Por: Semanario

Al intendente Pablo Petrecca no le quedó otra más que admitir que hacía falta una voz de mando a la que respondieran las fuerzas policiales y supiera de qué se trata esto de organizar la prevención y aceitar la investigación.

Por eso, después de un chisporroteo que nunca quedó del todo claro pero lo llevó a bajarse del barco, Luis Chami volvió al ruedo.

Tras un diálogo muy íntimo que quedó entre las paredes de la oficina que los cobijó, el jefe comunal y el esposo de su jefa de Prensa, Nora Meres, se dijeron lo que debían. Tal vez Chami le recriminó el ‘ninguneo’ al que fuera sometido por parte del Intendente, al parecer el punto central que desató la furia del ‘sheriff’ y su separación de la Secretaría de Seguridad municipal meses atrás.

Con su perfil sanguíneo, amado y odiado, el ex titular del Foro Municipal de Seguridad volvió al ruedo. Difícil misión tiene por delante: más allá de los vistosos procedimientos para encerrar gitanos multimillonarios, el vecino común debe enfrentar a diario una seguidilla de hurtos, arrebatos, robos y entraderas que no representan los mismos montos, pero son los principales causantes del malhumor y temor general.

En su nueva ‘etapa’ pública, siempre por debajo de Fabián Claudio, quien a pesar de los cuestionamientos por su ‘tibieza’ parece mantenerse a flote, Chami deberá afrontar un problemón que se viene. Será la baja de la recaudación de la Tasa de Seguridad, hoy percibida a través de las boletas de EDEN, y que a partir de la resolución de Vidal deberá pasarse a otro tributo municipal, como podría ser el de Conservación de la Vía Pública.

Esto significará un duro golpe a las arcas, según puede advertirse por la baja recaudación que tiene el CVP, aunque se ignoran números concretos: Petrecca jamás dio a conocer detalles sobre los fondos que ingresan por la Tasa de Seguridad y los gastos pormenorizados que se realizan. Desde que se disolvió la Comisión de Seguimiento, los vecinos desconocen el destino de sus dineros.

LAS FALENCIAS

Las calles despobladas de patrulleros (que se supone hay y en cantidad suficiente para brindar un buen servicio) hacen preguntar a los vecinos por las famosas cuadrículas. ¿En qué quedaron? Los ex ‘pitufos’, ahora vestidos de ‘azul bonaerense’, también se fueron diluyendo y sus recorridas se limitan a algunas arterias importantes. ¿Las cámaras de seguridad, no andan o los operadores no ven nada? ¿En qué actividades concretas se basa la prevención?

Por ahora, según dejan traslucir los partes policiales, los grandes logros de la policía local consisten en atrapar a personas con pedido de captura (cuando se los identifica) y en jovencitos con peligrosísimas cantidades de marihuana (uno o dos porros, por lo general). Mucho más no hay. Lo último conocido hasta dio lugar a sonrisas pícaras: detuvieron a un muchacho que se robó un cholocate (sí, un chocolate) de un súper chino.

Mientras, los delitos se han multiplicado. Y es un milagro que más cosas no pasen en las desoladas noches juninenses.

Así que: ¿dónde está la plata que se invierte en combustible para patrulleros? ¿Dónde están los policías juninenses? ¿Hay un mapa serio de delitos con las correspondientes medidas de prevención que resultan necesarias según la peligrosidad de cada zona? ¿Están capacitados los uniformados? ¿Hay un trabajo conjunto entre las dependencias y con el Centro de Monitoreo que maneja Raúl Orrico?

Para poner un poco de orden en todo esto, y a través suyo dar una imagen de posicionamiento político frente a las fuerzas policiales, es que Petrecca convocó de urgencia a Chami. Limaron asperezas y lo mandó a rodar nuevamente.

El ‘sheriff’ nuevamente en acción. Para disciplinar, corregir, guiar, planificar y controlar. La sociedad entera estará pendiente de los resultados…

EL TEXTO ORIGINAL FUE PUBLICADO EL SÁBADO 19 DE MAYO 2018 EN NUESTRA EDICIÓN IMPRESA