viernes 19 de abril de 2024

LOCALES | 20 sep 2017

EL PODER CURATIVO DE LA RISA

La Risa Sana: transformar el hospital en un ambiente de luz, color y alegría

La Risa Sana es un grupo de payasos de hospital que participa en las salas de internación pediátrica y de adultos buscando desdramatizar el ambiente hospitalario.


Por: LUCIANA CAMARERO

Con más de seis años en actividad y cotidianas visitas al Hospital Interzonal General de Agudos “Abraham Piñeyro” de Junín, La Risa Sana es un grupo de payasos voluntarios que ha sufrido variadas transformaciones.

Actualmente son un equipo de quince personas que se capacitan todo el tiempo para lograr un trabajo prolijo, respetuoso y cuidando siempre a cada paciente a través de la labor terapéutica.

Lejos de imaginar que esta organización daría sus frutos y que la gente rápidamente desearía sumarse como voluntarios, Roberto Cirbián, quien comenzó en 2012 a leerles cuentos a los niños que estaban internados en el HIGA, se emociona cada vez que visualiza el presente de La Risa Sana.

El fallecimiento de su pequeña hija lo impulsó a presentarle batalla al dolor, y fue así como empezó, primero solo -años después acompañado- a realizar las visitas que en sus inicios fueron sin caracterizarse como payaso.

En una charla con Semanario, Roberto explicó que se encuentran con situaciones en donde muchos niños y adultos no tienen ganas de que ellos realicen las intervenciones y que son totalmente aceptadas porque se trata de pacientes que muchas veces están muy angustiados y que han pasado por situaciones de suma complejidad.

“Hay que tener en claro que se va por el otro que está en una situación de vulnerabilidad y que necesita un montón de cosas. Dentro de ese todo, quizás nosotros algo podemos aportar, igualmente es específicamente con un objetivo terapéutico para desdramatizar la situación hospitalaria de internación. Así sea por un instante que esa persona se olvide, o se divierta, o darle lo que necesita, un abrazo, una mirada, una oreja”, agregó Nina Miguel, otra integrante de La Risa Sana.

“Muchos chicos están en el hospital, no pueden decir que no a la vacuna, a la medicación, a la extracción de sangre o lo que fuere. A nosotros sí nos pueden decir que no, nos pueden decir váyanse, y así nosotros lo recibimos, agradecemos y nos vamos. Porque estamos cumpliendo con nuestra función que es ser una herramienta para que el otro pueda estar un poco mejor. No siempre los hacemos reír porque no siempre necesitan reírse, no nos vamos a divertir”, aseguró Nina.

Tanto Roberto como Nina aclararon que algunas personas se acercan a La Risa Sana porque padecen algún problema personal y buscan subsanarlo con el voluntariado.

“Es fundamental -dijo la mujer- que uno esté entero y que lo personal y lo sentimental estén separados de esta actividad; hay que poder abstraerse lo más que se pueda de la situación porque nosotros vamos por el otro, no vamos a solucionar un problema nuestro”.

EN CONJUNTO, ES MEJOR

“Por supuesto que también necesitamos que los demás agentes de salud que trabajan en el hospital entiendan que nosotros somos una herramienta para ellos también. Por ejemplo, si una nena no se quiere levantar porque tiene miedo que le duela la operación y hasta que no se levante el médico no le dará el alta, con el doctor no se va a querer levantar pero con el payaso sí se pone a jugar a la escondida. Nos pasan estas cosas”, afirmó Nina.

Este trabajo requiere del compromiso constante y de evaluaciones insistentes, tal es así que cada vez que finalizan con las intervenciones del día, el grupo se reúne para ser evaluados por la psicóloga del equipo, quien les realiza una supervisión.

En esos encuentros cada uno cuenta qué le pasó, qué le impactó, qué le gustó y qué no, y qué sintieron. “Esto se hace para poder entender porqué uno se angustia, acá es donde entra lo subjetivo de cada uno, pero hay que comprender que la empatía es ponerse en el lugar del otro pero no quedarse, el sufrimiento es del otro. En el momento lo acompaño, lo comprendo y hago lo imposible por ayudarlo, pero el sufrimiento es de cada persona”, explica Nina.

