viernes 19 de abril de 2024

LOCALES | 14 nov 2017

a un mes de su muerte

Jesús Luis Abdala: homenaje a un gran hombre

Jesús Luis Abdala no fue un hombre común y corriente, sino uno como pocos, de esos que se ven de vez en cuando. El recuerdo de su hijo Diego.


Por: Redacción Semanario

Quien más que él para guardar todo el archivo de su padre, celosamente cuidado, como si fuera un tesoro dentro de una caja fuerte.

No fue fácil encauzar esta nota con Diego Abdala (médico gastroenterólogo del Hospital Interzonal de Junín), hijo de Jesús Luis Abdala, recientemente fallecido.

Su estado anímico y su carga emocional, a raíz de la falta abrupta de su padre, nos regaló una entrevista lenta y extensa, pero muy completa y rica en anécdotas y enseñanzas, que enmarca un homenaje a este gran hombre luchador, padre todo terreno, y justicialista de pura cepa.

Jesús Luis Abdala no fue un hombre común y corriente, sino uno como pocos, de esos que se ven de vez en cuando.

Repasar su trayectoria nos compenetra en una rica historia de actos de heroísmo y desdichas, de necesidades y tristezas, pero también de logros y alegrías.

Fue y será un pedazo de la historia de Junín, junto a otros personajes soñadores que nos han marcado y dejado enseñanzas o huellas a lo largo del tiempo. Y que cargados de ideales, proyectos y convicciones soñaban con una sociedad y un país más justo, con la tan ansiada comunidad organizada para  lograr la felicidad del pueblo… principios esenciales  de la doctrina justicialista.

-Diego, ¿qué es lo primero que se te viene a la mente cuando ves la imagen de tu padre?

-En realidad, durante estos días de duelo, todos y cada una de las vivencias compartidas con mi padre desde mi infancia. Es como un rollo de película que va pasando rápido por mi mente, reflejando todos nuestros recuerdos compartidos. El siempre fue un gran papá: cariñoso, y afectivo… un papá todo terreno. En sí, estuve muy arraigado a mis dos padres y hermanos siempre. Mi viejo fue todo para mí: mi protector, mi maestro, mi amigo y mi guía… y hoy siento que me hace falta, lo extraño demasiado, y lloro por su ausencia.

-¿Qué recordás de su militancia justicialista?

-Mi padre abrazó al justicialismo desde los 14 años cuando llegó un gobierno que con su doctrina aplicaba la Justicia Social para todos los ciudadanos. Había trabajo y obras públicas permanentes. O sea, había progreso y bienestar. Para ese entonces, nuestro país había sufrido épocas infames de fraudes electorales, injusticia social y explotación laboral.

Siempre me contaba la anécdota del tren que iba para Chile y en el cual iban Perón y Evita, y que  paró en Junín. Los dos bajaron al andén y le tocaron la cabeza a mi padre y le obsequiaron  una pelota de goma roja a rayas blancas; a su amigo, que estaba al lado, le dieron una bicicleta.

Fue un doctrinario de la causa. Siempre decía que el justicialismo no era de derecha ni de izquierda, sino de centro. Por eso respetaba mucho los cuadros dirigenciales de las bases; y por eso respetaba a Isabel Perón, que fue electa democráticamente por el pueblo pero destituida por una dictadura militar. Jamás avaló ninguna fracción extremista y menos la violencia que las mismas generaban en los 70. Siempre fue un hombre pacífico. Tenía códigos y respeto por sus adversarios políticos dentro del justicialismo y de otros partidos.

También decía que nadie era dueño del justicialismo Nunca se corrompió por el poder y los cargos. Sostenía que los dirigentes debían renovarse permanentemente para que el justicialismo sea vanguardista, progresista y se vaya adaptando al cambio de los tiempos, como decían los mensajes del Gral. Perón que dejó en los años 70, y que en realidad son principios doctrinarios del PJ.  

-Y que él jamás abandonó, al punto de retirarse de la política en la década del 90.

-Lamentablemente, desde 1983 en adelante en Junín -y en general- ocurrió todo lo contario a sus principios, y es por eso que decidió alejarse en los 90 y no participar más en política.

En una de sus últimas charlas, hace unos meses, me dijo: “Diego, el justicialismo sufre lo que a todo partido le pasa antes de desaparecer: el ingreso de mentes corruptas y psicópatas que se adueñan de los espacios de participación o cargos directivos con el objetivo de destruir: la militancia, la participación del afiliado, los cuadros dirigenciales y las escuelas de conducción y adoctrinamiento”. Y entonces le pregunte con qué objetivo. “Con el de acumular poder y riqueza propia mediante la soberbia, la sicopatía del poder y la corrupción”, me respondió.

-¿Cómo resumirías la vida de tu padre?

