Conquista del Desierto donde los poderosos abaten a los “bárbaros” tal vez con una violencia más morigerada y solapada, aunque con la misma y salvaje ambición.

NOTA PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA DEL SÁBADO 16 DE SEPTIEMBRE 2017   

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