viernes 29 de marzo de 2024

OPINIÓN | 23 oct 2017

UNA LECTURA A CONTRAPELO

Mercenarios rurales

Un grupo de productores se encadenó en Córdoba en protesta porque no les dejan usar impunemente los agroquímicos. La comunicación agropecuaria ya no la maneja el Estado ni la dirigencia, sino las empresas de insumos. Hay que iniciar un debate con la sociedad en su conjunto.


Por: OMAR MERAGLIA

Lo que estaba a punto de explotar ya comienza a tener sus primera detonaciones. Las pruebas abrumadoras de la falta de control y el abuso de agroquímicos en los sistemas de producción nacional, dejan sin argumentos las posiciones esgrimidas por algunos grupos de productores o entidades del sector.

Sin embargo, es sabido que la comunicación agropecuaria no es manejada ni por los gobiernos, sean estos comunales, provinciales o nacional; ni tampoco por las entidades o agrupaciones de productores, sino que todo llega a través de los medios de comunicación cooptados por la publicidad de las empresas multinacionales.

Este mensaje, implementado hace al menos 30 o 40 años, apunta a adoptar sistemas productivos que resultan atentatorios contra el ambiente en toda su magnitud y por ende contra los habitantes de las zonas rurales en primer lugar, y luego a los consumidores.

La falacia de que hay una campaña de “ecologistas mesiánicos” cae por su propio peso cuando son los propios científicos y profesionales argentinos e internacionales, los que dan cuenta de los resultados de sus propios estudios acerca de los daños que está causando el descontrol del uso y abuso de productos químicos en la generación de alimentos para consumo animal y humano.

Por otra parte, el impulso mediático promovido por las compañías fabricantes de agroquímicos quiere hacer ver que se trata de que el sistema de cultivos no puede ser de otra manera, por lo que siguen adelante con esta sangría de productores chicos, la generación de pueblos fantasma y la contaminación de agua, tierra y aire.

Peor aún, tanto el Ministerio de Agroindustria de la Nación, como el bonaerense, cuentan entre sus filas a funcionarios de peso favorecedores de estas políticas diseñadas por las empresas extranjeras.

Resulta inverosímil observar por parte de productores y funcionarios cómo se prioriza la rentabilidad de un sector en particular, frente a la salud en general, habiendo otras alternativas que deben ser dignas de debate sin la extorsión publicitaria de por medio a cargo de grandes empresas.

EL CASO DIQUE CHICO

Días atrás, un grupo de productores se encadenaron en el ingreso de la comuna de Dique Chico, un pueblo a 14 kilómetros de Alta Gracia y a unos 40 de la capital provincial, reclamando contra la prohibición de aplicar agroquímicos que estudia el jefe comunal Nildo Pérez, de Unión por Córdoba.

Hace tiempo los vecinos denunciaron fumigaciones en campos cercanos al casco urbano y la polémica se reactualizó de nuevo ahora cuando empezaron a pedirle a Pérez que legisle sobre el tema.

Impulsan una "reconversión agroecológica" de las hectáreas que están fuera del radio de acción comunal, pero que serían alcanzadas si prospera la solicitud de ampliación del ejido urbano que se hizo.

Pérez prometió abrir una "mesa de diálogo" para que la ordenanza avance en una regulación que siga los lineamientos de los ministerios nacional y provincial en agricultura y del INTA.

En tanto, unos 80 productores, que se podrían considerar como “vecinos” del resto dijeron: "No queremos que se regule en función de las opiniones de los activistas o de los medios de comunicación", y entregaron un petitorio con 80 firmas.

El intendente, por otra parte, aseguró a medios de su localidad: "no estamos en contra del trabajo de la gente del campo, pero hay que legislar para que nos curemos en salud y evitemos posibles inconvenientes, antes que lamentar enfermedades después".

En tanto, desde la Multisectorial “Paren de Fumigarnos”, de Santa Fe, expresaron su total solidaridad con los vecinos autoconvocados de Dique Chico, Departamento Anisacate, provincia de Córdoba, que demandan dejar de ser envenenados con agrotóxicos así como con los representantes democráticos que los acompañan.

