Por: Semanario

No importa que la ciudad esté prendiéndose fuego, que cientos de trabajadores vean cercenados sus derechos, que decenas de empresarios prefieran proteger sus ingresos a cumplir con pagos a sus empleados… el delegado del Ministerio de Trabajo bonaerense Santiago Bertamoni prefiere mantener su perfil bajo y seguir amparando el avasallamiento directo que sufren los juninenses.

Sus apariciones públicas son a través de las redes sociales. Pero para opinar a favor de un amigo médico, involucrado en un caso de drogas y allanamientos: allí enseguida estampó su opinión el señor subsecretario, que hace mutis por el foro en otras cuestiones más generales y graves que aquejan a la ciudad, directamente vinculadas con el plano laboral que sería su competencia.

Como buen abogado de empresarios que es, tal cual marca su currículum, ahora a Bertamoni le resulta casi imposible cuidar ovejas. Su designación en ese puesto clave es inexplicable: lo mismo pasa en este gobierno, cuando se designa a un productor agropecuario y dirigente ruralista para encargarse de los derechos de los peones rurales. Un verdadero chiste PRO.

A Bertamoni no le queda otra más que atender los asuntos que le llegan a su escritorio, pero el malestar de los trabajadores ya lo hizo merecedor de una fama que, antes que se desataran en masa los conflictos en Junín, no había alcanzado aún.

Sólo deja contentos a los patrones y a los empresarios: no aplica sanciones escudándose en un ficticio interés por “complicar la situación con medidas económicas que podrían dificultar aún más el pago de salarios”. Por eso, sus amigos y posibles clientes pueden echar a mansalva, evitar onerosas liquidaciones de indemnizaciones y encima quedar protegidos, por el papel crucial que cumple este personaje a cargo de la delegación del Ministerio de Trabajo.

QUÉ DICE LA LEY

La ley es clara respecto a las funciones que debería cumplir el subsecretario Bertamoni. Que levante la mano el que sepa que observó alguna de estas:

-Intervenir en lo relativo a condiciones de trabajo y, especialmente, fiscalizar lo vinculado a la higiene, salubridad y seguridad de los lugares de trabajo, dictando las medidas que aseguren y titulen los derechos, la integridad psicofísica y la dignidad de los trabajadores.

-Organizar y dirigir la inspección y vigilancia del trabajo en todas sus formas; fiscalizar el cumplimiento de las leyes, decretos, convenciones colectivas, resoluciones y reglamentaciones vigentes y las que se dictaren sobre la materia, instruyendo las actuaciones correspondientes.

-Aplicar sanciones por la inobservancia de las disposiciones que regulan el trabajo en todas sus formas y por el incumplimiento de los actos y/o resoluciones que se dicten.

-Controlar el trabajo a domicilio, el de mujeres y menores y el servicio doméstico.

-Promover la difusión de la legislación laboral, realizando campañas que pongan en conocimiento las obligaciones y derechos de obreros y empleadores y los métodos de seguridad industrial de higiene y salubridad.