viernes 19 de abril de 2024

CULTURA | 15 ene 2018

UN CLÁSICO DE LA MÚSICA TROPICAL

Mary La Dulce, símbolo de ritmo, pasión, dulzura y amor

A los 8 años cantaba en el coro de la escuela y a los 12, ya instalada en Junín, comenzó a forjar su carrera como ícono femenino de la cumbia popular latina. Con más de 30 discos grabados y más de cuatro décadas de giras, escenarios y aplausos, se ganó un lugar en el ambiente artístico.


Por: LUCIANA CAMARERO

Con más de 45 años de trayectoria, Mary Estela Cardoso, conocida popularmente como “Mary La Dulce”, siempre soñó con cantar. Recuerda que, frente a un espejo, imaginaba su vida arriba de los escenarios recibiendo la ovación del público.

Heredó de su padre tanguero el don por el canto, aunque se inclinó por la cumbia popular latina, un género que la llevó a subirse a diferentes escenarios y a conocer   grandes artistas de la talla de Rodrigo Bueno, Pocho La Pantera, Valeria Lynch, Sandro y María Marta Serra Lima, entre tantos otros.

Con una vida agitada por las giras, Mary tuvo que resignar fiestas y agasajos familiares, aunque sin renegar: le apasiona trabajar de lo que tanto anheló desde muy chica.

En su casa, donde Mary recibió a Semanario, también funciona una radio, su otra pasión. “La Dulce”, como su público la bautizó, también tuvo que soportar algunos tragos amargos como el fallecimiento de su esposo Román, su fiel compañero, hace dos años.

-Comenzaste a los 12 años, eras muy chica...

-Muy chiquita, la verdad. Vivía en la provincia de Córdoba, en Huinca Renancó. A los 12 años me vine de allá, pero ya a los 8 iba a un colegio donde había un coro, allí se estudiaba música. Y yo cantaba en ese coro.

Cuando vine a Junín, un grupo que ensayaba cerca de casa me escuchaba porque yo ponía en el living, en el tocadiscos, música fuerte y cantaba. Un día vinieron a hablar con mi papá, a ofrecerme trabajo para que sea la cantante del grupo. Insistieron hasta que mi papá dijo que sí porque yo era menor.
Mi hermano mayor, Hugo, tocaba la guitarra y me acompañó él en mis primeros pasos hasta que se dedicó a trabajar en otra cosa y yo seguí con esto porque lo llevaba desde muy chica.

-Tu papá también cantaba, habrás heredado de él tu pasión…

-Mi papá era cantante de tangos, cantaba muy bien. Mi mamá lo conoció cantando. Ella tenía 15 años y papá 22. Así se conocieron. Heredé sin dudas de mi papá esta pasión, de chica siempre participaba en los actos del colegio cantando folklore, hasta que después empecé a hacer música latina. En esa época existía la música comercial, a full: Valeria Lynch, Sandro, Tormenta, María Marta Serra Lima.

-¿Y a la cumbia cuándo te pasaste?

-A los 19 años me ofrecieron hacer cumbia, empecé a ensayar porque lo mío fue siempre una cumbia bailable y un estilo muy personal, nunca me copié de nadie. Me empezó a gustar escuchando los Wawancó, vivaz, cumbia alegre. Pero cuando llega la hora de cantar un bolero o un tango también me apasiona, me encanta y me emociona ver al público que me aplaude con sentimiento.

Tuve la suerte de estar en Telefé hace unos años, en los premios ACE, Leonardo Simons era el conductor. Esa noche estuve con Sandro, Valeria, Sergio Denis, María Marta, compartí la mesa con Tormenta y estaba nominada junto a Gladys “La Bomba” Tucumana, Lía Crucet y Noelia, una chica de Córdoba. Yo era la ganadora del premio ACE, pero a último momento vino Gonzalo, representante de Gladys... y la verdad es que puso la plata y compró el premio.

-No necesitás un premio, tenés 45 años encima de pura pasión y trabajo que te respaldan…

-La verdad que sí y sin haber parado. Hay gente que te dice “yo arranqué de nuevo pero estuve 20 años parado”. Yo nunca en mi vida paré de cantar y trabajar.

-¿Cómo y cuándo conociste a tu esposo?

-Tuve la dicha de conocer a Román a los 33 años, cuando yo empezaba a trabajar en Buenos Aires. Y con toda esa locura de andar en el país, de viajar, de tener doce músicos más los utileros, tuve la dicha de conocerlo a él en el momento justo porque no es fácil manejarse en Buenos Aires. Gente de mi edad, adicciones, la noche, el cansancio.

Y es verdad, yo sin haber llegado a ser número uno, de la movida a nivel popular en todo el país, tuve una etapa de mi vida donde trabajé muchísimo y con un compañero con el que pensamos en invertir y pensar en un futuro.
Tiene mucho que ver las personas que están al lado tuyo, los que te rodean y sobre todo tu compañero de vida porque es la persona con la que compartís y si no te acompaña, es imposible. Yo siempre dije que cuando el burro tira de la cola solo nunca va para delante, en cambio acá tiramos del carro juntos. Además, a él le encantaba todo lo que tenía que ver con el sonido y la iluminación; la selección de muchos de mis Cd’s son temas elegidos por Román.