A su vez, Roberto asegura que el equipo de payasos de hospital está preparado, por todas las capacitaciones que va haciendo y por las experiencias que ha tenido, a poder retirarse sutilmente ante cualquier situación en la que se sientan afectados en lo personal.

“Hay payasos que trabajan en duplas o en tríos, nunca vamos solos por una cuestión de cuidarse, además los juegos son más dinámicos. Y también está el ‘civil’, que es una persona que no va de payaso, que se encarga de ir a preguntar a los médicos cuáles son las situaciones de las personas, cuántos chicos hay, si se necesita alguna intervención en especial. El ‘civil’ se informa de todo eso abajo; arriba, una vez que ellos están preparados, les da alguna actividad para entrar en calor para que salgan de su persona y entren en su payaso”, afirmó Nina.

En su recorrida, los payasos de La Risa Sana se asoman a cada una de las salas. Una vez que ven que son bienvenidos, hablan con los padres para pedirles autorización para entrar. Y ahí sí se acercan a cada chico que los quiere recibir. Algunos padecen enfermedades severas que los mantienen postrados en sus camas y no pueden hablar. Otros duermen. Ellos respetan cada situación y no dialogan con quienes no quieren o no pueden tener contacto con ellos.

Esto fortalece y desafía cada accionar que este equipo realiza. “En su momento llevábamos revistas, globos, juguetes pero fuimos modificando y aprendiendo de cada capacitación. No solamente nos capacitamos en técnicas de payasos sino que también nos capacitamos en bioseguridad, y eso es muy importante para saber cómo cuidar al otro y a nosotros mismos. En la parte de adultos hay personas que tienen enfermedades infectocontagiosas. Hay que tener mucho cuidado con los objetos y lo que se toca”, contó Roberto.

Ante los casos de vulnerabilidad, estos tipos de cuidados parecen excesivos para el que lo ve de afuera. “Uno de los derechos es el derecho a la vida, si nosotros no tenemos esas precauciones estaríamos vulnerándolo”, expresó Nina.

A pesar de que ninguno de ellos cobra por lo que hace, siguen trabajando duro porque la convicción y la perseverancia es lo que los motiva. Ponen el cuerpo aunque no se den cuenta en el momento, aunque lo sienten cuando salen del hospital y vuelven a sus hogares.

“Yo no me doy cuenta que pongo el cuerpo; cuando voy pongo el corazón, las ganas, el deseo pero cuando terminamos cada participación y llego a mi casa, me acuesto porque vuelvo muy cansado físicamente. Pero no noto que haya ido a poner el cuerpo, noto que entendí que llevando todo eso que llevamos y esos dos minutos de alegría que tuvo el paciente, lo va a hacer sentir bien”, expresó Roberto.

ROMPIENDO ESTRUCTURAS

En tiempos donde todavía la ciencia tiene la última palabra es difícil poder lidiar contra ella, pero lo que también es cierto es que las emociones pueden jugar a favor o en contra cuando de enfermedades se trata.

La Risa Sana se encarga de romper las estructuras arraigadas y han ganado terreno gracias a la confianza que han generando durante todos estos años de trabajo colectivo. “Es verdad que la medicina tendría que ser un poco más humana, por así decirlo. Se ha comprobado que el paciente mejora cuando el ánimo está mejor. Nosotros hacemos siempre hincapié en el paciente pero también involucra a los familiares que están cuidando”.

En el ambiente hospitalario donde las reglas son claras y precisas -horarios de visitas, controles y chequeos diarios- es necesario reconocer que hay otros caminos que hacen posible que nuestra vida pueda tener sentido a pesar de estar pasando por situaciones complejas. Mientras el enojo nos pone más vulnerables y susceptibles, la risa ayuda a darle otra connotación a aquello que nos está afectando. La risa sana.

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