martes 23 de abril de 2024

OPINIÓN | 30 abr 2018

LECCIONES PARA EL PRESENTE

A cien años de la reforma universitaria


Por: ALDO GARCIA LOPEZ

Corría el año 1918 y transcurría el segundo año de la presidencia del Dr. Hipólito Yrigoyen, primer gobierno de la Unión Cívica Radical, partido que representaba fundamentalmente a las clases media y baja de la sociedad, que produjo un cambio trascendente en el manejo del poder, hasta entonces en manos de la clases altas y oligarcas de la Argentina. En síntesis, un caldo de cultivo para grandes cambios en el país.

En esa época solo existían tres universidades nacionales: la de Córdoba, que es la más antigua, la de Buenos Aires y la de La Plata, que albergaban a unos 14000 alumnos, la mayoría de ellos provenientes de las clases altas de la sociedad. Los programas de estudio eran obsoletos y las universidades eran dirigidas por rectores que no eran elegidos democráticamente sino por el Consejo de turno.

Ante este escenario, y como consecuencia de cambios producidos por el rectorado de la universidad de Córdoba, que modificó el régimen de asistencia a clase y en el sistema de calificaciones, se originó una reacción del alumnado que, autoconvocados, crearon un Comité Pro-Reformas, el 31 de marzo de 1918, en el teatro Rivera Indarte declarando la huelga general estudiantil. Ante esta situación, el Consejo Superior de la universidad reacciona clausurando la universidad el 2 de abril.

Esta situación provoca una reacción en los estudiantes de todas las universidades dando origen a la fundación de la Federación Universitaria de Córdoba y provocando la oposición a estos hechos de los sectores reaccionarios, que  pretendían mantener el status quo vigente. Pero una delegación de los estudiantes sublevados viajó a Buenos Aires a entrevistarse con Yrigoyen y lograron que se nombre un interventor, el Dr. José Nicolás Matienzo, quien comprueba la veracidad de las denuncias de los estudiantes y presenta un proyecto de reformas al estatuto vigente.

El proyecto del Dr. Matienzo fue aprobado por Yrigoyen y el 6 de mayo, a través de un Decreto presidencial, se decide la elección del rector por parte de los docentes y del Consejo. En ese punto, los profesores más reaccionarios renunciaron a sus cargos, hecho que facilitó la tarea de Matienzo y dio origen a la elección democrática por primera vez del claustro docente, integrado por profesionales afines al ideario de los estudiantes.

Pero faltaba la elección del Rector. Cuando la misma se estaba llevando a cabo, los estudiantes presentes vislumbraron una maniobra que tramaban los conservadores, dando origen a la ocupación del lugar e impidiendo la continuidad de la Asamblea, destrozando todo lo que pudieron. Sólo quedó en pie la biblioteca.

Seguidamente, se proclamó nuevamente la huelga general, la revolución universitaria y la universidad libre, marchando por la ciudad y recibiendo el apoyo de la población en general y también del movimiento obrero organizado.

No obstante la interrupción de la Asamblea, el nuevo Rector, Dr. Antonio Nores, intentó asumir su cargo produciéndose nuevamente incidentes con los estudiantes. Finalmente, accedió a reunirse con los delegados estudiantiles quienes le solicitaron la renuncia, que no fue aceptada, y pidiendo a la policía que detuviera a sus interlocutores.

Así las cosas, el 21 de junio los reformistas dieron a conocer  el Manifiesto Liminar, redactado por Deodoro Roca y dirigido a los hombres libres de América del Sur. De esta manera se gestó la reforma universitaria que renovó los programas de estudio, posibilitó la apertura de la universidad a un mayor número de estudiantes, logró la gratuidad de la enseñanza en las universidades, promovió la participación de éstos en la dirección de las universidades, implantando el cogobierno de las universidades por graduados, docentes y estudiantes e impulsó el acercamiento de las clases sociales media y baja a las casas de altos estudios hasta ahora solo reservada para los que tenían el poder y el gobierno del país.

El momento culminante del conflicto se produjo el 9 de setiembre cuando la Federación Universitaria de Córdoba asumió la dirección de la universidad y el gobierno ordenó al ejército reprimir la ocupación. Pero la llama de la reforma estaba en marcha y fue incontenible, extendiéndose tiempo después a otras universidades de Latinoamerica, y logrando una verdadera reforma de los estatutos y de las leyes universitarias.

Hoy, a cien años de este acontecimiento, los docentes, como en mi caso en la UNNOBA, rendimos homenaje a aquellos pioneros que sembraron la semilla de lo que es hoy nuestra universidad en la Argentina, una de las más reconocidas en el mundo. Vaya pues nuestro reconocimiento a ellos.

  

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