Por: Redacción Semanario

Las guardias están abarrotadas a esta altura del año, cuando las atenciones se multiplican por las enfermedades estacionales referidas a cuadros respiratorios.

En las clínicas privadas no hay camas para internaciones, se van priorizando los casos y dejando que muchos pacientes vuelvan a sus casas, cuando en otro momento hubiesen quedado retenidos para vigilar la evolución. Sin embargo, debe hacerse una especie de ta-te-ti y dejar sólo a los que presentan un cuadro de gravedad real.

Es que no hay lugar para más internaciones. Pero además de éste momento crítico derivado del invierno, hay otra realidad subyacente más preocupante y menos atendida: la salud juninense está en terapia intensiva.

Cada vez cuestan más las prepagas, por eso se van haciendo inaccesibles para muchos bolsillos. Pero hoy casi con exclusividad los que exhiben una tarjeta de OSDE o de Federada pueden llegar a tener un buen servicio… el resto, obras sociales incluidas, van siendo excluidas de distintas coberturas y arrojados a un mundo hasta ahora desconocido.

No es el caso de los más pobres. Ellos siempre recorrieron el circuito de las salitas y el Hospital para la asistencia o ante cuadros complicados de enfermedades, nunca tuvieron otra opción. Son los más curtidos, los que no se asombran, los que vienen de años de carencias y hoy apenas asisten como espectadores a la ampliación de su universo.

EL CIRCUITO PRIVADO

Hace un tiempo atrás, trabajadores con coberturas de obras sociales y afiliados a prepagas eran los dueños y señores de clínicas y sanatorios locales.

En algún centro asistencial más alejado, empezaron por efectuar limitaciones: desde hace décadas, OSECAC –una de las mayoritarias en Junín, empleados de comercio- optó por darle exclusividad a otra clínica. En los últimos tiempos, se sumó la exclusión hasta de prepagas como Famyl, y por eso en La Pequeña Familia sólo se reciben pacientes particulares, OSDE, los clientes de la propia prepaga y alguno de IOMA. El resto de la población está fuera de la cobertura que se brinda.

El Sanatorio amplió su espacio físico: hizo cuartos para pacientes que puedan pagar una fortuna de diferencia, pero el resto del lugar sigue con habitaciones pequeñísimas, escaso confort y tranquilidad, donde se van depositando enfermos de todo tipo.

En la guardia, no se da abasto. Y ni siquiera hay un pediatra de turno. Los casos que implican a criaturas son derivados a IMEC (a la vuelta) y las consultas que se abonan después se reintegran, según la obra social que acuse el enfermo. Un cuadro difícil de entender: ¿cómo se explicaría la llegada de un niño en gravísimo estado, que no puede ser atendido por un profesional? Los que pagan para tener el servicio, ¿puede ser que sean enviados a otro centro asistencial así como si nada?

Las otras clínicas también están saturadas. Pacientes y más pacientes. El crecimiento que operó en la Centro la hizo destinataria de muchas elecciones, mientras que IMEC parece estar recorriendo un camino inverso en la preferencia de la población.

EL PLUS

Tanto en la atención como en la internación en las clínicas, y en los consultorios de los médicos, jamás dejó de estar presente el plus.

Más allá de los convenios firmados, hasta los ancianos que cobran la jubilación mínima deben afrontar pagos ‘extras’ cuando se anuncian como afiliados al PAMI. Y así pasa con casi todas las obras sociales: no importa la retención que sufran en sus haberes ni la cobertura prometida, siempre hay que pagar más. Incluso cuando no se tiene.

Por análisis, por estudios, por una consulta, por internación… por todo hay que pagar aparte. El famoso plus. Del que todos saben pero nadie toma medidas. El Círculo Médico históricamente defendió los intereses gremiales de los médicos, así que jamás estuvo interesado en poner fin a esta práctica ilegal. En las mutuales, que muchas veces pagan fuera de término o montos un tanto bajo, tampoco se tomó el tema en serio ni se sancionaron profesionales que incumplen su contrato; lo más común es que hagan la vista gorda o, de última, devuelvan lo desembolsado si algún afiliado presenta la queja. Por eso, como siempre y en todo, el vecino de a pie es el damnificado. Siempre debiendo poner un peso más, porque la cadena de pagos está rota, porque los honorarios no son los adecuados, porque… y nadie jamás, desde ningún área, se pone a pensar en el bolsillo roto del juninense común.

SECTOR PÚBLICO

Mientras, los muchos otros concurren a la salud pública. Por un lado, para la atención primaria, están las unidades sanitarias o CAPS como les gusta llamar a los PRO. Desde el gobierno de Abel Miguel, se fueron desplegando en forma estratégica por los barrios de la ciudad, con la intención de que el vecino que no tiene cómo llegar al Hospital por la distancia, pueda recibir una inyección, nebulizaciones o vacunas, haga una consulta con un clínico o un especialista y hasta tenga acceso a medicamentos a través de muestras gratuitas.