-Mi viejo proviene de una humilde familia de inmigrantes sirios, a principios del siglo XX, pero dignas. Junto a sus padres (mis abuelos Iza Abdala y Nazha Garbe) y sus cuatrp hermanos (Sara Beatriz, Jorge Antonio, Nora Zulma y María del Carmen) se radicaron en el Barrio Las Morochas. Tuvieron una sexta hermana llamada Zulma, que falleció de meningitis a los 5.

Desde pequeño hizo de todo para sobrevivir y llevar dinero a sus padres. A los 7 años fue canillita, a los ocho lustrabotas; desde los 10 años y  hasta los 15 limpió tumbas en los cementerios junto a su hermano Antonio y sus primos hermanos Miguel y Titi Elías. A los 16 años trabajó de mozo en Mar del Plata, y a los 18 se marchó a trabajar a los pozos petrolíferos en Comodoro Rivadavia.

-Y después regresa a Junín para trabajar en ENCONTEL

-En 1961, y con 21 años, ingresa ya como mensajero a ENCONTEL (Empresa Nacional de Correos y Telecomunicaciones), luego pasa a cartero y después a Telegrafista, hasta llegar en 1970 al cargo máximo distrital de ENCOTEL Junín que, en ese entonces, dependía de la Seccional Mercedes.

-Y también comienza en esa época su actividad gremial y política

-Sus compañeros lo designaron Secretario General de la Asociación de Telegrafistas y Radiotelegrafistas de la República Argentina (AATRA) Seccional Junín, mientras que en la parte política fue designado Secretario General de la JP de la IV Sección Electoral. Como así también fue el principal fundador del desaparecido Club Comunicaciones de Junín en los años 70, que llegó a integrar la Liga Deportiva del Oeste.

-La dictadura lo detuvo cuando intervino el Correo, perdió el trabajo, estuvo detenido… ¿Cómo vivió esos hechos? ¿Qué recordás de esos años?

-Creo que mi padre a partir de ahí no fue el mismo. Noté que se sentía despojado y humillado en su condición humana y creo que eso lo marcó psicoemocionalmente para el resto de su vida. Pero jamás vivió del odio y la venganza. Siempre fue respetuoso y se bancó todo como un verdadero hombre, íntegro espiritualmente.

En agosto de 1978, dos jeep militares de los Cuarteles de Junín cayeron al Correo, entraron  a su despacho y le dijeron “Señor Abdala queda detenido, el correo está intervenido, ha cesado en todos sus cargos, debe acompañarnos. Estuvo detenido 30 días en la Comisaria 1° de Junín. Luego fue liberado pero ya despojado de todos sus cargos.

-Y se tuvo que ir de Junín

-Se marchó de manera triste a Buenos Aires a vivir de lo que sea. Le pidió a su primo hermano, el Dr. Miguel Elías, si lo dejaba habitar una casa vieja y destartalada que tenía en la triple esquina de -en ese entonces- Canning (hoy Scalabrini Ortiz), Gascón y Soler. Durante cuatro años trabajó de plomero, albañil, pintor, electricista, mientras hacía el curso de Martillero y Corredor Público, hasta graduarse.

-¿Y el contacto con ustedes, su familia, cómo se daba?

-El juntaba dinero y venía a Junín en tren para sostenernos, tanto a mí como a mi madre y hermana. Como la plata no alcanzaba, mi mamá hizo la carrera de enfermería e ingresó a trabajar al Sanatorio Junín, donde estuvo 20 años.

-En Capital comenzó a codearse con políticos y dirigentes de peso del PJ

-En su estadía en Buenos Aires conoció y “creó migas” con varios políticos del justicialismo, como Julián Licastro, Gabriel Labake, Evaristo Buezas (quien lo trajo a Junín en 1983 haciendo una gran cena en el club Los Indios), Ítalo Argentino Luder, José Luis Fernández Valoni, Chacho Álvarez y Germán Abdala, del famoso grupo de los 8.

En 1982 fundó la agrupación “Lealtad y Acción Revolucionaria”, que estaba ubicada en calle España 22, donde hoy está el edificio Puertas del Sol, apoyando la campaña presidencial de Luder y de la mano del ex diputado Nacional José Luis Fernández Valoni.

Ya en los 90, estuvo con el ex gobernador de Santa Fe Luis María Vernet, más adelante con Gustavo Beliz (armando Nueva Dirigencia), Saúl Ubaldini, el Momo Venegas y Néstor Kirchner, entre otros.

-Volviendo unos años atrás, ¿cómo fue el regreso de tu padre a Junín post dictadura militar?

-Con el advenimiento de la democracia mi padre se volvió a Junín pero ya sin ese entusiasmo de los 70, cuando yo lo veía permanentemente activo. Inauguró su inmobiliaria junto a Núñez y Mallea, pero a los pocos meses decidió retirarse porque no tenía ganas de seguir.

