jueves 18 de abril de 2024

LOCALES | 21 dic 2017

medio ambiente tóxico

¿Quién se animará a defender al glifosato en la ciudad de Junín?

La ordenanza, que causó revuelo en Rosario, se aprobó en Paraná y espera su turno en Gualeguaychú, corre como un reguero de pólvora en el interior a pesar de la presión que ejercen las multinacionales que ganan dinero con el herbicida. Ya hay ediles juninenses que estudian su presentación en las sesiones de 2018.


Por: OMAR MERAGLIA

“Rosario siempre estuvo cerca”, dice Fito Páez y en Junín es tal cual. La populosa ciudad santafesina resulta para muchos casi vecina, por amigos, trabajo, estudio, comercio u otras cuestiones.

Hace poco menos de un mes los concejales rosarinos se animaron a votar una ordenanza prohibiendo el uso del glifosato en el ejido urbano.

Hoy día las poblaciones están condenadas a la enfermedad en virtud del uso de agroquímicos variados y de gran peligro que se encuentran en el agua, el aire, la tierra y los alimentos de todo origen. En este sentido, el glifosato resulta un símbolo característico de esta agricultura contaminante por la cantidad de litros que se utilizan en los cultivos. Pero sin dudas hay otros más peligrosos y prohibidos pero que nadie controla.

Lo ideal sería debatir y legislar sobre el control, uso y abuso de éste y otros productos, pero lo logrado en Rosario abre una brecha por la cual se podría llegar a una disminución en el uso, propender a prácticas no contaminantes y controlar efectivamente las prohibiciones castigando a quienes están atentando contra la vida de la gente.

El glifosato no es más que la parte visible del iceberg y por debajo existen una masa inmensa de otros tóxicos más dañinos por ese motivo es que Rosario marca un hito para tomar en serio la cuestión, dejando al descubierto la presión empresarial de los fabricantes de insumos.

MATADOR

El glifosato es un herbicida que mata prácticamente todo vestigio de vida vegetal y está probado que causa alteraciones en la vida animal, incluyendo la humana.

Estas alteraciones pueden afectar de distinto modo, con la posibilidad de causar cáncer, entre otras complicaciones respiratorias o dermatológicas.

La aparición de estas patologías en poblaciones rurales está siendo investigada -entre otros- por los denominados “campamentos sanitarios” que se instalan en distintas localidades del país.

Los campamentos sanitarios son relevamientos a cargo de especialistas de la salud quienes buscan determinar la incidencia de agroquímicos en el organismo de sus habitantes y la posible afectación.

En sus inicios, los fabricantes aseguraban a los usuarios del producto que, tras tocar el suelo, el glifosato se transformaba en una materia inerte que no tenía ningún efecto salvo en la planta que había tocado.

Hoy hay centenares de trabajos científicos nacionales e internacionales –la mayoría de ámbitos públicos- que dan cuenta de los daños que causa y puede causar el glifosato en la flora y fauna autóctona y en las poblaciones rurales y urbanas.

Esta incidencia en las zonas urbanas está dada por el uso indiscriminado en áreas rurales cercanas a las ciudades, la contaminación del agua y del aire.

Asimismo, y lo que resulta perjudicial en los sectores citadinos, es que los municipios, para ahorrar mano de obra en el corte del césped, está fumigando con herbicidas sin importarles (ni interesarse) por los probables efectos que podrían causar en la población.

En Junín, ya hay denuncias dando cuenta del uso de herbicidas en terrenos que pertenecían a los ferrocarriles y que a pesar de su cercanía con viviendas, escuelas y guarderías, se habría estado fumigando con el producto “estrella” de la multinacional Monsanto y que lleva el nombre de fantasía de “Round Up” formulado en base a glifosato.

El hecho de por sí resulta de gravedad extrema porque se suma a los escasos controles que se efectúan respecto al uso de agroquímicos en general y a la liviandad con que el Concejo Deliberante ha regulado las fumigaciones en nuestro distrito, con una denominada “franja verde” de 500 metros para las fumigaciones aéreas que, en virtud de las investigaciones, ya ha quedado perimida y es merecedora de un nuevo debate.

Resulta cínico al extremo chocarnos los fines de semana con coloridos carteles que dan cuenta de “calles saludables” cuando a pocos metros se estuvo rociando con agroquímicos que atentan precisamente contra lo que se pregona.

Mucho más patético aún fue la eco-fest del pasado fin de semana, donde la ecología y el medio ambiente se banalizaron profundamente.

Algo para sorprenderse si no fuera porque este gobierno nos tiene acostumbrados a la banalización de temas importantes, como por caso la discapacidad, la seguridad vial, el fomento deportivo y turístico, la seguridad vial y, sin dudas, el medio ambiente.

Lamentablemente, Pablo Petrecca tiene entre sus filas a personajes que prefieren despreciar el reclamo de los grupos ambientalistas locales y foráneos antes que debatir los efectos de la contaminación sobre la calidad de vida de los juninenses.

Sin embargo, el próximo año el Concejo Deliberante deberá ser una caja de resonancia sobre estas cuestiones a fuerza de que la salud poblacional, como ha quedado demostrado hasta ahora, le importe poco y nada al Intendente.

Aun así ya hay ediles comprometidos a abordar esta temática en las sesiones 2018 -incluso algunos de extracción oficialista- que no querrían quedar adosados a esta “desidia ambiental” que muestra Petrecca en su gestión y que no es más que una seguidilla a lo hecho (o no hecho) por Abel Miguel y Mario Meoni.

Ordenanza rosarina

Aun hoy persisten en Rosario profundas diferencias sobre la aplicación de la ordenanza que prohíbe el uso del glifosato en la ciudad.

La intendente no se animó a vetarla, pero hizo una intervención con otro proyecto del Ejecutivo para sacarla de circulación teniendo en cuenta la fuerte presión por parte de los grupos que se benefician con el agronegocio en perjuicio de la salud poblacional.

En medio de una maraña leguleya y burocrática sigue vigente la ordenanza por la que se  “prohíbe en todo el ejido de la ciudad de Rosario la utilización y aplicación del herbicida glifosato en todas sus variantes, tanto para uso agronómico como así también para espacios públicos y jardines particulares”.

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