En estos casos, hoy, la denuncia es clara: además de la infraestructura lamentable, las salitas se están quedando sin enfermeros ni médicos, que disparados por los bajísimos salarios que ofrece el municipio, van en búsqueda de otras guardias mejores pagas.

“Calculamos que en los últimos dos años y medio, alrededor de 20 enfermeros y otro tanto de médicos se han ido de las unidades sanitarias. Algunos tenían contrato o eran mensualizados, y hasta hubo profesionales que renunciaron con 25 años de carrera en el municipio, cuando podrían haber durado hasta la jubilación, pero sufrieron un gran desgaste”, dijo a SEMANARIO hace unas semanas el médico Franco Tomasella, también representante de ATE.

“En cuanto a médicos, tenemos apenas seis pediatras, que tienen que cubrir varios barrios y localidades”, apunta, en cuanto a la principal demanda de hoy.

Este cuadro se completa con deficiencias en la infraestructura, con dificultades para el funcionamiento por casos de humedad o falta de calefacción, por ejemplo.

EL HOSPITAL

El Hospital “Abraham Piñeyro” sigue sin calefacción en algunas áreas, colmado en cuanto a camas ocupadas, con turnos rebalsados, servicios que no funcionan, guardias saturadas, deficiencias de infraestructura y otro sinfín de inconvenientes que el hombre común, que llega con una patología o lesiones, debe sortear para recibir una adecuada atención médica.

En los últimos tiempos, además, el centro asistencial se vio envuelto en fuertísimas denuncias vinculadas con una supuesta mala praxis, o al menos rodeada de sospechas e interrogantes que merecieron la intervención judicial. Se trata de los casos de las muertes de Vanina Garay, una joven embarazada que había ingresado tras un accidente, y de una pequeña de 5 años, Nahiara, cuya mamá acusó falta de atención médica, algo después comprobado a través de la historia clínica que publicó en exclusiva este medio.

El mayor logro del mejor equipo de los últimos años fue que llegara la fuente de la bomba de cobalto  y que se hiciera una casita en seco (y súper cara) para refugiar a los residentes. Muy poco más, a pesar de las características zonales del HIGA y la alineación de gobiernos.

EN CRISIS

La salud de los juninenses está en crisis. Pero no termina ahí, hay otra mala noticia: la situación empeorará.

A este gobierno lleno de CEOS, con cuentas offshore y la misma empatía que un ladrillo, poco le importan los que no pueden pagar. El caballito de batalla ¿era? la obra pública, no entran en agenda otros ‘temitas’ como las necesidades sociales.

Las urgencias de la gente no parecen tener correlato con el listado desde el gobierno. ¿Cuánto puede pasar hasta que el cansancio generalizado explote? Mientras, los juninenses van bajando la cabeza y tratando de proteger su salud por donde pueden. A medias. Pagando hasta la plata que no tienen en su hogar. Esperando turnos. Confiando.

La salud en Junín está quebrada. Y desde ningún área piensan en un plan para sacarla a flote. El juego se llama ‘sálvese quien pueda’.

SIN PEDIATRAS

Sin respuestas de ninguna parte, la gente opta por descargar sus frustraciones y exponer sus situaciones en las redes sociales.

Así, en las últimas horas, se hizo pública la falta de pediatras en el Sanatorio Junín a través del Facebook.

“Quería contarles lo que está pasando con OSECAC y el Sanatorio Junín ya que me pareció totalmente vergonzoso. El jueves a la noche fui a la guardia del Sanatorio con mi nena de 1 año, porque es el único lugar q la obra social me brinda para una urgencia... pero (increíblemente y faltándole  el respeto a los años que tiene la institución) NO había pediatras de guardia... ni siquiera guardias pasivas, donde el secretario llama al médico y éste en un tiempo considerado se presenta a ejercer su trabajo... NO!!! No había pediatras de ninguna forma, así que me mandaron muy gentilmente a la clínica IMEC para que me cobren una consulta que luego ellos me reintegraban.

Sin tener en cuenta que mi nena estaba con broncoespasmos y que hacía no más de 7 grados... fuimos para la otra clínica, donde el pobre secretario tuvo que decirme casi con vergüenza que la consulta me salía  $700 pesos (dato que en el Sanatorio saben pero omiten decirle a la gente para q no se ofusque de antemano).

