jueves 28 de marzo de 2024

OPINIÓN | 8 dic 2017

enfoque

Milanés, Maldonado y el jovencito mapuche

“La vida no vale nada, si ignoro que el asesino cogió por otro camino y prepara otra celada”


Por: OMAR MERAGLIA

La música, al igual que los aromas, despiertan recuerdos y situaciones.

Por estas horas, y por alguna justa razón, tengo como un reflujo cerebral que me acerca la poesía de Pablo Milanés.

Y más que nada cuando afirma que “la vida no vale nada, si yo me quedo sentado, después que he visto y soñado que en todas partes me llaman”.

Y que repite que “la vida no vale nada cuando otros se están matando y yo sigo aquí cantando cual si no pasara nada”.

Y en el transcurrir de la letra se refrescan vivencias idas de una juventud propia plena de autoritarismo.

Autoritarismo que parece querer regresar acompañado del silencio cómplice de quienes se han hecho dueños de la democracia.

Y Santiago Maldonado se ahoga sin ayuda en medio de una corrida de gendarmes amparados por la represión legalizada y un joven apenas mayor de edad es cazado por un grupo de prefectos.

Casual y paradójicamente los mismos gendarmes y prefectos que en 2012, frente a sus dependencias en casi todo el país, reclamaban “el sueldo no se toca”. Levantamiento en el cual, felizmente, no hubo bajas.

“La vida no vale nada si escucho un grito mortal y no es capaz de tocar mi corazón que se apaga”.

Y se apaga el pensamiento criterioso y surge el odio y se mezclan las situaciones y hay quienes buscan argumentos para fogonear luchas intestinas comparando en una “mélange” psicótica una guerra de cotillón entre un Estado marchito por sus fracasos económicos y un puñado de originarios.

Y vuelve el trovador recordando que: “La vida no vale nada, si ignoro que el asesino cogió por otro camino y prepara otra celada”.

Y entiendo entonces que las diferencias que produjeron la inusitada contienda que revive otras ancestrales y tan sangrientas (porque a la hora de morir por ambiciones desmedidas es lo mismo uno que cien) épocas colonialistas, se debe a que para este particular Estado que tenemos, las tierras ocupadas tienen valor inmobiliario y desde el lado mapuche hay un valor cultural y espiritual y precisamente, esa valoración nos excede.

Y como del lado del Estado están las armas y el relato del más fuerte, el poeta finalmente nos alerta en sus dichos:

“La vida no vale nada, si se sorprende a otro hermano cuando supe de antemano lo que se le preparaba”.

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