miércoles 24 de abril de 2024

CULTURA | 30 jun 2018

OTRA VUELTA A SATURNO

Crece en Junín la concurrencia a fiestas y festivales autogestivos

“A Otro Planeta”, festival alternativo bajo el ala de su creador e impulsor Jonatan Saturno, festejará su tercer año con un encuentro en el Club Mariano Moreno que contará con bandas en vivo, DJ toda la noche y prácticas e intervenciones recreativas.


Por: LUCIANA CAMARERO

Se considera un loco por pensar distinto y un protestante de la exclusión, que encontró con el paso del tiempo su verdadero ser, o mejor dicho, empezó a ser quien realmente era. Pasar a ser un “chico de boliche, de andar con amigos y de esperar anhelosamente los fines de semana”, a ser uno totalmente diferente que empezó a apreciar cosas y situaciones sencillas como transitar plazas o charlar con personas desconocidas.

Esas experiencias le han hecho replantearse a Jonatan Saturno (30), un joven juninense creador de “A Otro Planeta”, el sistema en el cual estamos inmersos. “A medida que fui creciendo nunca me hallé en nada, no me encontraba con algo que me guste, siempre fui de trabajar desde los 15 años, ya de pibe, obviamente, porque la plata nos es útil, y la vestimenta en ese entonces, con esa edad, te paraba en otro lugar. Ya sabía dentro mío que mi vida nunca iba a ser esa, que no estaba ahí detenida en el sistema, pero no sabía cómo”, aseguró en un extenso diálogo con SEMANARIO.

Jonatan dio origen e impulsó los eventos y festivales conocidos como “A Otro Planeta”, jugando con su apellido. Eventos con contenido en el que se puedan experimentar y vivenciar  intervenciones y expresiones artísticas de todo tipo desde la libertad y la apropiación de cada persona que asista.

En esta nota, el joven explica sus intenciones y proyecciones a futuro para brindarle al público juninense y también de localidades cercanas, otras formas de disfrute y recreación con el fin de apreciar cada instante en constante interacción entre sujetos, exposiciones, música, y otras expresiones.

-¿Cuándo surge la necesidad de impulsar lo que hoy se conoce como “A Otro Planeta”?

-Creo que hubo dos puntos que me llevaron a crear A Otro Planeta. Uno de ellos fue haber realizado un evento solidario para un amigo de acá del barrio que tenía una enfermedad y nos tocó de cerca a todos los vecinos porque era muy allegado. Crear ese evento, más allá de que nos fue bárbaro en la parte económica, a mí me dejó mirando a la gente en el contexto de todo un evento, de cómo atraer y marcar algo, de que cuando hay algo en común la gente responde. Eso me despertó mi locura en organizar eventos y haber generado eso en la gente estuvo buenísimo.

El otro punto fue cuando mi sobrino empezó a ir a la laguna a los festejos de la primavera, algo totalmente vacío, ya no siendo lo que era cuando íbamos nosotros siendo adolescentes. Me replanteé también que cuando íbamos nosotros era totalmente cuadrado, tan básico como dos más dos, porque era ir a un lugar donde podías tomar, deambular por las calles, volver a tomar y andar tres días borracho sin sentido de nada, sin plantearnos nada interesante, sin hacernos pensar, sin, aunque sea, juegos que nos hagan replantear cosas, sin talleres ni charlas abiertas.

-Todas esas fallas y faltas te impulsaron de alguna manera…

-Todas esas cosas que nos faltaron a nosotros quise llevarlas a cabo cuando nació el primer campamento de A Otro Planeta. Obviamente que me paré en un sueño que en su momento lo hice como pude, salió como pudo, con mil deudas pero sí se plantó esa semilla en algunos porque fue la primera vez que hubo en Junín un campamento con bandas, donde se vendían bebidas alcohólicas pero en un horario prudente, donde se podía pasarla bien, se podía tomar pero siempre a su debido tiempo. Podías levantarte, hacer los talleres necesarios que se brindaban y llegar al momento de la tarde/noche donde se habilitaba la venta de alcohol.

