martes 16 de abril de 2024

LOCALES | 20 ene 2018

una mala noticia

Ruralistas, los Reyes Magos no existen

Cuando se presenta un cuadro alentador para llevar adelante las obras que faltan para contrarrestar los efectos de las inundaciones, los prometedores seriales tanto del municipio como de la provincia dicen que nos hay plata para realizarlas.


Por: OMAR MERAGLIA

El campo no pega una, la dirigencia no sólo está decepcionada sino además desorientada porque no saben para qué lado agarrar.

Para colmo, en enero todo el mundo desaparece de la faz política como si viviéramos en un mundo perfecto, sin problemas, sólo necesitados de sol, arena, bronceado y cerveza fresca.

Y Junín, siempre bien dispuesta al jolgorio, no se ahorra artesanía en cerveza, pero no hay plata para mejoras en la productividad.

Debiéramos pasar de sojeros a malteros para poder tener suficiente materia prima y de ese modo competir con aquellos en el mundo que se dedican a comercializar la popular bebida.

Pero no, regresemos a nuestras miserias mundanas que apenas nos permiten zafar con los cultivos, Dios mediante ayudando con el clima.

Y aunque parezca llamativo para creyentes y ateos, la naturaleza dio una mano y paró, al menos, un par de plagas que nos habían invadido.

Por un lado el efecto “Niño llovedor” pasó a una “Niña reservada” con respecto a la humedad, y las aguas retrocedieron, aunque se mantienen algunos cuellos de botella que muestran lo inequitativo, azaroso y poco previsible que es el manejo del agua en la región.

Esa seca ayudó a que el deterioro no se profundizara en los caminos rurales tan anhelados por los productores para poder seguir teniendo chance de dedicarse a estas cosas que cada vez parecen ponerse más difíciles.

Por que producir en el campo hoy es una carrera de obstáculos que algunos creyeron que se terminaría y sin embargo se agravó.

SOLDADO QUE HUYE

No hay dudas que las gremiales juninenses son movedizas y protestonas, pero ni así les han prestado atención.

Precisamente cuando se presenta un cuadro alentador para llevar adelante las obras que faltan para contrarrestar los efectos de las inundaciones, los prometedores seriales tanto del municipio como de la provincia dicen que nos hay plata para realizarlas.

Y poco después de la celebración de Reyes les dicen en la cara a los ruralistas que los Magos no existen y que entonces no se hará lo proyectado que tantos buenos muchachos prometieron por doquier.

Y uno que ha visto innumerables “shows del agua” y sigue creyendo que el mejor momento de trabajar es con el agua baja y no con el agua al cuello, vuelve a fojas cero todos los proyectos faraónicos que se repartieron en numerosos encuentros cuando el Salado se mostraba bravío y el soldado Petrecca construía trincheras para que no se le inundaran los barrios cerrados.

Y si bien dicen que “soldado que huye sirve para otra guerra”, cuesta saber qué ocurre cuando el soldado se pasa de bando y se pone en la vereda de enfrente eligiendo el recorte de gastos, porque nunca se sabe si ese recorte de gastos se aplicará también a las obras, ya no faraónicas, sino al menos de mantenimiento del curso del río Salado.

Y el soldado huye a los brazos maternales y deja sin protección a los suyos, casi como un novio que volvió al nido dejando en el camino promesas rotas.

En verdad, en este caso, compuertas rotas, canales sin terminar, caminos rotos.

Y en su pensamiento mágico, de joven adoleciendo, cree poder tomar decisiones ególatras creyendo que los dioses acabaron con las penurias del agua y el barigüí.

Pero se trata de una pausa natural, hasta que se decrete un nuevo inicio de lluvias potentes y habrá que desandar nuevamente el camino que transitamos desde hace 30 años como si se tratara del fatídico juego de la Oca, donde damos un paso adelante y dos atrás para quedarnos permanentemente en el mismo lugar.

“Dios salve a la Reina” parece decirnos nuestro alfil hasta entonces angelical pero ahora convertido por autodefinición como batallador y obediente orgulloso.

¿Y entre tanto? ¿Qué hacemos con nuestros agricultores? Como siempre deberán seguir esperando viendo la misma película hasta el hartazgo.

Ese mismo hartazgo que se denota en todos y cada uno de los hombres que deben vivir del campo y que más allá del clima, los funcionarios se empeñan en hacerlo más dificultoso, mellando la voluntad como si se tratara de ciudadanos de segunda.

 

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