Desde 1983, hasta que concluyó su mandato Raúl Alfonsín, luchó por los pasillos del Ministerio de Trabajo, de Justicia y del Interior por su  reincorporación al Correo, de donde fue sacado por la dictadura, sin sumario previo y sin indemnización. Pero no logró su incorporación y entró en un cuadro de desánimo y tristeza que no sabía qué hacer de su vida. Y económicamente no andábamos bien.

Recién en 2003, la ANSeS le reconoció los 5 años perdidos por la dictadura, y le dieron su merecida jubilación.

-En ese contexto difícil le dijiste que querías ser médico. ¿Cómo reaccionó?

-Mi padre era de tirarse a la cama y pensar mucho mirando el techo. Así estaba una tarde de diciembre de 1986 cuando le dije: “papá quiero estudiar medicina”. Me miró, no asombrado, sino fijo y firme. Y me dijo: “¿estás seguro?”. “Sí -le dije- quiero ser médico”. “Bueno, Diego –me respondió– vos sabés que con el sueldo de mamá no vamos a poder, pero vos vas a ser médico”. Y no me dijo nada más.

-Te bancó los estudios haciendo tortas de trigo, ¿es cierto eso?

-El nunca había hecho tortas de trigo, sino que se las había visto hacer a su madre. Y como un león, en enero de 1987, sacó una parrilla negra y grande a la vereda, que era la que utilizaba mi abuela, y comenzó a hacer tortas de trigo. Lo que nunca pensó es que le salieran tan exquisitas, y que la gente se agolpara para comprarlas; no daba abasto. Todos los días, a la noche y durante 10 años, en la mítica vereda de Chile y Alsina, era un desfile de gente de todos los barrios de Junín que iban a saborear esas ricas tortas de trigo. Así, tanto mi madre en el Sanatorio y el león de mi padre, sostuvieron mi carrera.

-Tanto sacrificio tuvo su premio

-Mucho sacrificio, muchas necesidades y, a veces, tristezas. Pero todo eso se transformó en alegría y regocijo cuando me recibí. Mi madre no paraba de llorar en la puerta del Hospital de Niños de La Plata donde rendí pediatría, la última materia.

Mi padre sintió que había cumplido su objetivo y, agotado después de tantos años de sacrificio, decidió dejar de hacer tortas de trigo.

-¿Tu viejo fue un héroe para vos?

-Creo que todo lo relatado repercutió en mí a lo largo de mi vida desde mi infancia, como estudiante y como médico, y lo llevaré en mi corazón. Desde su pobreza digna me enseñó valores, decencia, dignidad, honestidad, esfuerzo, respeto, lucha… me enseñó a ser fuerte, a saber defenderme, me dio estudio, me enseñó que el trabajo dignifica, y a no quedarme con lo que no me corresponde. Me dio todo, sin nada material, sino con ejemplos, conductas, sacrificio y mucho trabajo.

Muchas veces recuerdo las necesidades, los sacrificios y las penurias que pasamos juntos, y lo veo como una alegría que baña a mi alma y mi corazón. Mi padre, ante las adversidades de la vida, ponía fuerza y garra, entonces le sonreía a la vida;  así enfrentaba las situaciones adversas. Por todo lo que hizo, sin nada, digo que mi padre es mi héroe. Lo tuve más de diez años conmigo. Lo cuidé hasta donde más pude. Y creo que cumplí. Si bien estoy con mucha tristeza... estoy en paz también.

Mi viejo fue un buen tipo, no se quedó con nada de nadie y me enseñó a no quedarme con nada que no me corresponda. Como político fue incorruptible, idealista y soñador. Un tipo sano. Por todo esto quiero que el ejemplo de mi padre, nacido desde la humildad y la dignidad, sirva de modelo a otros padres para que les trasmitan a sus hijos el sentido de la dignidad, el amor a los hijos, el significado de la honradez, la importancia de la educación, el valor de la palabra y el culto del trabajo.

-¿Cómo te sentís?

-Sé que hay miles de padres que se nos van a diario de manera repentina o de manera postrante y padeciente. Hoy le llegó el turno a mi padre. Es el golpe más tremendo de mi vida. La verdad es que lo extraño enormemente. Me cuesta creer que no voy a verlo más o a tenerlo a mi lado. Nunca pensé que se iba a ir de esta manera tan abrupta. Hoy sufro de angustias y muchas veces me invade el llanto. Pero sé que todo pasará.

-¿Vas a publicar el libro de Jesús Luis Abdala?

-Sí, desde ya. Está corregido, compaginado, editado y listo para su impresión, pero pasó lo que pasó. Un trabajo de investigación muy responsable y serio que hizo mi padre sobre el lugar de nacimiento de Evita. El se lo dedica a sus nietos, y yo, además, se lo voy a dedicar a todos los compañeros justicialistas de Junín.

NOTA PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA DEL SÁBADO 4 DE NOVIEMBRE 2017   

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