jueves 25 de abril de 2024

LOCALES | 19 jul 2018

BAJO LA LUPA

Las ordenanzas que se cumplen son las que recaudan, ¿las otras? bien, gracias

Hay ordenanzas que sí se cumplen, a rajatabla, porque son las que engrosan las arcas comunales. Pero hay otras, muchas otras, festejadas y difundidas hasta el cansancio que murieron casi antes de arrancar. ¿Cuáles son?


Por: Redacción Semanario de Junín

El relleno sanitario que viene a reemplazar el basural a cielo abierto que había, un nuevo caballito de batalla para la gestión Petrecca, no le será gratuito a los juninenses.

Desde este año, se abona una nueva tasa, incluida en la boleta de Conservación de la Vía Pública, que le cuesta a cada contribuyente la módica suma de 200 pesos bimestrales. Que se suman a una catarata de “contribuciones” ya existentes, porque en definitiva, todo lo que los gobiernos muestran como un logro propio, en realidad sale del bolsillo de los vecinos.

Lo mismo sucedió con la tasa sobre los combustibles, ideada en la gestión del ex intendente Mario Meoni y entonces combatida por la oposición, hoy oficialismo. Fue pensada para destinarse a la “trama urbana”, o sea a la pavimentación y mejoramiento de calles de tierra. Ni en la anterior ni en la actual administración se vieron los frutos: en la práctica, sólo se trata de que el vecino ponga siempre un poco más de plata, que va a parar a la famosa cuenta de “Rentas Generales”, agujero negro de las finanzas comunales.

A Pablo Petrecca le molestaba enormemente cuando era concejal, pero una vez que se calzó el traje de jefe comunal, el interés se mutó y decidió conservar este plus que los juninenses (y no juninenses que paran en estaciones de servicio de la ciudad) pagan a través de los combustibles.

Caso similar puede apuntarse en el tema de la Comisión de Seguimiento de la Tasa de Seguridad, un ‘aporte’ comunitario ideado por los años ’94 bajo el gobierno de Abel Miguel, que viene incluido en la boleta de energía eléctrica, con lo cual la recaudación es muy superior.

Allá tiempo y a lo lejos, Petrecca solía visitar en su carpintería al siempre oficialista Osvaldo Giapor, último presidente de la Comisión de Seguimiento, ambos preocupados por la falta de información oficial sobre la utilización de esos fondos.

Duerme en el olvido y en los cajones un proyecto ingresado por una ex concejal en 2014, proponiendo la creación de un “Consejo de Acompañamiento”, dado que por ley se había resuelto que el “seguimiento” debían hacerlo los ediles, que por función debe controlar al Ejecutivo.

Una vez que cambió el lado del escritorio, a PP le empezaron a cerrar los números y ya no consideró necesario que alguien ‘foráneo’ los controlara y rindiera cuentas a la sociedad. Así es como hoy no hay detalle público de la plata que se junta, lo que se gasta, en qué se gasta y cuánto queda. Los juninenses ignoramos todo, a pesar de las reiteradas promesas de transparencia que se hacen en campaña.

Estas ordenanzas sí se cumplen, a rajatabla, porque son las que engrosan las arcas comunales. Pero hay otras, muchas otras, festejadas y difundidas hasta el cansancio que murieron casi antes de arrancar.

LOS ‘OLVIDOS’

¿Quién se acuerda que el municipio iba a controlar en forma exhaustiva que los motociclistas portaran casco a la hora de expender combustible?

Como todo en Junín, fue furor durante unas semanas, si se quiere ser generoso... unos meses. No más. Cada tanto, alguien lo recuerda y se vuelve a poner en práctica.

¿Y el uso de chalecos refractarios con identificación? ¿Alguien los habrá tenido alguna vez?

Lo mismo sucede con el ingreso de menores a boliches. Cada tanto, alguien desempolva las normativas vigentes y se envían inspectores. El fin de semana siguiente todo vuelve a la normalidad.

Ni hablar con los horarios. A partir de la legislación provincial, no está permitido el ingreso a boliches después de las 2 de la madrugada. Con bombos y platillos se anunció el procedimiento realizado por la ciudad, las clausuras, las sanciones... la contemplación duró exactamente dos semanas, ni más ni menos. Hoy, los chicos vuelven a aparecer mucho después de las 3.30 de la madrugada, y pasan sin problemas.

¿Cuántos kioscos, despensas o supermercados han sido sancionados con venta de alcohol fuera de horarios permitidos? De vez en cuando agarran a algún desprevenido, pero por lo común la venta es sin límites, sobre todo en los barrios.

Las leyes vigentes de protección animal brillan por su ausencia. Nadie sabe dónde realizar una denuncia por malos tratos, y en todo caso, todos saben que nunca habrá consecuencias. Matar está permitido, en la práctica. Lo mismo para la festejada ley que prohíbe carreras de galgos: ¿alguien puede pensar que se terminaron?

Ni hablar de viejas iniciativas que se sancionaron en ordenanzas pero jamás se cumplieron. Por citar un caso, en el año 2000 el Concejo Deliberante sancionó la creación del Registro de Padres Morosos.

Las últimas “estrellitas” del marketing petrequista estuvieron relacionadas con el control de la nocturnidad (fiestas privadas), que sólo se terminan cuando llegan las heladas del invierno y resurgen nuevamente con la primavera, y el control de la pirotecnia, una gran mentira confirmada en cada cumpleaños de 15 y festejo de eventos deportivos que se suceden en la ciudad, sin sanciones y sin penas.

Es que las ordenanzas y las leyes sólo son palabras vacías. Requieren de la práctica efectiva por parte del Poder Ejecutivo para controlar su cumplimiento, y luego para dar paso al Poder Judicial a aplicar sanciones en casos de infracciones.

Acá, en Junín, las ordenanzas se sancionan sólo para que se aplaudan por los medios periodísticos amigueros y den lugar a lucimiento de funcionarios. No tienen larga vida: el desuso las va llenando de polvo.

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