El era una persona que nada que ver con el ambiente, era bancario, yo lo conocí en el Banco Nación de Junín cuando iba a cobrar los cheques de Sadaic y la verdad que compartimos 25 años de nuestras vidas. Hace dos años falleció de un infarto.

-¿Cómo enfrentaste ese trance?

-El primer año fue terrible. Salía a la calle siempre pintada y arreglada pero por dentro estaba muy mal. Ahora puedo hablar, estoy tranquila y en paz, puedo dar notas. Sigo conservando su alianza porque me considero su esposa y lo digo de corazón. Ahora ya me ven reír, me ven mejor, natural como soy yo... pero sí, me costó mucho.
Hay mucha gente que cae en depresión y no se levanta más. Yo no tengo hijos, tengo a mi mamá, mis hermanos y mis sobrinos de sangre y de corazón, así que nunca estuve sola.

-¿La radio fue idea de él?

-Sí. Consideraba que tener una radio era una herramienta para el futuro, para cuando seamos viejitos. Pensaba que no era algo tan esclavo para sostener, porque una de las cosas que a mí me habían empezado a cansar, lo confieso, era viajar. Siempre digo que tengo más viajes que un camionero o que un chofer de colectivo (risas), te imaginás que de los 12 años...

He pasado las fiestas fuera de mi casa viajando o con gente, con mi público querido. Siempre ausente en cumpleaños, casamientos, noche buena, navidad, fin de año, pero trabajando. Salvo que tocara por acá, por Junín o la zona.

-¿Qué shows tenés programados próximamente?

-Voy a estar el 20 de enero en Colonia, Alberdi, con toda la banda, mi sonido, mis luces, que por ahí de repente es distinto a cuando sonás con cosas que no son tuyas.
El 17 de febrero voy a estar cantando en el Club Rivadavia donde van a presentar el disco Los Inmaculados.
También tengo muchos llamados para shows en casamientos, cumpleaños, distintos agasajos; ya me pidieron fecha con anticipación para el 28 de abril, por ejemplo.

-¿Y cómo te tomás el trabajo actualmente?

-Cuando falleció Román seguí trabajando, haciendo lo que a mí me gusta porque como dice el dicho “mente desocupada da lugar a pensar pavadas”. Y como soy una persona muy activa, con la radio y trabajando así, aunque ahora priorizando la familia y los, disfrutando de todo aquello que antes me privaba. Confieso que en estos dos años mi desahogo fue viajar con mis primas.

-Qué paradoja, viajar viajabas siempre pero ahora lo hacés desde el disfrute pleno…

-Sí, tal cual. Y no es nada que ver. Cuando vas a trabajar conocés, pero no es lo mismo. A Salta viajé muchas veces pero nunca la vi y aprecié como cuando fui el año pasado. Fui a Misiones, con mis sobrinos estuve en el Calafate, estuve en Paraguay, este año viajé también a Brasil, a Buzios, y si Dios quiere en marzo o abril me voy a Europa.

Todo en avión lo hice porque los viajes en sí me cansaron mucho, la ruta más que nada. No reniego de eso, pero como todo, llegás a una etapa donde el cuerpo te empieza a decir si querés estar bien, bajá un cambio.

Pero es cierto que tuve la dicha de trabajar muchos años con la banda y recorrer muchos lugares. Para estas fechas nos recorríamos la costa, íbamos muy seguido a Mar del Plata, Pinamar, Villa Gesell. Creo que no me quedó un huequito en Argentina donde no haya cantado.

-¿Cómo es mantenerse en esta movida y no descarrilar?

-Sigo manteniendo mi garganta como cuando tenía 20 años, a parte nunca tuve vicios, siempre fui sana, de agua mineral. Y eso te ayuda un montón porque cuando te salís del carril y empezás a tomar, pastillita y alcohol...

-Otra característica es que nunca te “vendiste” a las discográficas, supiste encontrar el límite.

-Es cierto, aunque haya trabajado con agencias en Buenos Aires donde tenía un contrato que tenía que respetar. En un momento me propusieron poner músicos de allá y yo dije que no. Hice mucho sacrificio pero los músicos y el sonido los llevaba de acá. Nuca trabajé en esa época con músicos de ocasión. Cuando Mary y el tema “El Taqui Taqui” pegaron fuerte, siempre me manejé con mis cosas y mi gente.

-¿Qué balances hacés de estos años?

-Soy una agradecida de la vida, Dios me tocó con su varita. Escucho gente que se queja por su trabajo, porque quizá hace cosas que no le gusta para poder vivir y yo tuve la dicha de poder vivir de lo que amé toda mi vida, que es cantar.

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