jueves 28 de marzo de 2024

LOCALES | 1 mar 2018

la ley de la selva

Junín: La interna policial al rojo vivo

Lejos de calmarse, la rosca policial sigue sumando capítulos y convierten a la fuerza en una brasa demasiado caliente, tal vez uno de los mayores desafíos de la gestión Petrecca. ¿Quién pondrá los huevos sobre la mesa?


Por: Redacción Semanario

Arde la ciudad… y no por las temperaturas. Una sangrienta interna policial dejó al descubierto a los vecinos y se suceden los hechos delictivos sin que nadie le ponga “el cascabel” al gato.

Algunos protagonistas del área seguridad prefieren mantenerse al margen, otros intentan aportar con declaraciones mediáticas y muchos, ocupando cargos estratégicos, apenas resultan ser buenas personas.

Pero la pelea desatada en el seno de la fuerza permitió el despliegue sin límites de los chicos chorros, que avanzan en motos a los manotazos, ‘visitan’ negocios o hacen un prolijo trabajo de inteligencia para cometer ‘escruches’, esa modalidad en boga que significa robar en casas cuyos moradores no están presentes en ese momento.

Al parecer, las trifulcas entre los uniformados arrancaron con la certeza del jefe distrital, José Gil, de que se quedaría con la Departamental, una vez que su titular Walter Feletto se retirara. Tan seguro estaba que iba a pasar esto, que anduvo prometiendo ascenso a diestra y siniestra: pero nada ocurrió.

Así que, como novio despechado, se arrimó a las segundas líneas del Comando de Patrullas y la Policía Local para diagramar una operación que significaba ‘tirar para atrás’ la prevención en la ciudad.

Esto significa que, además de varios flancos sin presencia alguna y la ausencia casi total de patrulleros, sobre todo en horarios nocturnos y de madrugada, casi 500 efectivos siguen en la calle, pero con la orden explícita de “mirar sin ver”.

A todo esto, el secretario de Seguridad del municipio, Fabián Claudio, quien debería asumir el rol de jefe político de las fuerzas de seguridad, aglutinarlas y derivar hacia ellas los reclamos de los ciudadanos, es considerado una buena persona… pero nada de liderazgo ni pantalones largos. Desde que Luis Chami pegó el portazo, a su ex jefe se lo llevan puesto, mientras el intendente Pablo Petrecca se deja endulzar los oídos y sigue sin despertarse para ver la verdadera realidad, sobre la interna policial y sobre lo que vive a diario el vecino común.

PANORAMA DIFÍCIL

Para este fin de semana, están previstos operativos -que terminan siendo controles de tránsito a ver si algún delincuente para y se identifica- que estarán a cargo de personal policial de la zona. No pueden ni saben cómo atajar tantos escruches y robos en moto, porque ya los delincuentes están caminando y dominando la calle.

A ese punto llega la situación en la fuerza: nadie confía en nadie, y ante las exigencias de ‘algún resultado’ en lo inmediato, salieron a saturar las calles con puntos ‘caza bobos’ que dará como resultado el hallazgo de alguna persona con pedido de captura, tal vez hasta por causas administrativas.

Es muy poco probable que los verdaderos cabecillas del delito juninense, o incluso hasta los más chicos, vayan a atravesar estos operativos colocados en las arterias que permiten ‘atravesar’ la ciudad desde los barrios hacia el centro, como Rivadavia, República, Primera Junta, Bauman… Se van a guardar  unas horas, y los resultados serán sólo la exposición del despliegue ante los ojos desprevenidos de algunos vecinos, sin mayores resultados concretos en cuanto a la prevención y la seguridad juninense.

Para hacer ver que algo pasa, también se produjeron detenciones y se secuestró ‘mercadería’ a una ínfima parte del gran negocio de la droga que se maneja en Junín. Con bombos y platillos, conferencia de prensa incluida, se exageran hasta el infinito las actuaciones y después sí, ya estarían en condiciones de volver a dejar tranquilos a los muchachos para que sigan laburando en lo suyo.

