El intendente de Chacabuco, Víctor Aiola, dejó trascender el fuerte malestar que le provocó que María Eugenia Vidal y Mauricio Macri desembarcaran en su distrito sin anoticiarlo y mucho menos invitarlo. Fue ayer, a la mañana, cuando ambos mandatarios desembarcaron en O’Higgins, partido de Chacabuco, donde visitaron una fábrica, para luego rumbear hacia Junín sin dispensarle la mínima atención.

Aiola, hombre temperamental si los hay, se enteró que Vidal y Macri visitaron una fábrica de galletitas en esa ciudad, donde residen unas 1.200 personas, y estalló de furia. Desde su entorno se preguntaron si el Presidente “no tiene protocolo” o si se trata de “el precio que debe pagar por ser un intendente radical”.

El comentario es atinado en más de un sentido: Aiola sabe, como todos en el Gobierno provincial, que la Casa Rosada arma y considera los detalles de la agenda del Presidente siguiendo su mirada política, que no es equivalente a la de Vidal, que se precia de haber recorrido dos veces la Provincia y de haberse reunido con todos los intendentes, sin importar el color político.

Lo cierto es que el alcalde radical sospecha que la actitud de los mandatarios tiene que ver con su enérgico planteo a favor de la continuidad de Daniel Salvador en la fórmula provincial de Cambiemos en las próximas elecciones. El Intendente de Chacabuco es, posiblemente, el que más fuerte alzó la voz contra el planteo de intendentes PRO, encabezados por Jorge Macri, cuando hablaron de una fórmula “pura”.

“Los intendentes radicales hemos sentado nuestra posición de que (la Vicegobernación) es un lugar ganado. No avalamos esta maniobra de Jorge Macri de salir a plantear esto en un momento que los argentinos están pasando un momento difícil”, dijo por entonces.

Pero Aiola no sólo se cruzó con la dirigencia del PRO. En las últimas horas se quejó abiertamente contra la conducción nacional de la UCR y admitió que Cambiemos fue “una coalición exitosa pero no lo es a nivel de Gobierno”.

“Hoy el radicalismo no tiene conducción, está anemizado y cada uno juega su juego, es un descontrol. La Provincia de Buenos Aires es la que tiene que hacerse cargo de esa conducción y del radicalismo a nivel nacional”, declaró a Chacabuco en Red.