Por: Semanario

El 2019 arrancó con la misma foto que vemos desde hace tres años: una gestión comunal entusiasta en medio de una realidad que asusta.

El municipio repite una y otra vez los mismos temas irresueltos como una premeditada forma de entretenimiento para una comunidad que, inmersa en multitud de inconvenientes, termina perdiendo el sentido del tiempo.

Por ejemplo, el camino a la laguna es cuestionado en cada inicio del verano y una y otra vez las promesas arrecian. Si hay posibilidades de hacer algo, el municipio se cuelga los laureles. Si el trabajo se trunca, la culpa es del gobierno provincial.

Si cada uno de nosotros nos detuviéramos a analizar por algunos minutos la información que nos bajan los adláteres de Pablo Petrecca -y él mismo- nos asombraríamos acerca de nuestra propia candidez.

La metodología de Cambiemos tiene un sentido y es la de soslayar toda crítica, haciendo caso omiso de ella y manifestarse como si todo fuera cada vez mejor.

Todo ello responde a un mecanismo de manipulación que es el que le permitió a la alianza llegar al gobierno y aun cometiendo los desaguisados cotidianos, tener perspectivas de reelección.

Sin ir más lejos, el administrador juninense se ha postulado a un nuevo período justo en momentos en que se supo, a través de una encuesta local, que su imagen ha caído unos 30 puntos porcentuales en poco más de un año.

Incluso, la jugada la hace poco después de haberse aprobado un “tasazo” por el cual los juninenses deberán pagar más por servicios que provee el municipio y que cualquiera admitiría que son muy deficitarios.

Conociendo la impronta de Petrecca, no resulta sorprendente que después de la rechifla que recibió en la presentación de “Estelares” con motivo del cumpleaños 191 de Junín, se muestre confiado de tener un caudal de votos que le permita ganar nuevamente la intendencia, incluso si los comicios se desdoblaran y no contara con el arrastre de sus socios políticos.

Tras la escandalosa sesión en el Concejo Deliberante, con la sospechosa votación de los mayores contribuyentes, pudo advertirse que la representación de los ciudadanos está en manos de una mayoría que ni siquiera delibera sino que ha logrado trazar estrategias a partir de su condición social de cómodo confort y absoluta falta de empatía hacia el resto de los habitantes de este distrito que, para estos concejales, está después de su obediencia partidaria.

El ensayista francés André Maurois sostenía que “ser sincero no es decir todo lo que se piensa, sino no decir nunca lo contrario de lo que se piensa” y en verdad, nadie, ni aun los concejales que niegan la crisis, ni el intendente que siembra fantasía, pueden desconocer la situación por la que pasan los argentinos y particularmente (para eso están) por la que transitan los juninenses que pierden sus trabajos, que deben cerrar la persiana de su local, aquellos que no alcanzan a pagar la factura de la luz y que han debido bajar ostensiblemente su calidad de vida prescindiendo de medicamentos, alimentos más saludables y una calidad de vida cada vez peor.

Nadie que se considere representante del pueblo y que haya asumido esa responsabilidad puede seguir mostrando figuritas repetidas con el objeto de vendernos un mañana mejor que cada vez empeora y por el que todos los indicadores económicos y políticos muestran desmejora.

Tal vez la rechifla ciudadana sea uno de los métodos más significativos de demostrar el cansancio que se padece, pero habrá que estar muy atentos a la posibilidad de no seguir siendo engañados a la hora de votar, porque aunque nos digan que no hay alternativas se trata de otra argucia más para quitar poder al ciudadano y dejarlo en manos de los desconsiderados de siempre con sus figuritas que nunca nos cambiarán para que podamos tenerlas.

EL TEXTO ORIGINAL FUE PUBLICADO EL SÁBADO 12 DE ENERO 2019 EN NUESTRA EDICIÓN IMPRESA