viernes 19 de abril de 2024

CULTURA | 18 nov 2017

JUNÍN TIENEN QUIEN LE ESCRIBA

"Nota del 14 de abril", de Emilio Rafael Morano

En Semanario tenemos la intención de divulgar nuevas (y también experimentadas) voces de la literatura local, y en ese desafío, que inauguramos tres números atrás, hoy te presentamos un relato breve de Emilio Rafael Morano (“Nota del 14 de abril”) y una poesía del mismo autor, que el 22 de noviembre presentará el libro "Cuentos de mala muerte y otras cercanías".


Lo que sigue carece de contenido concreto, la terminología es vulgar, los planteos son ficticios y los argumentos indemostrables. Su valor comprobado es la brevedad. Parece la copia en mimeógrafo de una foto verdadera.

Hallándonos en circunstancia de recuerdos en público, con homenajes y festejos, conviene a la cotidiana estética la elección de fechas de alumbramiento. Eso incluye necesariamente, en el caso de personas, el cálculo aproximado de su engendramiento, infinitamente más meritorio y creíble que aquel acto final, fortuito, impiadoso y necesario, cual ha sido siempre la muerte.

Cernido el asunto de este modo, vivaremos el instante en el que han confluido dos torbellinos de sangre y el celo amoroso para que uno que no era, se agregue al mundo contable.

En el tiempo que a este le tocare transitar sobre el escenario mundano, producirá inexorablemente una extensa y variable cantidad de eventos. También creará de la nada, color y movimiento.

Permanecemos por ahora en la era de la mortalidad.

Sin embargo, esta época, que incluye el fin, tal vez desaparezca en un futuro que no será nuestro.

Cambiarán entonces todos los modos del hacer humano y Eros perderá vertiginosamente su actual cotización.

Estemos hoy agradecidos al usufructuar el amor y también la muerte, con el modo familiar que aún nos sigue conviniendo.

No desaprovecharé esta ocasión para aclamar mi alegría intransferible por haberme ocurrido nacer. Que alguien sepa, no existe todavía conjuro que dilapide los misterios del querer y de la finitud.

Cuando ello acontezca, seguramente confundirán los hombres a la inmortalidad con la felicidad, ya no los atraerá el amor, se volverán más tontos y despreciarán el arte.

 

El Cóndor y La Estrella

Ella llevaba un tocado púrpura

y parecía reclinada en su brazo

con tersura de porcelana.

Él, al otro lado de aquella luz,

calzaba un sombrero azul

que brillaba en reflejos marmóreos.

En medio de ambos la luz roja resplandecía

desgranándose en todo el recinto.

Se veían como dos seres inmóviles

en el escenario de un titiritero

antes de iniciar un acto amoroso de pacotilla.

Todo con el más absoluto silenio

sobre ese fondo indefinido tapizado de alfombras.

 

Por debajo de ambos, una tarima gris

hace de cama y de escenario.

Más abajo aún, un balcón de plástico,

luego la oscuridad

las ventanillas y el camino.

Puedo, a veces, ver estas cosas

en el dispensador con dos canillas

de color púrpura y azul

y la luz roja de encendido

para el café.

Algo así es mi viaje en ómnibus.

 

Perfil

Emilio Rafael Morano nació en Junín en 1955. Es psicólogo y ejerce su profesión. En 2004 publicó su libro de poesías "El migrante". El 22 de noviembre próximo presentará su segundo libro "Cuentos de mala muerte y otras cercanías", que reúne cuentos y poesías.

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