Por frustraciones y por tener miles de errores, abrimos la casa A Otro Planeta ubicada en Alsina al 700. Ahí nace la identidad, y pensé que no iba a hacer más los eventos porque era deuda tras deuda. Me nace esto de la casa, de abrirlo como un espacio mucho más sencillo, más tranquilo, con bandas, pasando proyecciones de películas independientes, con exposiciones, siempre hablando sobre algún tema en especial. Eso empezó a crecer cada vez más hasta que los vecinos nos pusieron otra vez una barrera, exigiendo que eso se corte.

-¿Qué sensaciones te dan esas actitudes cuando querés hacer lo que tanto te gusta?

-La sociedad me hace sentir que no permite que exista un espacio donde haya una apertura mental, donde se pueda hablar de muchos temas, de que seas libre y que puedas decir lo que quieras e ir como quieras, sin que nadie te cuestione ni te mire con un ojo señalador.

Nace en un punto por mis sobrinos, por mí que me encuentro en lo que verdaderamente me gusta y creo que lo que más me gusta y me divierte es romper. Me río cuando molesto a la gente, me lleva a un lugar que me pone súper contento.

-Y romper con la movida nocturna en la que sólo prevalece la estética personal y no el disfrute.

-Sí, y que si vas producido vas a determinado lugar y no podes ir así a otro lado. Inconscientemente también, los que nos hemos paramos del lado cultural discriminamos al que se produce y en realidad es interesante lo que pasa, porque hasta les da vergüenza, como nos ha dado a nosotros por ir a ciertos lados y que nos excluyan por nuestra forma de vestir. Y en realidad no somos nada, la vestimenta no nos limita a que no nos parezca interesante escuchar una poesía, de mirar un cortometraje o que te interese sentarte con gente que no conocés a hablar sobre cuestiones súper interesantes y que en otro lado no lo podés hacer.
A otro Planeta intenta pararse en ese lugar, ni somos boliche, ni somos lo otro. Somos una nebulosa de la que todos pueden ser parte.

-Teniendo en cuenta ciertas trabas que has tenido y tenés, ¿cómo te la ingeniás para organizar los eventos?

-Normalmente me frustro, me angustio y la paso mal. Una vez me frenaron y me hicieron sentir que no podía avanzar, como que había llegado a un límite. Al mismo momento que me hicieron sentir eso, una persona que fue a un evento, me cruza en la calle y me abraza, diciéndome que hacía falta lo que estaba haciendo con los eventos. Eso lo tengo guardado y cada vez que me agarra alguna angustia, refloto eso y me regenera lucha.

-Como una especie de resistencia…

-Me pongo a hablar con cualquiera y me doy cuenta que lucho por hacer eventos de tal magnitud, entendiendo la situación de cada uno, sabiendo cómo están las cosas hoy en día y no olvidándose de dónde salió uno.

¿Cómo olvidarme dónde estoy parado y tener que matar a la gente con los precios de la entrada para poder comprarme un auto? Seguiría andando en bici con tal de que las personas me paguen un valor real de cada entrada pero que vayan a un evento de calidad.

Y que la cultura independiente, porque no tengo auspicio, ni nadie que nos banque, porque no lo busco hoy en día tampoco y lo digo con orgullo porque aunque siempre esté sufriendo hasta último momento, miro a los chicos que trabajan atrás de este proyecto y somos una resistencia del mundo en sí. Generar este tipo de eventos con intervenciones y que te encuentres con cosas súper raras para que deje de ser sólo ir a ver una banda, sino que entren a un evento real, que A Otro Planeta tenga su identidad y que se reconozca por eso, es una resistencia y una lucha.

Tenemos subsidio en la bebida y en las entradas y no tenemos economista (risas).

-Si tenés que invitar a alguien que nunca fue a tus eventos, ¿cómo lo hacés?

-Agarraría su cabeza y la metería dentro mío (risas). Normalmente arranco suave, explicando que es un evento alternativo en el que va a vivir un montón de experiencias, en donde deja de ser un número y pasa a ser parte del evento. Ojalá lleguemos a ser muchas personas pero cada una va a sentir que es su evento, porque podés jugar, te intervenís e intervenís al resto.
Trabajamos mucho para que se genere una atmósfera que esté relacionada con la diversión, el amor y el respeto. La gente se conecta completamente con cada evento, se va más allá.
Yo, que lo camino en el medio de la noche, que los abrazo a todos y juego con ellos, noto que se liberan un montón y gente de cualquier edad.

