jueves 25 de abril de 2024

OPINIÓN | 24 mar 2018

42 ANIVERSARIO DEL GOLPE

Nunca más

Este nuevo aniversario del golpe cívico-militar de 1976 nos encuentra nuevamente alertas y movilizados. La actualidad no brinda razones para estar tranquilos, pero hay certezas de lo que se logra cuando el Pueblo no claudica.


Por: José Bruzzone

        Este nuevo aniversario del golpe cívico-militar de 1976 nos encuentra nuevamente alertas y movilizados. La actualidad no brinda razones para estar tranquilos, pero hay certezas de lo que se logra cuando el Pueblo no claudica.

        En estos años que recorrimos desde 1983, hemos atravesado por suertes distintas respecto a la consolidación de nuestra Democracia. Marchas y contra marchas, sobre todo en el reclamo de Juicio y Castigo a los asesinos de la dictadura. En muchas ocasiones la impunidad fue impulsada por los gobiernos de turno, con el argumento político de afianzar la gobernabilidad.

        La política llevada adelante por los gobiernos kirchneristas demostraron que todo eso era una falacia. Que hacer justicia con aquellos crímenes de Estado era imprescindible para cerrar la etapa y pacificar al sistema político. Pero todo eso hoy vuelve a ser puesto en cuestión. Lo que era la celebración de una victoria, aquel grito del Nunca Más, hoy vuelve a ser una bandera de lucha. 

        Nuevamente nos ponen a la defensiva. Lo que hoy está juego es un proyecto integral de país, a la vez que un verdadero cambio de régimen político. Los muy declamados valores republicanos con que se presenta la Alianza gobernante son, en realidad, la pantalla para ocultar el copamiento del poder judicial y su instrumentación partidaria.

        Negación de garantías y cambios de doctrina al gusto del ejecutivo para lograr encarcelamientos en el horario central de la televisión; persecución a los dirigentes gremiales que reclaman contra el nuevo plan económico; censura de prensa en los medios oficiales y censura de empresa en los privados que ya han acallado a la mayoría de las voces disidentes. Todos emergentes de una voluntad autoritaria que se vuelve más y más necesaria, toda vez que se pretende seguir despojando de sus derechos a las grandes mayorías argentinas.

        "Han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación". Esa frase se lee en la Carta Abierta de Walsh y puede aplicarse a la actualidad sin titubeos. Con el eslogan de las libertades económicas, desde 2016 Argentina abre su economía y liquida su industria, constituyendo una rareza en un mundo que se vuelve cada día más proteccionista. En consonancia, hacia adentro barren con las regulaciones económicas, alentando la voracidad de una oligarquía que en dos años ha logrado reinstalar las condiciones de apropiación desigual de la riqueza que regían antes de 2003. "Achicar el Estado es agrandar la Nación", decían aquellos dictadores, y repite nuestra actual ceocracia.

        No son las únicas coincidencias. Hacer de la Argentina un país extractivista y agropecuario, con un Estado al servicio de la oligarquía financiera y de las empresas transnacionales. Ese es el proyecto de país que aspiran a conseguir los que gobiernan hoy y los que gobernaron entre el 76 y el 83. Fábricas que bajan las persianas, trabajadores que se vuelven desocupados mientras las estadísticas celebran el aumento de los monotributistas (¿de verdad no se dan cuenta que se refugian en esa figura para seguir teniendo al menos una obra social?), sindicatos intervenidos... son fotos digitales de hoy que resultan idénticas a las fotos en blanco y negro de los setenta. Un modelo para diez millones de habitantes... en un país que tiene más de cuarenta millones. El sueño de la oligarquía de antes y de ahora.

        No hay que ser demasiado perspicaz para entender la relación entre el programa económico y las políticas de amnistía para los genocidas. Tampoco para entender que la resistencia tiene que ir contra ambos. Aquellos genocidas actuaban siguiendo un libreto empresario. "Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas", decía Rodolfo Walsh. Las represalias contra los que en estas semanas no aceptan el insulto de una paritaria al quince por ciento ¿es pura coincidencia?

        Alguien podrá decirnos que no hay puntos de comparación posible entre una dictadura y un gobierno electo limpiamente. Por supuesto, no son la misma cosa. Pero a todas las semejanzas que ya hemos expuesto, a todas las agresiones hacia las mayorías que se ejercen desde el gobierno nacional y provincial, a esta ilegitimidad de ejercicio a que nos hemos referido, también debe agregarse un vicio en la legitimidad de origen. También este gobierno viene mal parido.

        Porque si la dictadura cívico militar del 76 asumió mediante un golpe de estado que negó la voluntad popular, este gobierno asumió mediante la estafa electoral que también niega la voluntad popular. ¿O la mayoría que los votó sabía el plan económico que implementaría este gobierno? ¿A quién le dijeron que acabarían con la industria? ¿Que le sacarían plata a los jubilados? ¿Que iban a deteriorar el salario real? ¿Quién votó para endeudar el país y fugar esa plata a los paraísos fiscales?

¿A quién le avisaron en campaña electoral lo que harían luego de 2015?

        Comenzamos esta nota manifestando más preocupación que tranquilidad en este nuevo aniversario del golpe cívico-militar. Pero estamos más movilizados que nunca y eso es el reaseguro del Nunca Más. Quien hoy dude si ir o no al acto de la Plaza 25 de Mayo, que sepa que con miles de estas plazas por todo el país logramos que Etchecolaz vuelva al calabozo, y evitaremos que Astiz vuelva a su casa, y que el saqueo se consolide, y que el Pueblo pueda tener tarifas a su alcance, y...

José Bruzzone (Concejal Unidad Ciudadana).

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