viernes 26 de abril de 2024

LOCALES | 18 may 2018

OJOS QUE VEN

Osos, mandarina y otras ‘yerbas’


Por: Semanario

La alta sociedad juninense tiene un gran espíritu corporativo. Esta semana salió a defender a capa y espada, por las redes sociales, a uno de sus representantes, un médico sometido a una investigación judicial -y consiguiente allanamiento en su domicilio particular y consultorio de la Clínica Imec-, en una causa que tramita el Juzgado Federal local y que indaga, desde hace meses, los pasos de una banda narco que comercializaba estupefacientes al menudeo.

Muy lejos de avalar el procedimiento judicial, similar al que son sometidos a diario miles de ciudadanos, en este caso señores profesionales, funcionarios y poseedores de apellidos de la alta alcurnia juninense salieron a “defender” a su par.

Por lo general, los operativos policiales se hacen en casitas similares a ranchos o se detiene a pibes que andan por la calle o las plazas con algún que otro porro. Seguro que esos son “negros de mierda que envenenan a nuestros hijos” para los mismos que ahora salen con tanto a énfasis a defender y justificar.

Pero el tema se ve distinto, y se mide con otra vara,  cuando el allanado, investigado y detenido es un miembro de la sociedad con mote de “exclusiva”. En esos casos, se preservan sus cualidades humanas y se sindica a la adicción a las drogas como un “problema” o un “temita” a solucionar, en medio de una vida abocada a las amistades, con el corazón puro y la conducta casi intachable.

Es verdad. Todo lo que sus amigos dicen del “Mandarina” seguramente es cierto y tuvo una excelente infancia entre los sándwiches más populares de Junín, envuelto entre amistades destacadas.

Pero de lo que se están olvidando es un detalle: la capacidad de una persona con adicciones como facultativo médico para diagnosticar, tratar y medicar a otro ser humano.

¿Cuántos de todos sus amigotes escandalizados por el procedimiento judicial y el supuesto escarnio público al que fue sometido, se animan a ser sus pacientes? Entre los abogados defensores, ¿alguno se presentaría a cuidar con tanto énfasis los derechos de un paciente en un posible caso de mala praxis?

EL DISPARADOR

Uno fue el disparador de defensas en la red social Facebook. El puntapié lo dio el hijo de un reconocido abogado, ex presidente del Concejo Deliberante, que motivó en cadena más de 45 compartidos, 155 MG y decenas de comentarios.

Lo que originó tanta solidaridad fueron estas palabras: “A veces da vergüenza ser de Junín! Cuanta gente horrible, mofándose y festejando la desgracia del otro. Es este caso de una persona maravillosa, con un corazón enorme, muy querido por los amigos y por todos los que te conocemos desde hace 40 años. Opinólogos berretas con vidas tan vacías y miserables que solo encuentran placer en el sufrimiento ajeno. Los que te queremos bien te bancamos a muerte! Sabemos quién sos, una carátula o una nota del diario no cambia nada de eso. No te convierte en eso. Vos sos y serás siempre el tipazo y buen amigo que fuiste desde la cuna. Aguante, genio loco! Todo pasa y todo se acomoda. Esto es sólo un evento más en tu vida. Que nada cambie tu esencia. Te queremos! Y a la gilada ni cabida”.

Ni una sola palabra sobre la necesidad de un tratamiento serio, sobre el hallazgo policial, sobre el temor y las dudas de los pacientes… sólo haciendo hincapié en su “buena persona”, algo que la ley todavía no juzga.

A este posteo, le siguieron varios comentarios de ‘renombrados’ juninenses: un licenciado en Economía, ex concejal y ex candidato a intendente, y su esposa; el presidente del Colegio de Abogados; el delegado de la Subsecretaría de Trabajo –un lobo al cuidado de ovejas-; otro abogado ex fiscal;  más abogados y hasta uno que fue secretario Legal y Técnico municipal durante la época del meonismo, además de muchos otros apellidos ilustres.

Encolumnados, generosos, sectarios… ninguno se puso a pensar más allá y a analizar que nadie juzga su vida particular: la gente sólo se horroriza al pensar que podría haber caído en el consultorio de un médico que no estaba en plenitud para efectuar la consulta correspondiente, sospechado e investigado además junto a otras personas de integrar una “banda” dedicada a la comercialización de estupefacientes.

Así es la casta que se cree superior y acusa de “careta” a la sociedad sin mirarse al espejo. Total ellos tienen sus médicos en Capital, pagan fortunas y no están presos de una obra social que limita las prestaciones. Se dan el lujo de defender al amigo que puede poner en riesgo la vida de otra persona… pero bueno, esa otra persona no forma parte del círculo. No se trata de “moralinas,” como dicen por ahí, sino de consecuencias directas que podría acarrear el ejercicio de la medicina sin el estado físico y mental que se requiere de un profesional. Esto fue lo que causó conmoción, lo que originó el miedo que esta alta sociedad juninense ignora.

Cuando los procedimientos se realizan en sectores olvidados de la ciudad, se secuestran plantas o cigarrillos de marihuana armados, casi sin peso ni valor, destinados al consumo personal, no hay olas de indignación ni cadenas de solidaridad, ni un mísero comentario en las redes sociales. Estaría bien hasta que los encadenen. Pero esos mismos que ahora opinan con liviandad se ofenden hasta lo indecible si se ‘toca’ a uno de ellos.

Si hay una doble moral, ya sabemos de dónde viene.

EL TEXTO ORIGINAL FUE PUBLICADO EL SÁBADO 12 DE MAYO 2018 EN NUESTRA EDICIÓN IMPRESA

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