Dijeron que “resulta inconcebible la actitud patoteril de un minúsculo grupo de empresarios agrarios que en una puesta en escena mediática encadenándose a sus tractores pretenden colocarse por encima de la ley y la constitución pidiendo carta blanca para fumigar a mansalva, incluso a niños de escuelas cercanas”.

Finalmente afirmaron que “existiendo modelos de producción libres de agroquímicos que crecen y se expanden por todo el país por los comprobados daños a la salud y el ambiente generados por el modelo de agricultura tóxica, no solo en poblaciones cercanas sino también en los mismos empresarios, empleados rurales y sus familias, la cerrazón mental de un grupo de productores no es más que el resultado de campañas de propaganda, cursos y ‘demostraciones’ que les han hecho creer la fantasía de que se puede envenenar "con cuidado".

¿LOS CREA DESPIERTAN?

El encuentro tecnológico del Movimiento CREA que se llevó a cabo esta semana en el Estadio Orfeo de la ciudad de Córdoba impulsó precisamente el debate de nuevas ideas hacia futuro.

La exposición de analistas internacionales abrió paso precisamente a pensar en el medio ambiente de modo sustentable, cosa que no se hace en nuestro país.

Tal vez sea positivo que desde estos “Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola”, empiecen a aparecer los primeros signos de madurez ambiental.

De hecho, en la primera jornada del encuentro expusieron oradores internacionales y nacionales. Entre ellos, se destacó Traci Houpapa, empresaria líder del sector agropecuario que gestiona unos 140 establecimientos en Nueva Zelanda, los cuales en conjunto suman alrededor de 500.000 hectáreas. Houpapa expresó: “Vivimos en tiempos de cambios exponenciales donde la dinámica es lo continuo. Si no estamos en la máxima velocidad, vamos a quedarnos atrás. Se nos pide por parte del planeta que pensemos de una manera más amigable y sostenible y también se nos pide a los consumidores ver de qué manera se pueden ofrecer más alimentos saludables”.

“Los que trabajamos en el sector tenemos que generar oportunidades para los más jóvenes, de manera tal que puedan desarrollarse profesionalmente en nuestro ámbito”, señaló alertando además en que la ruralidad desde hace décadas ha sido excluyente de la juventud en cuanto a su arraigo.

¿Y POR CASA?

En materia ambiental, Junín sigue a la deriva. El intendente lee los discursos pero nadie cumple las consignas. Es claro que no los escriben, pero debieran tenerlos en cuenta.

Por caso, este año, en un encuentro denominado “Compromiso con nuestro ambiente”, Petrecca sostuvo: "estamos trabajando en poner una agenda verde en nuestra ciudad y que la comunidad pueda entender la importancia de este tema. Por no cuidarlo en otras épocas, ahora estamos sufriendo las consecuencias. Es importante que la sociedad lo entienda y que lo tenemos que realizar cada uno. El Estado tiene una gran responsabilidad, pero como ciudadanos tenemos la nuestra. Hay que cuidar el medio ambiente para no sufrir las consecuencias. Hay que aportar ideas y debates a esta temática".

Más allá de “tirar palos” hacia atrás, el jefe comunal no instaló ninguna “agenda verde” (así como tampoco se disfrazó de planta, felizmente) y a decir verdad, la comunidad “entiende” el tema a diferencia de los funcionarios comunales que no los entienden ni les importa, salvo algunas nimiedades mediáticas implementadas.

Las dudas acerca de las calidades del aire, tierra y agua en Junín, más allá de la contaminación de lagunas, disposición de residuos cloacales, fumigaciones y otros temas, siguen brillando por su ausencia no sólo en la municipalidad local, sino además en el Concejo Deliberante, como si no fuera de significativa importancia la salud de nuestra gente.

Tal vez no se quieran tocar intereses citadinos y cause preocupación que esos intereses aparezcan encadenados en el municipio, aunque sería preferible antes que sigan llegando enfermos a los hospitales.

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