jueves 25 de abril de 2024

LOCALES | 7 dic 2017

mano a mano con Semanario

Oscar Farías, entre la causa mapuche, la interna peronista y los derechos humanos


Por: LUCIANO CANAPARO

Militante del peronismo desde mediados de los 80’s, fue titular de la secretaría de Derechos Humanos durante la gestión meonista y uno de los impulsores de los juicios de lesa humanidad que investigó la represión genocida en Junín.

Surgido de las entrañas del peronismo, Oscar Farías se reconoce a sí mismo como militante social y político, y se para junto a los procesos sociales emergentes para dar pelea desde abajo.

El hombre, que dio sus primeros pasos en la política durante la primavera alfonsinista, cree que es momento de retornar de manera urgente a las bases y acompañar a los sectores más desprotegidos frente al avasallamiento del gobierno de Mauricio Macri.

A comienzos de 2016, Pablo Petrecca lo echó de Ferrocarriles Argentinos, donde cumplía funciones como Delegado de Relaciones Institucionales de la ADIF (Administración de Infraestructura Ferroviaria).

En una entrevista con SEMANARIO, Farías discute la conformación de la lista que conducirá los destinos del PJ local (“no podemos hablar de una lista de consenso ni de unidad”, aclara); reflexiona sobre la causa mapuche (“somos contestatarios pero no violentos”, afirma), y repasa las novedades de la investigación sobre la complicidad civil en la última dictadura militar (“los derechos humanos son siempre una herida pendiente”).

INTERNA PERONISTA

-En las últimas semanas, en el seno del PJ, se desató un conflicto dialéctico sobre la conformación de la lista que se hará cargo del Partido

-Desde el sentimiento doctrinario peronista, cuando se habla del Consejo de Partido y de autoridades partidarias, lo diferenciamos de las candidaturas y elecciones legislativas y ejecutivas, donde sí tenemos que ser amplios y generosos. A través de su historia, el justicialismo ha incorporado gente del conservadurismo popular y demócrata. En Junín, porejemplo, hubo frentes con Benito Eguren, con la democracia cristiana, Unidad Ciudadana, Frente para la Victoria, sectores del sabatellismo, radicalismo, socialismo y con desprendimiento del comunismo… siempre hubo un espíritu frentista.

Pero cuando se trata de autoridades partidarias, somos celosos y creemos que debe ser mucho más pragmático, doctrinario y mucho más participativo. Hay compañeros que militan en el anonimato, ex legisladores y funcionarios, agrupaciones que están teniendo un trabajo en el territorio, que deben formar parte de la nueva realidad del PJ.

-¿Se necesita renovación o reconstrucción?

-Se habla de unidad y renovación, pero unidad no significa lista única. La renovación la encabezó Antonio Cafiero en su momento. Hoy el peronismo está en una etapa de reconstrucción, después del daño que se le ha hecho, por errores dentro y fuera del Ejecutivo. Terminamos con elecciones en las que el presidente del PJ bonaerense encabezó la lista de otro partido... hay muchas incoherencias.

En el caso de Junín, el candidato a presidente es un compañero de La Cámpora, Lautaro Mazzutti; y encabeza la nómina de congresales un compañero de Kolina, Gustavo Traverso… justamente los protagonistas de los últimos fracasos en materia electoral, en los últimos años.

Nosotros considerábamos que la lista debía ser integrada con más actores militantes. Había un sector desprendido del romerismo, por qué no el mismo Oscar Romero y otros compañeros que militan, formando parte de esta extensa riqueza del movimiento, que tienen que ver con la historia y la realidad de hoy. Si todos esos sectores quedaron afuera, no podemos hablar de una lista de consenso ni de unidad.

-Entonces, ¿qué PJ creés que tendrá el afiliado?

-Esta lista de La Cámpora tendrá la legitimidad de lo legal, pero no va a tener representatividad genuina del afiliado peronista, que no se sentirá representado por esos dirigentes que no nos consultaron en ningún momento.

-¿Cuáles los límites a la hora de conformar la lista?

-Nosotros queríamos encabezar la lista de congresales, porque considerábamos que si La Cámpora presidía, debía haber alguien con identidad peronista. Que no tenía que ser Oscar Farías; podía ser Azil, Cure, Rubini, Aguilar, Blasi, Vozzi… cualquier compañero con  una trayectoria dentro del justicialismo para que se diera ese nivelar entre juventud y gente con experiencia. Hay viejos de 20 y jóvenes de 50, como decía el General Perón; la edad no tiene nada que ver cuando se pretende una renovación.