Son muchos chicos y chicas los que están atrás de esto, trabajan en escenografía, intervienen el espacio, hacen estructura, decoran la barra, los chicos de circo haciendo malabares apenas entrás, te pintan las caras. Y se va mutando, nunca van a ver un evento que se parezca al anterior. Está bueno ir porque nunca nadie te va a poder decir cómo va a ser el evento.

-¿Por qué pensás que han tenido tanta repercusión tus eventos?

-Porque es un evento que aparece con fuerza cada tanto, y se arman seis meses antes o más, depende de lo que se proponga. Diseñando, rediseñando, se piensa muchísimo en cómo va a interactuar cada persona.
No sé por qué los chicos y chicas me siguen en esta locura. Quiero cortar con la lógica implantada en Junín hace años y me cuesta. Hace tres años que trabajamos para que hoy en día estemos dónde creemos estar, es una prueba constante lo que nos pasa acá en Junín y no le aflojamos.
Creo en lo que hago, desde que me levanto hasta que me acuesto, pienso en esto todos los días de mi vida desde que se me hizo carne y hay que dejar de pensar que no pueden pasar cosas interesantes en un evento. Creo que a la gente le podés poner una poesía en la pared, la va a leer y le va a llegar.

-¿Qué miedos tenés respecto a los eventos?

-Antes del evento siempre tengo miedo y después me termino sorprendiendo. La gente siempre me respondió, pasa que me mando a hacer eventos súper costosos para lo que es lo independiente y con cero presupuesto. Miedo en relación a que apuesto todo y no sé si me van a responder, pero una vez que pasa el evento ya quiero hacer otro.
Siempre paso por el estado de nerviosismo pero creo mucho en el proyecto.

Miedo también a que si algún día me va a permitir crecer para crear cosas más grandes, para poder bancar a los chicos y chicas que están laburando atrás de todo esto. Tengo gente que trabaja y esa gente tiene que vivir y los chicos se lo merecen

Son muchas las personas laburando en la parte artística que conlleva la escenografía y puesta en escena, gente laburando en lo que es la música, en gráfica y audiovisuales, mapping, prensa y difusión. Es una súper familia trabajando y quiero crecer por ese lado para poder darle un marco mucho más serio. Es mucho laburo que no lo generamos tomando mate a la tarde.

-¿Con qué se va a encontrar la gente el 8 de julio en el Club Moreno?

-Con intervenciones, como siempre, se va a jugar con realidad virtual que acá no se ha visto, va a haber una estructura y un escenario súper interesantes, espacios donde van a poder sacarse fotos. Sin ir más lejos, con cero presupuesto, nos tomamos todo muy serio; de hecho, al lugar lo alquilamos por dos días para armar todo el fin de semana y no por tener presupuesto de sobra pero se tiene que trabajar así y hay que mostrarle a la gente de que hay que hacer las cosas bien con sus costos, riesgos y tiempos.

Va a ser un evento para disfrutarlo desde temprano porque si no, no van a llegan a ver nada. Vamos a contar con tres bandas como Nico Agesta de Junín, Mic Shaggy y Lo’Pibitos, ambas de Buenos Aires, más el cierre de DJ Milanesa. Es mucho y va a ser una noche larga, muy zarpada, y no vale quedarse en sus casas tomando algo porque también proponemos una cantina con valores súper populares al igual que las entradas. Las primeras 100 a $150, ahora están $250 pero es el valor que realmente tienen que estar por la cantidad de artistas y cosas por hacer.
No especulamos ni con las entradas ni con las bebidas, o sea que así nunca vamos a pagarles a los que trabajan a pulmón, pero bueno, hoy es así y es nuestra lucha a todo lo que comenté.

-¿Va a volver el campamento de A Otro Planeta?

-Vuelve en noviembre y recontra recargado a lo que fue el primero. Va a haber gente de Bolivia, Chile y Capital Federal exponiendo obras de arte, estructuras súper locas, un mega escenario, patios de comida, y aparte de todo eso, charlas muy interesantes y una grilla de bandas, que si se llegan a dar todas, va a ser explosivo.

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