Por: Redacción Semanario

La evaluación de los dos primeros años de mandato envalentonó a más de un intendente oficialista que en la tranquilidad de enero ya lanzaron el operativo re-elección. El primero que lo hizo fue el jefe comunal de Olavarría, Ezequiel Galli. Lo siguieron Pablo Petrecca (Junín), Camilo Etchevarren (Dolores) –además ya se anotó para la Gobernación en 2023- y Víctor Aiola (Chacabuco).

El autoproclamado “soldado de Vidal”, jefe comunal de Junín -de vacaciones hasta el 31 de enero- surca el tercer verano al frente del municipio con un sabor agridulce: por un lado, se apoya en el espaldarazo recibido en las urnas cuatro meses atrás; pero por otro, es consciente de que el período de gracia para ‘perdonar’ y ‘excusar’ falencias del gobierno expiró, y los frentes de conflictos abiertos a los que deberá dar pelea en los próximos meses lo pueden poner entre las cuerdas.

Petrecca, recordemos, llegó a lo más alto del poder político local sin transpirar la camiseta, con poca exposición y un grupo reducido de seguidores. Se alzó con el sillón de calle Rivadavia sin hacer grandes campañas ni movidas mediáticas y ayudado por el gran empuje de la “ola amarilla”. Además, supo captar el agotamiento para con un modelo meonista de gestión, que gobernó la ciudad durante doce años, y que en los últimos se alejó de los problemas básicos de la población, se tiñó de soberbia y que se encerró puertas adentro del municipio.

Dos años después, en octubre 2017, las urnas volvieron a acompañar al Intendente, quien centró la campaña electoral en las bondades de la obra pública, aunque los últimos meses significaron la apertura de muchos frentes de conflicto: la proclamada vuelta del transporte público se demora; las anunciadas “puertas abiertas” del municipio está blindadas, según denuncia la oposición; los hechos de inseguridad siguen liderando el ranking de noticias...

Como si fuera poco, los últimos días han golpeado fuerte al municipio.

La muerte de Walter Mastrandrea en la Laguna de Gómez y la ausencia de una ambulancia permanente en el lugar, que Petrecca siendo concejal exigía, ahora se le volvió en contra.

La muerte de la joven Paola Aguilar, arrollada por camión en el centro de la ciudad y en un horario no permitido para la circulación de tránsito pesado, volvió a poner sobre el tapete la falta de controles efectivos por parte de los agentes de la Agencia Municipal de Seguridad Vial, hoy a cargo de Martín Oca, un área solo preocupada por recaudar.

En síntesis, Pablo Petrecca “veranea” surfeando olas negativas. A su regreso deberá tomar cartas en el asunto, rever el norte de la gestión y comenzar a dar respuestas claras y concretas a quienes han apostado por el “cambio”. Hoy -propios y extraños- muchos se sienten defraudados.