Además, queremos que el PJ vuelva a cumplir ese rol de unidad básica de la sociedad, que represente los sectores medios, la industria, al pequeño productor agropecuario, el trabajo y los que están fuera del sistema, como fue históricamente. Hoy tenemos que estar todos para construir una nueva mayoría.

Han cambiado el concepto tradicional del peronismo, porque tienen jefes y en el peronismo no hay jefes. Es mejor persuadir que mandar, decía Perón. El peronismo tiene conductores y líderes, no jefes ni jefas.

Hoy no veo a Massa, Moyano, Bossio o Solá sumándose a Unidad Ciudadana, ni al FpV, porque los echaron, sí veo a estos sectores volviendo al justicialismo. Siempre hubo espíritu frentista, pero no se puede tratar, como hizo CFK, al PJ a la altura del partido de Heller o Sabatella, cuando siempre fue la columna vertebral. Y debemos volver a eso, porque cuando el país se prendía fuego en el 2001, el justicialismo fue el encargado de poner un poco de normalidad e institucionalidad, ordenando otra vez al país y pariendo un hombre como Néstor Kirchner.

CAUSA MAPUCHE

Además de integrante de la comunidad mapuche Nahuel Payún, Oscar Farías es Werken (mensajero) de la Confederación Mapuche-Rankulche de la provincia de Buenos Aires, integrante del Consejo Indígena de Buenos Aires (CIBA) y titular de la Cátedra Libre de los Pueblos Originarios que se dicta en la UNNOBA.

-Sobre el tema mapuche, foco de debate en la sociedad y en los medios, ¿cuál es tu opinión?

-Nosotros, como comunidad de Junín, integramos el Consejo Indígena de Buenos Aires, que sesionó hace pocos días en Junín, y nos reunimos con el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Santiago Cantón, a quien exteriorizamos la preocupación desde nuestro pueblo originario mapuche-tehuelche sobre lo que está pasando en el sur y acá.

Cuando estalló el caso Maldonado, también una  hermana de Bahía Blanca fue cascoteada, panfleteada, amenazada… Pero cuando hay una manipulación de los sectores concentrados en los medios de comunicación, se cambia la mentalidad de la gente y empieza a salir la discriminación, de la que somos víctimas.

Este fin de semana vamos a realizar la Fiesta Nacional del Poncho Mapuche en Los Toldos, y vimos en las redes sociales una estigmatización hacia nosotros. Mostramos esta preocupación y nuestra lucha, que tal vez no es la misma que en el sur porque nosotros vamos a la Justicia, debatimos los problemas, somos contestatarios pero no violentos, aunque respetamos a cada comunidad y sus posturas. Así que nos solidarizamos y denunciamos a un Estado que dice haber estado en un enfrentamiento con mapuches, y nos deja muertos. Parece que estuvieran combatiendo a un extranjero que vino a invadir territorio nacional, cuando se matan argentinos. Nosotros tenemos nuestras autoridades, somos una Nación dentro de un Estado, pero esto no quiere decir que no estemos sujetos a derecho.

-El problema central es la tierra…

-Nosotros tenemos en este momento más de tres mil hermanos judicializados, que son coyas, QOM, diaguita calchaquí, mapuches tehuelches… con conflictos de territorio en distintas provincias. Y con varios muertos, porque no hay nada para agradecer a la década pasada… la sociedad argentina se enoja con un grupo de hermanos que viene a recuperar lo que le pertenece ancestralmente en una parte de bosques en territorio nacional y no les molesta las 70 mil hectáreas de Benneton. Acá nos quieren enfrentar entre nosotros…

En el último caso (el asesinato del joven Rafael Nahuel a manos de la Prefectura), los efectivos entraron antes que el juez y dispararon contra un hermano, porque hablan de enfrentamiento y lo único que se encontró fueron elementos de labranza. No se puede mentir tanto.

-Pero las imágenes de personas encapuchadas, armadas, tampoco se pueden esconder

-Nosotros no nos identificamos con esos métodos violentos, porque no son procedimientos de nuestra cultura. Y tampoco se puede decir que los ancianos en el sur están avalando estos actos, porque el pueblo mapuche es aguerrido, no violento.

-¿Cuál debería ser el método para recuperar las tierras?

