jueves 25 de abril de 2024

LOCALES | 3 abr 2018

PULSEADA ABIERTA

La cruz de los municipales

Pusieron en agenda la pelea por un salario digno. El Ejecutivo no se mueve del 15%. Paro, movilización y empleados desencantados con la gestión, un combo con un final abierto. Hoy se volverán a ver las caras. ¿Quién ganará la pulseada?


Por: LUCIANO CANAPARO

El reclamo por la paritaria puso en apuros al gobierno de Pablo Petrecca, que solo está dispuesto a otorgar un 15% de aumento, diez puntos por debajo de lo que reclaman los trabajadores municipales, a través del Sindicato que lidera Gabriel Saudán.

En un contexto de conflicto permanente, las ficciones relacionadas con el poder y la gloria agitan viejos fantasmas y despiertan interés, sobre todo cuando se plantean escenarios de muchas dudas.

Empleados municipales hay para hacer dulce, y no es ninguna novedad. Tampoco lo es que muchos de ellos aún sigan llorando en los rincones añorando los “buenos tiempos” del ex alcalde Mario Meoni, contrariamente a quienes siguen festejando, sentados en sus escritorios, el segundo año del Petrecca jefe. Lo cierto es que muchos de ellos (amigos y enemigos del poder de turno) ya no se quedan callados.

“Al principio recorría despacho por despacho, ‘mamando’ el lenguaje y el conocimiento de cada uno de nosotros y fue aplicándolo; se rodeó de lo que él creyó que era lo mejor y así construyó su propio círculo”, cuenta un empleado, y agrega: “pero ya no es el mismo del que estuvo en campaña”.

Petrecca cuenta en su lugar, como en la mayoría de las oficinas, con personas de su extrema confianza. Junto a Martín Beligni, una especie de jefe de gabinete, tratan de “poner en caja” a la mayoría de los empleados que intentan transitar por otro carril que no sea el oficial. Y lo hacen sin sonrojarse.

El bailarín de tango, hijo de Marisa Ferrari, titular de Acción Social, volvió hace muy poco de una gira europea junto al ballet “Junta Brava”. Llegó justo para el acto por el Día de la Memoria, el 24 de marzo, donde se topó con varios empleados que se acercaron a saludarlo y, además, aprovecharon para consultarlo por el pago de las horas extras y otras yerbas. La respuesta del funcionario, lejos de complacer el pedido de los trabajadores, estuvo direccionada en saber si habían estado o no en la manifestación del jueves 22. “Todo un síntoma de urbanidad”, como diría Joan Manuel Serrat.

Los empleados municipales saben que el “cambio” no siempre implica para todos lo mismo. Una cosa es el cambio real, el que suelen reclamarse las sociedades que quieren cortar con una era agotada o apenas con un clima fastidioso. Otra el cambio que proponen los políticos, adobado de marketing y poco sincero, escondedor del “más de lo mismo” que ejecutan apenas asumen puestos de poder. Otra el cambio que cada sociedad se termina dando. Y otra cosa es el cambio que los funcionarios negocian con las sociedades, que por más que no sea cambio real, deja a unos y otros tranquilos por un tiempo.

Es cierto que la magia, en política, es poco frecuente. Pero un tema que viene creciendo en las últimas semanas, duro y larvado, estalló en los últimos días, y si sigue in crescendo no favorecerá al oficialismo: el reclamo salarial de los empleados municipales. O, con mayor precisión: la cuña puede ser la exposición pública de la situación que viven, el mar de fondo que prometen desatar y su impacto en la gestión local.

 

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