martes 16 de abril de 2024

LOCALES | 9 abr 2019

Los nadies

“No sé qué clase de Dios tiene Petrecca”

Reprimidos, amenazados y “ninguneados “por un gobierno de insensibles e ineptos, unas 75 familias esperan el “milagro” de que les entreguen un pedazo de terreno para poder armarse una precaria vivienda y salir del infierno que significa quedarse en la calle. Andrea González y Javier Carmona le ponen el cuerpo y la cara al reclamo.


TAGS: PLAZA, NADIES

Por: Semanario

Se autodenominan “ Vecinos sin Techo”, porque buscaron que al menos el nombre les diera un cobijo.

Este sábado se cumplen 13 días desde que con palos, chapas y alambre tomaron unos lotes ubicados en los suburbios de la ciudad, molestando únicamente al consabido poder burócrata que se rasca el ombligo.

Hombres y mujeres de esta gestión a la cual la “gente” le importa poco y menos aún la “gentuza” que no entra en sus cánones de meritocracia.

Cómo si pudieran explicar acaso los méritos de sus legisladores Richini y Fiorini, amigo y familiar del líder de la administración comunal, que tampoco en tres años ha demostrado tener dotes en ese sentido.

Este sábado se cumplen 13 días desde que estos “nadies” tal como los describiera Eduardo Galeano, apelaron a uno de sus últimos recursos (porque la desesperación siempre tiene uno más) y se lanzaron a la aventura de conseguir un pedazo de tierra para poder depositar sus casas –en principio- de chapa, cartón y plástico, para poder al menos dejar atrás gastos de alquiler, algún marido golpeador o un tío abusivo. Sin dejar de lado el sueño de ladrillos revocados y paredes pintadas y cortinas coquetas.

Lanzados a la mar como los migrantes africanos hacia Europa, estos juninenses también son mirados con desprecio cuando flotan y con hipócrita pena cuando mueren.

En sociología, estigma es un término elegido por Ervin Goffman en su libro que lleva ese nombre y habla de una condición, atributo, rasgo o comportamiento que hace que la persona portadora sea incluida en una categoría social hacia cuyos miembros se genera una respuesta negativa y se les ve como culturalmente inaceptables o inferiores. Como pertenencia a un grupo social menospreciado.

Y los menospreciados que fueron engañados y reprimidos, hoy duermen y comen en la plaza principal en una protesta pacífica, aunque separados por una fina línea que quienes manejan los hilos municipales están tratando de borrar para darles palos.

Resistir supone negarse a dejarse llevar a una situación que cabría aceptar como lamentablemente definitiva y nadie en su sano juicio cree que debe aceptar las condiciones injustas que nos presenta una sociedad insensibilizada que le da poderes de amo a quien debiera tener dotes de conductor.

Andrea González y Javier Carmona, le ponen el cuerpo y la cara al reclamo. Poner la cara supone tener que enfrentarse a la deleznable forma de hacer política de Cambiemos, que utiliza la mentira, la amenaza y el amedrentamiento como forma de revertir clamores que son producto de sus propios errores gubernamentales.

Lo hicieron hace poco con una directora de una escuela, que podemos esperar que puedan hacerle a gente a la que le falta todo, menos dignidad.

Desde mandar a la policía a decirles “acá tiramos una pala y rajan todos” o agitar fantasmas entre las madres que protestan, advirtiéndoles que les sacarán a sus hijos, por parte de funcionarios municipales que debieran estar protegiendo los derechos de esas mujeres. Miserables de uniforme y escritorio que cuando escuchan “público” creen que se trata de un teléfono.

 

LA MUNI COMO EMPRESA

Andrea es vendedora ambulante y se convirtió en la vocera de este grupo de vecinos que son de distintos lugares de la ciudad

“Esto no es político es una necesidad de gente que está sin techo”, le dijo a SEMANARIO.

Andrea camina, recorre y comparte vivencias con mujeres con niños a cargo que ya no pueden aguantar el alquiler, ya sea de una casita humilde como de una pieza mohosa.

Andrea es evangelista y tiene un grupo en Facebook “Das y recibirás” donde muchos tratan de buscar refugio a las penurias de estar sin trabajo, sin comida, sin esperanza.

“Esto explotó cuando empezaron las clases, había que comprarle a los chicos los útiles, guardapolvos, mochilas, zapatillas, ropa y comprando esas cosas hacía que desapareciera la plata del alquiler y la situación se hizo insostenible”.

