viernes 29 de marzo de 2024

LOCALES | 25 sep 2018

OJOS QUE VEN

Con la comida no se juega

Quienes nos piden consumir menos, gestionan nuestros impuestos y tasas con despilfarro, escasa transparencia y una ineficiencia asombrosa.


Por: Semanario

Cuando éramos chicos los abuelos se enojaban al vernos armar “volcanes” de puré, utilizar el pan como un autito o poner flores “decorativas” en los platos servidos.

“Con la comida no se juega”, decían en tono convincente, seguramente con la imagen vívida de alguna guerra esquivada o por pura genética trasfundida de otros que pasaron hambre.

“Con la comida no se juega” resultaría hoy una frase ideal para implosionar dentro del esquema de este gobierno que se ha mostrado insensible a las necesidades de las minorías que hoy casi se arriman a la mayoría.

Un gobierno que a la hora de querer imponer su sarta de mendacidades se replica hasta lo infinito desde arriba hacia abajo, desparramando la buenaventura que termina cayendo al precipicio de la realidad.

Y casi como en un libro barato de autoayuda que nos quiere quitar la vista de la miseria, la miseria nos termina estallando en las narices, propias o de muy cerca.

Y nos encontramos entonces con aquellas verdades que, aún de Perogrullo, no queríamos ver y hoy ya lo son.

Y nos muestran que los abuelos de antaño tenían razón porque ya juegan con la comida de los abuelos de hoy.

Se juega con la comida de los trabajadores, incluso aquellos como en nuestra ciudad, fabricantes de fideos, un producto que en crisis más se consume y que sin embargo en Junín, se “funde la empresa”.

El intendente, adicto a las pomposidades mediáticas, no puede dar cuenta de la creación de un solo puesto de trabajo, pero sobre él pesarán seguramente la cantidad de despidos que ya han acontecido y amenazan continuar y todo lo “histórico” que prometía hacer, se ha transformado en lo negativo que nunca, hasta hoy, había ocurrido en el distrito.

La alianza gobernante, colmada de clasistas insensibles, tiene frente a sí un escenario que no sólo eluden sino que tampoco les interesa.

Cortes de energía eléctrica por doquier, la vuelta a la garrafa por parte de quienes ya no soportan el abuso de la tarifa de gas domiciliario, suspensiones, quita de beneficios a sectores vulnerables como los jubilados y discapacitados, inflación, costo de vida inmanejable y la falta de un programa sustentable que permita cambiar el rumbo y un piloto de tormentas que las anuncia pero no las enfrenta.

Y por debajo de ese manto desolador de malas nuevas está la gente que creyó en un cambio, en el convencimiento de que sería para mejor y ahora viven con angustia la llegada de los telegramas de despido, las facturas por servicios, el recibo del alquiler, la cuota del crédito.

Y como si fuera poco, quienes nos piden consumir menos, gestionan nuestros impuestos y tasas con despilfarro, escasa transparencia y una ineficiencia asombrosa.

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