viernes 29 de marzo de 2024

OPINIÓN | 14 jul 2018

MIRADA EXTREMA

Volando bajo

Abandonar la pista deteriorada, realizada con conocimientos específicos, y cambiarla por una de tierra, es en realidad un retroceso absoluto.


Escribe Andrés Rissolo, especial para Semanario

La voz de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, en su paso por Junín fue clara y contundente: “hoy la prioridad está puesta en acompañar a la gente en este momento difícil”. Con ésta afirmación derivó al ducto cualquier tipo de esperanza que se tenía sobre la posibilidad de que el estado provincial se haga cargo de la reparación de la pista del Aeroparque Junín.

Con un respaldo de veracidad, en una época de crisis extrema, los gobernantes se reclinan lógicamente a satisfacer las necesidades básicas de la población por sobre las otras consideradas de menor urgencia.

Desde hace mucho tiempo ha caído en la eterna metodología de los políticos de turno esperar que todo provenga de las instancias superiores, dada la incapacidad intrínseca de generar por si mismos proyectos y propuestas superadoras.

Al menos, un estado cuanto mucho con cuentas ajustadas, para mantener los presupuestos si es posible a flote merced a onerosísimos impuestos puede esperarse de las comunas que deben casi el 70% de sus ingresos para pagar los sueldos del personal del plantel estable municipal, principalmente integrado por aquellos seguidores partidarios. Primero los de un sector, luego los de otro, también cuenta el credo que se profese para integrar la planta permanente que se multiplica con la atenta mirada y supervisión de los sindicatos.

Esta operativa de introducir gente al ámbito del Estado no estaría mal si se cubrirían todas las demandas insatisfechas de una ciudad y si no fuera porque es una forma de cubrir la falta de empleo que acosa al país desde hace ya muchos años.

A ésta fórmula milenaria de hacer política a través de las dádivas que en cuentagotas derivan de los mejores ubicados, los políticos se aseguran su futuro mediante el voto cautivo de “sus” empleados, y el poder y la influencia que ellos emanan; ya nada se realiza sin sus permisos.

Esta legitimación política de poder mover influencias y concretar realidades obliga, imperiosamente, a una sumisión lineal en la escala de mando. La imposibilidad de saber generar fuentes de recursos y desarrollar los distintos sectores productivos de cada economía regional, es el mismo hecho que les impide concretar obras y que deberían crear bienestar en la conformidad partidaria.

Pero este accionar no siempre es bien visto. Alguien que sobresale del resto por su decidido actuar en pos de una prosperidad significativa de la comunidad, tendría que ser imitado por sus pares. Pero no es así. El cieno partidario es una verdadera arena movediza de la mediocridad dispuesta para que los mejores exponentes perezcan en ella. Con ellos también se abaten los sueños de desarrollo y producción.

Pero todo este accionar no se podría ejercer sin el aval de una sociedad que, por mucho tiempo, desestimó la influencia de la política en la vida diaria y de su responsabilidad, no sólo en el bienestar de la población en el día a día, sino en el futuro propiamente dicho.

La falta de interés por algunas medidas de carácter productivo por sobre otras de supuesto carácter individual hablan de por sí del desinterés evidenciado en la construcción y cohesión de una sociedad. La queja popular de que los políticos sólo se interesan de los problemas de la sociedad en épocas de elecciones son directamente proporcionales a la atención que prestan los ciudadanos en formar una sociedad.

Desde los últimos tiempos del mandato del intendente Abel Miguel, a fines del 2003 hasta el presente, el costo de reparación de la pista es de 1,5 millones de dólares. El desprecio patentizado por el gobernador Daniel Scioli a la administración de Mario Meoni y éste en desestimar los ofrecimientos elevados por particulares para la reactivación de la estación aérea, culminan con la propuesta lapidaria de Vidal-Petrecca de una pista de tierra.

Esta involución que sufrimos los juninenses con la no reapertura de la estación aérea está también, en parte,  signada con el origen de la pista. Construida por el gobierno militar, de sólidas bases, la traza tiene una posibilidad de proyección de otros 1.500 metros, como para dejar operativo un aeropuerto en circunstancias especiales. Pareciera que ese origen tiene, en algunos estólidos, una particular molestia.

Con ésta medida de hacer una pista de tierra se dejaría atrás la posibilidad de un aeroparque comercial, que además de posibilitar el tránsito aéreo posibilite un flujo turístico y con ello, la eventualidad de que empresas privadas operen en la estación que, hoy por hoy, además de la pista, deberá modernizar la torre de control, la construcción de hangares, los tanques de combustibles, la sala de recepción, la confitería/restaurante, y la playa de estacionamiento para automotores.

Únicamente el ingenioso hidalgo caballero, Luis Casartelli, lucha solo, denodadamente, ante las imposibilidades que interponen los distintos organismos, organizaciones y cualquier otro ministril, que de aeronáutica no sabe más que su profunda ignorancia.

Abandonar la pista deteriorada, realizada con conocimientos específicos, y cambiarla por una de tierra, es en realidad un retroceso absoluto. Y para Junín será una muestra más de la asociada incapacidad política- social, que ya lleva 15 años de oprobio porque no consigue progresar.

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