Por: Semanario

Tres años tardó el anterior gobierno para terminar el trayecto de la autopista de la ruta 7 desde Luján hasta el kilómetro 99 de San Andrés de Giles, a tal punto que la demora hizo que fuera inaugurado por el actual ministro de Transporte Guillermo Dietrich.

Fue así que en 2016 el gobierno nacional comenzó a construir el tramo, Giles – Junín, el cual avanza con algunos inconvenientes como el parate en el derivador Junín- Chacabuco.

En ese transcurso, y cuando aún falta un buen rato para terminarlo, la gestión Macri aumentó el peaje en Villa Espil (Luján) diez veces.

Tras el final de la gestión kirchnerista el costo para pasar por la cabina de la ruta 7 kilómetro 88, era de 8 pesos. Tras la “inauguración” de Cambiemos, pasó a costar 30 pesos, el año pasado se ubicó en 45 y luego en 55 pesos.

A partir de este marzo de 2019, su valor se ubicó en 80 pesos. En Saforcada, donde no habrá autopista y sólo promesas de “ruta segura”, ya cuesta 70 pesos.

La concesionaria cobra el cánon pero la obra la hace el gobierno nacional, aún sin haber inaugurado un metro siquiera, el aumento ha sido considerable y más aún lo será para llegar en el futuro a nuestra ciudad teniendo en cuenta que se ubicará otra cabina de peaje en Chacabuco, por lo que la cifra para los juninenses será del doble del valor.

Todo ello sin que haya otro camino alternativo y sin posibilidades de que sean levantadas las barreras, tal la nueva resolución del gobierno a favor de las empresas y como siempre, en contra de la gente que, a fin y al cabo, es la que paga las cuentas. Vaya paradoja.