Escribe Ramón Esquivel

Increíblemente, comentaristas "especializados" sobre la vida "política" del Vaticano, se esforzaban en los medios hegemónicos para despegar a la Iglesia de la marcha que se celebró el pasado 20 de octubre.

La misma, más allá de sus convocantes fue realmente imponente en número de asistentes y organización, la parte del movimiento obrero participante se sintió respaldada, el Papa Francisco a la distancia tenía el pulso de la misma minuto a minuto, por canales de la propia Iglesia y también de "amigos" que lo mantenían comunicados, pensar que el Papa es peronista o acusarlo de serlo es un relato de bajo voltaje.

Jorge Bergoglio, nacido y criado en Flores vivió plenamente la primer etapa de "justicia social", del gobierno peronista porque conocía el paño, y hoy lidera la congregación religiosa más grande del planeta con su "doctrina social" , la misma que observó el entonces Coronel Juan Domingo Perón y diseñó su propia base ideológica, de allí en más cualquier similitud queda a criterio del amigo lector.

Karol Wojtyla, el Papa bueno o Juan Pablo II, tuvo en su patriarcado su propio proyecto político: el muro, como simbología del abatimiento del comunismo internacional y Polonia.

Se vinculó con Lech Walesa un notorio delegado sindical co-fundador del Solidaridad, primer sindicato libre del Bloque del Este, ferviente católico militante, y trabajador de los astilleros de Gandsk, supo enfrentar con coraje e inteligencia al régimen comunista polaco personalizado en al general Jeruzelski, dictador recio y enigmático. La relación de este proletario con el ex-arzobispo de Cracovia le permitía "mantenerse con vida", Juan Pablo II no tardó en descubrir en él, la salida futura para la Polonia libre.

Interminables viajes efectuó el gremialista/amigo a Roma, el objetivo: adquirir nuevos conocimientos en el arte de la política, capacitación, relaciones internacionales, en definitiva se preparaba para su gran misión: dirigir los destinos de la nueva Polonia, el general dictador cayó, Juan Pablo II hacía lo suyo, allá por el año  '89 se derriba el muro de Berlin, en el inicio de los '90 asumió como presidente de la República de Polonia Lech  Walesa, gobernó durante  cinco vertiginosos años y al momento de su reelección que cómodamente lo consagraría ante el voto democrático, y ante la sorpresa del mundo entero, el propio Papa, declina su postulación dando paso a nuevas generaciones de compatriotas de conducir el país. Su misión había concluido con creces, y antes el reconocimiento de su pueblo, prefirió la calma del hogar y la familia, cualquier similitud con nuestro presidente Mauricio Macri es pura coincidencia.

En su homilía en la Apertura de la 116° Asamblea Plenaria, Monseñor Oscar V Ojeda, entre otras cosas manifestaba:

"Hemos sido testigos también de ataque a la persona del Santo Padre desde adentro y fuera de la Iglesia de un modo que no tiene precedentes, lo que genera la escasa difusión  de su pensamiento y de su prédica. Esto se extiende a la Iglesia toda, ya que pareciera que decir algo bueno sobre ella no es políticamente correcto", para más claro arrojarle agua bendita...!!

Es hora ya que ciertos sectores conservadores de la Iglesia, que aún permanecen escépticos, pocos pero sobreviven aún, comprendan la gravedad de la crisis institucional, política y económica que atraviesa nuestro país, ahora bajo la administración del FMI, interpretada en la gestión del presidente Mauricio Macri, donde impera la desocupacion, tarifazos que solo benefician a los empresarios amigos del poder, marginalidad, paritarias a la baja, desprecio por la educación y salud de los niños y los viejos. El Papa Francisco  necesita de todos sus discípulos en esta hora de difícil trance para nuestra querida nación.