viernes 29 de marzo de 2024

OPINIÓN | 2 jul 2018

LA CASA DE PAPEL

Mutismo opositor

La revelación de SEMANARIO causó una profunda indignación en el ciudadano común, pero no mereció ni el más mínimo comentario por parte de la oposición política local.


Por: Redacción Semanario

Lo que en otro momento hubiese sido un festín, hoy pasó desapercibido. No para la gente, sí para la clase política local.

Se trata de la mansión que está construyendo el intendente Pablo Petrecca para su familia: en calle Italia, a metros de avenida San Martín, es el lugar elegido para una casa muy lejos de la realidad incómoda que vive la mayoría de los vecinos.

La revelación de SEMANARIO causó una profunda indignación en el ciudadano común, pero no mereció ni el más mínimo comentario por parte de la oposición política local. Es que el discurso de honestidad y transparencia le correspondía a los “Cambiemos”…

Hace unas semanas, trascendió que el jefe comunal está invirtiendo cerca de 10 millones de pesos (además del valor de la propiedad) en su nueva casa, para proveerla de jacuzzi, doce aires acondicionados –hasta en el garaje-, una ducha turca con Iphone 7 incorporado, piscina, cámaras de seguridad y un sótano tipo búnker que consta de cocina, comedor, salón, habitaciones y una sala de cine, con un excelente proyector incorporado.

Cuando todo hacía suponer que la oposición ardería, y al menos hiciera algún tipo de declaración periodística, absolutamente todos –desde los más encumbrados hasta los sectores políticos más minúsculos- hicieron silencio.

Hay muchas maneras de entender este mutismo. Lo más fácil de pensar y al alcance de la mano es que aquellos que tienen la cola sucia, no pueden hablar. Tal vez por miedo a una réplica, decidieron obviar este ‘trámite’ en la vida personal de Petrecca y seguir en la cómoda y facilonga labor actual. O sea, de vez en cuando enviar algún comunicado de prensa, parecer que se trabaja en las comisiones del Concejo y aguantar hasta las elecciones, a ver si se les cae una idea un poco más interesante para convencer al votante que ellos son mejores.

La otra explicación que surge está relacionada al espíritu corporativo que une a los políticos de cualquier partido. Total, hoy están en uno y mañana en otro. Van cambiando camisetas, adhesiones, colores y convicciones como nosotros renovamos las sábanas de la cama (menos los de hotel Oriente). Por eso, no pueden ser tan agresivos con alguien, que encima es el Intendente y todo hace presuponer que volverá a postularse: más vale sólo deslizar algunas críticas al pasar, en el café, nunca mirando lo personal, quién sabe el mañana…

Podemos ser malos, como la diputada Cerruti, y también decir que la oposición en Junín es muy básica, muy precaria, y no le da para más.

El meonismo dilapidó doce años de gobierno tapando oídos hacia los reclamos de la gente, dejando dudas sobre el destino de los fondos públicos y cambiando de color político según las conveniencias personales de su líder. Dejaron dirigentes con huellas de doble cobro de haberes estatales, otros en la mira de la Justicia y la mayoría, sin una imagen de laburantes del pueblo. El propio ex intendente vivía en una casa-fuerte, en el barrio Prado Español, de la que se ignora su interior…

Por otro lado, el peronismo nunca resultó confiable para el juninense, al menos en el retorno de la democracia. Son tantos caciques como líneas internas que se postulan, se traicionan unos con otros y por eso, siguen siendo oposición, al menos en los papeles. En la práctica, también van haciendo guiños al poder de turno.

Por todos estos factores, “La casa de PaPel” sólo provocó una honda indignación en el vecino común, ese que se levanta cada día para trabajar más de diez horas y sin embargo, no puede ni siquiera llegar a pagar todo lo que debe, que no son más que servicios básicos, casa y comida. Sin lujos ni excentricidades. Un duro trabajo para que apenas, pueda sobrevivir.

Justamente esas condiciones son las que enfurecen cuando del otro lado, del lado que nos representa, hay tanta ostentación, lujo y plata. Pero esta vez, la traición que recibe la gente en este caso es doble: nadie levanta la voz por ellos. Ni los amigos del poder de turno ni los otros.

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