sábado 20 de abril de 2024

LOCALES | 25 sep 2018

paro general

#YoNoParo: la 'reacción' de dos concejales de Cambiemos Junín

‘Antidemocráticos’ y ‘golpistas’ fueron las calificaciones elegidas por Manuel Llovet y Juan Tolosa Rossini para condenar el cuarto paro general contra la administración Macri.


Durante el paro general de este martes, por las radios y la televisión se escuchó muchas veces, como si fuera una verdad científica: “El paro no cambia nada”.

Ningún paro de un día cambia nada. Es una manifestación de descontento, un instrumento como otros a fin de mostrar fuerzas. El paro es la forma en que se hace visible un conflicto. Por caso, ¿sirve para algo timbrear por los barrios? Cambiemos repite tales acciones porque le sirven para presentarse de un modo “humano y simpático” (por lo menos, eso es lo que intenta y se cree capaz de lograr).

Esos mismos “timbreadores seriales” aprovecharon el paro general convocado por la CGT para despacharse en las redes sociales:

El concejal Juan Carlos Tolosa Rossini publicó en su cuenta de twitter: “Le decimos que NO a este paro desestabilizador y golpista. Son los mismos de siempre, los que no vuelven más a robarnos el país. #ElCambioNoPara”.

En la misma línea se ubicó el productor agropecuario y concejal Manuel Llovet, quien publicó una foto junto a su amiga y edil Melina Fiel y el siguiente texto: “Seguimos trabajando como todos los días, desde temprano en el Bloque de Cambiemos, pensando ideas para la ciudad... y a los antidemocráticos le decimos que el #ElCambioNoPara... #YoNoParo”.

Claro que todavía no se escuchó a ninguno del Gobierno disculparse por difundir ilusiones sin fundamento, del tipo “ya ha pasado lo peor”. Decir las cosas con un tono menos exaltado no las mejora. Los gritos del juninense Pablo Micheli, interpretados como una llamada a la insurrección general, no tienen las consecuencias que tuvieron las visitas de conocidos políticos y técnicos a las organizaciones financieras internacionales para aconsejar que no se ayudara a la Argentina, como lo hicieron notorios personajes en el 2001 y comienzos del 2002.

Estamos de acuerdo en algo. Muchos de los dirigentes sindicales cargan con demasiado pasado irrefutable. Algunos de ellos, como el Pata Medina, ya están presos. Pedraza, ex dirigente de la Unión Ferroviaria e instigador del asesinato del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra, fue juzgado y condenado en abril de 2013. No se vio a la gente del PRO preocupada por esta muerte ni asistiendo a las sesiones del tribunal oral.

En efecto, muchos de esos dirigentes de la CGT son una desgracia. Pero aquí aflora una cuestión complicada, que tiene una larga historia sindical en Argentina. La supuesta corrupción de Hugo Moyano no afecta el apoyo de su propio sindicato, donde los camioneros obtienen aumentos superiores al de otras paritarias. Estas son contradicciones indeseables. Sería más ejemplar que los aumentos los hubiera conseguido un dirigente impoluto. Tan puro como el mar de las offshores donde se bañan o se bañaron desde el presidente Macri y su familia hasta el renunciado presidente del Banco Central.

Lo que sucedió este martes 25 fue un paro general. La corrupción de los sindicalistas no puede confundirse con los motivos de ese paro que expresó una protesta, sean cuales sean sus dirigentes. Un paro no anuncia otra cosa que el descontento, la creciente injusticia distributiva, la dureza de las condiciones que favorecen a algunos y hunden a otros. Puede ser también una eficaz arma de negociación para los dirigentes que lo convocaron. Puede ser la forma en que el Gobierno los vuelva a sentar alrededor de una mesa. Los dirigentes (corruptos y no corruptos) tienen experiencia en tales cambios de decorado.

 

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