miércoles 24 de abril de 2024

OPINIÓN | 14 jun 2018

MIRADA EXTREMA

El show de la vida

Si la propuesta es la de llevar payasos a la arena política junto a ánimas que aún no saben que ya están muertas, el destino se perfila como trágico


Por Andrés Rissolo, especial para Semanario 

La supuesta candidatura de Marcelo Hugo Tinelli como aspirante a presidente de la Nación ratifica lo dicho en ocasiones anteriores cuando se plantea que la peor de las crisis que tiene Argentina es la de dirigentes. Si bien se pude hacer un paralelismo entre el actual presidente Mauricio Macri y su par norteamericano, Donald Trump, en el carácter de empresarios de ambos, habría que retrotraerse a la década del ‘80 para encontrar parangón entre el conductor televisivo argentino y el dos veces presidentes del país del norte, el actor Ronald Reagan.

Parodiar el gobierno de Reagan sería recordar lo más rancio de conservadorismo del partido Republicano, que encontró en el histrión de la pantalla grande, la incuestionable interpretación de un abuelo, bueno, permisivo, distante de cualquier problema relacionado con la política interna o externa. Irresponsable de dar protagonismo económico a la iniciativa y la acción individual frente al Estado, del escándalo Irán – Contras (con el Tte. Cnel. Oliver North a la cabeza), la Guerra de Malvinas y de su amistad con la muy honorable Baronesa de Kesteven, Margaret Hilda Robert Thatcher, más conocida como la “Dama de Hierro”,  quien realizó una completa transformación del Reino Unido al apoyar la privatización de empresas estatales, de la educación y de los medios de ayuda social. 

Pero quizás, querer comparar lo ya actuado por estas dos “celebridades” angloparlantes, con una posible acción de gobierno del presentador vernáculo sería como consultar a un oráculo. Su entrada a la arena política no fue de la mejor manera. Hacer público el viaje a Jujuy, la provincia fantasma de la Argentina, y publicitar su acción solidaria consumada junto con su esposa, alzó una serie de comentarios adversos en la sociedad, que le restregó el hecho de ir tan lejos a llevar ayuda cuando, en la misma capital de la república, sobran los lugares donde aportar una asistencia.

“La caridad bien entendida empieza por casa”, dice el proverbio andaluz, y esto de ir a buscar pobres y menesterosos a las provincias más recónditas para generar una conmoción redentora fustigó la sensibilidad social, que reaccionó en forma adversa con el hombre de San Lorenzo. Porque claro, las villas y los villorios de Capital Federal y del gran Buenos Aires no deben ser sólo cosa del Papa Francisco, dirigente éste, preocupado y dedicado a los problemas de más de 1.200 millones de personas en el mundo.

El Papa Francisco también es desdeñado por éstos lares por aquellos que se regodean en promocionar comentarios en su contra, promoviendo leyes y acciones vejatorias. A pesar de su pedido, nadie reza por Francisco en ésta Argentina pagana bautizada - protestante, que desdeña a un embajador mundial. Habría que preguntarle al pueblo polaco las ventajas de haber tenido a un embajador de esta clase como lo fue Karol Jósef  Wojtyla. Juan Pablo II fue aclamado como uno de los líderes más influyentes del siglo XX.

Pero no todo giró en torno al showman Marcelo Hugo Tinelli, otro desgastado y conocido espectáculo tuvo lugar en el Congreso de la Nación, donde los auténticos decadentes parlotearon durante horas y pasada la medianoche, aprobaron una ley que ya desde la tarde la había vetado el presidente. Horas de debates para nada... bueno, para justificar las ganancias de quienes nada aportan con sus “trabajos”.

La ley y el veto son la prueba de que no interesa llegar con una solución a un conflicto que afecta a millones de personas, que viven en capital y en el interior, o en eso que dieron en llamar la República Argentina y de los cuales son representantes. Entre dimes y diretes, el tiempo pasa y la crisis queda. La solución a los problemas estructurales del país no lo tuvieron los de antes ni lo tienen los de ahora.

Porque para superar una instancia adversa es necesario primero del esfuerzo entre todos para salir del abismo y un rumbo consensuado para que no haya distracciones ni retardos. Ahora, si la propuesta es la de llevar payasos a la arena política junto a ánimas que aún no saben que ya están muertas, el destino se perfila como trágico. Las puertas del averno están abiertas porque desde la época de los romanos se sabe esto del pan y el circo.

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