Gracias a Dios a mi hija no la tuvieron que internar, porque su saturación estaba en el límite... pero si eso pasaba? ¿Tenía yo también que abonar la internación en la clínica Imec? ¿O la tenía que llevar al Sanatorio como me dijeron que si tenía que hacerle alguna placa o algo vuelva? ¿Quién me la iba a internar, un traumatólogo, un gastroenterólogo o ahí sí iba a aparecer un pediatra?

Sinceramente no puedo creer lo que está pasando en Junín... porque lo que fui averiguando no es la primera vez que pasa... y tampoco estoy segura de que en IMEC a mi hija la haya atendido una pediatra, ya que el sello solo dice médica... y por lo que sé, suele haber los mismos médicos para la guardia como para el recorrido de la internación... y estos por lo general son sólo clínicos.

Ahora digo yo... ¿Cómo puede obligarme OSECAC a elegir un médico de cabecera, un pediatra y cualquier especialista de una institución que ciertos días carece de atención?”.

OTRA DENUNCIA CONTRA IOMA

A cargo de un contador en la Delegación Junín, IOMA se mantiene inflexible a necesidades y reclamos. La obra social de los empleados públicos provinciales tiene más falencias que aciertos, marchas y contramarchas, por supuesto todas en contra de los propios afiliados.

Ahora, entre las nuevas perlas, se conoció que los beneficiarios sólo pueden tener acceso a UNA ecografía POR AÑO. Además, en las últimas horas recrudecieron los enfrentamientos entre IOMA y los médicos, porque nuevamente trascendió que se recortaría el número de consultas que se autorizarían para cada afiliado.

Y otros profesionales también están en crisis: los acompañantes terapéuticos no cobran desde hace meses, los odontólogos se quejan, los bioquímicos, los farmacéuticos y otro tipo de prestadores también viven con la queja en el cielo. Pero, en el lindo paraíso de Mariu, estas cosas no son reales.

En Junín, la última queja pública conocida partió de una beneficiaria que escribió su testimonio:

“Hola, les quiero contar una cosita que me está pasando. Espero ser lo más sencilla posible. Resulta que estoy en tratamiento oncológico hace un año. Hice los tramites en la obra social para que me llegue una medicación que me la estaba colocando por vena, tarda 90 minutos en pasar sentadita en mi silloncito preferido de onco. Estamos hablando de octubre. Lo que yo pedí es la misma medicación pero subcutánea, es decir me ponen una inyección que dura cinco minutos y me voy. Es más rápido, no se usan las venas, no estoy tanto tiempo metida en un lugar donde hay un montón de personas enfermas con tos y neumonías y etc. Bueno, las ventajas son claras. En esa oportunidad me rechazaron el pedido porque no está dentro de lo que es medicamento de IOMA. Igual voy a hablar con gente ahí mismo en IOMA y le explico cuáles son los beneficios de esta medicación subcutánea. Me dijeron que no me preocupe porque estaban pensando en colocarla dentro de la carta de medicamentos, me fui super contenta. Mientras tanto me sigo colocando cada 21 días la que es por vena. En febrero vuelvo y me dicen que como cambió la dirección, no van a poner esa medicación dentro de la carta de medicamentos. Vuelvo a pedirla esta vez con un abogado, sin llegar a recurso de amparo. Resulta que me la aprueban, me la autorizan, iuupiiiii. Ahora se viene la cuestión, no llegaba la medicación. Me sigo colocando por vena. Voy y vengo a la clínica, a IOMA, fotocopias, etc. Un día me pincharon el brazo en seis lugares diferentes y no tenía más venas, no me pude hacer la quimio. Me fui volando a IOMA a rogar q me manden la medicación q ya estaba autorizada. Me llega una. Vuelvo a hacer pedido, médico, clínica, IOMA, etc. Así todo el tiempo. ¿Dónde está el inconveniente? El pedido lo lleva una persona a La Plata, lo ve el directorio, de ahí va a otro piso de ahí a no sé donde de ahí a farmacia de ahí se llama a licitación y de ahí se designa la droguería, y... me lo mandan. La droguería lo manda rapidísimo, pero todos los trámites anteriores? ¿Cómo puede ser que tarden más de un mes si yo me tengo que colocar la medicación cada 21 días?

Acá en Junín me encontré gente dentro de IOMA que tiene muchas ganas de trabajar para los afiliados y hacen de todo. Pero la traba está en otro lugar. Es muuuuyyyyyyy lentoooooo. Y se trata de la salud, de la vida y de la muerte. Los tres que me llegaron todos atrasados, ninguno me lo pude colocar cuando correspondía. ¿Resultado? No lo sé.... espero que Dios me siga dando fuerzas. PIDO QUE LAS COSAS LLEGUEN A TÉRMINO, QUE SE INCORPORE DENTRO DE LA CARTA DE MEDICAMENTOS EL SUBCUTANEO”.