A todo esto, la Justicia no estaría colaborando demasiado, salvo con un poco de nafta para apagar el incendio de la inseguridad: dejó en libertad a tipos que no deberían haber quedado en la calle, y esto pasa así solamente con una explicación: porque nadie presiona sobre los funcionarios judiciales para que esto no suceda.

Entre todos: políticos, policías, jefes judiciales, convirtieron a Junín en una selva en este nuevo año.

DISCURSO HECHO

A la hora de poner la cara ante los vecinos o brindar declaraciones públicas, el secretario de Seguridad se aferra al discurso armado y como se dice habitualmente, pone en marcha ‘el cassette’.

No puede explicarse cómo, sin siquiera ponerse rosado, sale a decir que no nota un “relajamiento” en las fuerzas policiales. No, tal vez sea cierto: no hay relajamiento, hay abandono. O tal vez esté teniendo alguna dificultad visual, también puede ser.

La situación se agravó tanto que hasta el siempre oficialista Osvaldo Giapor salió a pedir que rueden cabezas: la del jefe departamental, la de Claudio, la del fiscal general… alguna.

Claudio respondió como un chico en penitencia: salió a hacer flamear el respaldo total del intendente Petrecca, que para estas horas debe seguir de vacaciones fuera de la ciudad o se da tanta cuenta de lo que está pasando que no sabe cómo enfrentarlo.

“Venimos trabajando desde el inicio de la gestión en forma permanente y esforzada para brindar una mejor seguridad cada día en Junín”, fue la frase de cotillón que usó Claudio para definir vaya a saber qué… sería interesante que algún allegado le avise que no hay mejor seguridad, ni a palos lo consiguió.

Para los ojos del vecino común, pasó desapercibido, pero cuando esta semana Claudio juntó a los jefes policiales para mostrar cohesión y unidad, se olvidó de un detalle: el rebelde Gil, el jefe distrital, no apareció ni para sacarse la foto. Se sacó licencia con carpeta médica por una nimiedad, y evitó la exposición pública para mostrarse junto a aquellos a los que les está haciendo la guerra.

LOS SUCESORES

Un cuadro difícil de solucionar, con Petrecca sin nadie al lado con la suficiente “mano dura” para ayudarlo a buscar una salida.

Mientras, se siguen descartando los posibles sucesores de Fabián Claudio. Emilio Ballesteros, auto calificado como especialista en seguridad a partir del Plan Alerta que intentó hacer funcionar en el barrio Pueblo Nuevo hace unos años, fue a una reunión al municipio y quedó fuera de carrera.

El ahora casi oficialista concejal Andrés Rosa prefirió quedar al margen: tiene dos años más para cobrar la dieta como edil.

También se barajó la posibilidad de repatriar al juninense Marcelo Loyola, quien fuera parte de la cúpula de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y director de Seguridad de la ciudad de Chivilcoy. Pero algunos ‘escandaletes’ que lo salpican, hicieron desistir a Petrecca.

Luis Chami, la verdadera “mano dura” que tenía el gobierno municipal, decidió alejarse por diferencias internas con algunos funcionarios y no estaría dispuesto a volver.

¿Tendrá algún as guardado bajo la manga el intendente Petrecca, mientras respalda a Claudio porque no le queda otra opción? No hay que olvidar que, oficialmente, el ex jefe policial debió renunciar a su sueldo municipal desde principios de año… aunque llegue a fin de mes sin mayores sobresaltos: cobra 60.843,83 pesos de jubilación.

Una novela repleta de intereses particulares contrapuestos… mientras sólo gana el equipo de la delincuencia y sigue perdiendo el del vecino común, más que nunca encerrado en su casa y saliendo con miedo por las calles.

NOTA PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA DEL SÁBADO 24 DE FEBRERO 2018 

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