-Lo decide cada comunidad. Hay hermanas de entre 60 y 75 años que hace poco visitaron Los Toldos, y que salen a la noche con sus perros, en una comunidad en los cerros del sur, a luchar contra los peones que mandan los chacareros para correr alambrados. Ellos van desenterrando y devolviendo lo que les corresponde.

La lucha es legítima. Nosotros necesitamos reparación histórica y cualquier pueblo necesita un espacio territorial para vivir, no tiene concepto de propiedad privada sino de tierra como madre naturaleza para desarrollar su espiritualidad; el mapuche es sencillo, puro, tiene concepto de tierra no de territorio.

-¿Personalmente, sufriste algún tipo de agravio?

-Los dirigentes peronistas locales, cuando yo no estoy, me dicen “el indio”. A mí me gustaría que me lo digan en la cara, porque me siento orgulloso de ser originario. Me he enterado que Gustavo Traverso es uno de los que me llama así, una lástima porque estamos orgullosos de lo que somos, no renegamos de nuestra identidad.

Cuando era chico mi madre trabajaba como empleada doméstica y mi padre era empleado de comercio, y nosotros en las horas libres íbamos a cuidar coches al cementerio y a limpiar sepulturas y lustrar placas. En esa época, una maestra tuvo una fuerte discriminación porque me dijo que me debía cortar el pelo porque me parecía al indio Tupac Amaru, poniéndome afuera en penitencia. Pelo duro, muerto de hambre, fueron todas cosas que escuché…  En la década del ‘90 la policía me paraba, me decían indio o negro de mierda.

-¿Nunca reaccionaste?

-Nosotros estamos acostumbrados a escuchar a las abuelas que dicen que no hay que tener una reacción violenta, sino recordar el sonido de esa voz y convivir con lo que hace mal. El oído después se acostumbra y se puede convivir con eso y superarse.

CAUSA JUNIN II

A diez años del comienzo de los primeros juicios orales de lesa humanidad, reactivados luego del período de impunidad de las leyes de obediencia debida, punto final y los indultos de Menem, Oscar Farías, ex director municipal de Derechos Humanos, manifestó su satisfacción por la decisión de la Cámara Federal de localizar en Junín el proceso judicial contra los civiles locales que colaboraron con el plan de represión y terrorismo de estado que instauró la última dictadura militar en el país entre los años 1976 y 1983.

-¿Qué novedades hay sobre la causa residual de Junín?

-De los Juicios por la Verdad había quedado una causa residual con los testimonios de las últimas audiencias, y se conformó una causa en el Juzgado Federal. El juez Héctor Pedro Plou armó otra causa nueva, las dos fueron a la Cámara Capital y a La Plata, en un hecho acertado porque cuando nosotros presentamos la denuncia en el 2007 él sentó jurisprudencia.

El año pasado hicimos contacto con algunos abogados de la Secretaría de Derechos Humanos, pero después no los vimos más; con la fiscal tenemos relación más fluida cada vez que hay un nuevo testimonio. Estamos haciendo un trabajo silencioso, acercando elementos probatorios para que se investigue. También se analiza la exhumación de victimas de aquella época.

-¿La investigación se centra solo en la participación de civiles en la dictadura o también sobre otros actores?

-Se está investigando la complicidad de civiles, grupos de tareas, integrantes de fuerzas de seguridad que participaron... Todos estos no fueron juzgados en el juicio anterior, y queremos hacerlo ahora, aunque no sabemos el tiempo que nos llevará.

Criticamos y nos preocupa la tardanza en los tiempos, para resolver determinadas cosas, y los derechos humanos son siempre una herida pendiente, hay que reparar. Hay que estar orgullosos de estar en un estado democrático y de derecho, que juzgue el estado represor, delincuentes que usurparon el poder. Deben estar presos en cárceles comunes, sin los beneficios que se dieron a detenidos en Junín.

-Con el nuevo gobierno al frente de la ciudad, la oficina de DDHH perdió el rumbo y al día de hoy no tiene titular a cargo. ¿Qué opinás?

-A este Intendente (Pablo Petrecca) no le interesa la temática. Yo fui el primer director en Junín, pero igualmente la última etapa de Mario Meoni había puesto a un pastor evangelista que no tenía nada que ver. En su última parte de gobierno, estuvo Alejandro Franco, un psicólogo ajeno a la temática. No hubo voluntad política nunca, porque el funcionario le da el perfil a la gestión.

NOTA PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA DEL SÁBADO 2 DE DICIEMBRE 2017   

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