En tiempos de tsunami económico, algunos pocos tienen a resguardo su techo y algunos menos aún, la comida.

La plaza que sirve de albergue cotidiano a unas 25 familias no muestra siquiera las necesidades del medio centenar que se “metieron” en los terrenos y que hoy son 75 reclamando un lote.

Los terrenos en disputa están en torno al velódromo y son fiscales, son parte de una zona circundante de barrios populosos de la ciudad cuyos nombres parecen paradójicos: Progreso (que nunca progresó), Municipal (que no los repartió), Unión (desde donde se generó esta lucha) y San Jorge (aquel de la pelea con el Dragón).

Desde el colectivo “Vecinos sin Techo” saben que no pueden confiar más en las promesas de la secretaria de Desarrollo Social y Educación del Gobierno de Junín, Marisa Ferrari, una tecnócrata de escritorio, quien plena de teorías no es eficaz en la práctica y después de tres años, sólo se ha blindado de mensajes sensibleros sin efecto, aprovechando el reparto de dádivas que cuando eran oposición criticaban y hoy han duplicado en algunos “distritos problema”.

O como el caso de Silvia Nani, subsecretaria que deja todo a medio hacer como pasó con “Los Perejiles” que aún siguen sin agua o “Los Totoreros” censados en forma infinita sin soluciones de fondo.

Todos ellos bajo la batuta del maestro de la escenografía, el intendente Pablo Petrecca, quien entre sus discapacidades políticas cada vez se ve más agravada su sordera hacia los reclamos.

Y en medio de tanta violencia por omisión, sumada a la cagada a palos de los otros días, el reclamo persiste como última opción ya que quien se queda sin un lugar para vivir, no tiene alternativa.

Y a eso se agregan los casos particulares como la chica que es golpeada en forma diaria por su pareja al que no puede dejar porque “no tiene adónde ir”, o la mujer que con tres chicos llegó como “agregada” (algún familiar le hace un lugar) a lo de su tío y es abusada por el propio tío y los primos. Está el chico de la calle que sin familia, hoy casi “festeja” la compañía inusitada de los “sin techo” y se siente acompañado. Cada uno de los integrantes reza una plegaria para cambiar de mundo.

Y lo que parece un relato de “golpes bajos”, no es más que la realidad, multiplicada por casi un centenar, que quienes calentitos en casa tal vez no quieran ver ni oir.

Y la nave va, rumbo al témpano de hielo.

Y Petrecca no escucha los reclamos y desde el municipio dicen que quieren hacer una plaza donde la gente pretende hacer sus viviendas, pero plazas sobran en esa zona y lo que falta (en todo Junín) son casas.

Porque pocos en este tiempo, han tenido la suerte del jefe comunal y su legisladora estrella de comprar nueva casa y reformarla el uno y adquirir la propiedad que dejaba el jefe por parte de la diputada Ricchini.

Ni una sola casa y ni un solo lote otorgó Petrecca en estos tres años y medio mientras se saca fotos entregando escrituras de hogares que su antecesor promovió. Ni en eso el administrador ha mostrado modestia y menos aún autocrítica.

NADA PARA LOS NADIES

No hay sociedades de fomento que trabajen por estos barrios, “no hay nada en el barrio” dice Andrea.

El pedido concreto es que les otorguen los lotes con un plan de pago. “Sólo el terreno para poder construir algo”, dicen.

Formalmente se entregaron petitorios al intendente pero no hubo soluciones, también llegaron al presidente del Concejo Deliberante, otro ausente con aviso.

Sólo las organizaciones sociales, el gremio de los aceiteros y algunos otros voluntarios son los que les hacen “el aguante” y les aportan colchones y algo de comida para ir soportando el día y las frías noches.

 Incluso de no ser por estas entidades, Andrea y Javier hoy estarían presos acusados por el intento de usurpación y “resistencia a la autoridad” cuando en el video se ve que son las fuerzas de seguridad compuesta por una decena de policías las primeras en ejercer violencia de modo inusitado contra los que tomaban pacíficamente los lotes, con lo último que les quedaba: palos y chapas.

Fueron 56 familias las que primero tomaron los terrenos hoy se sumaron más y ya hay 75 reclamos, donde se cuentan unos 80 lotes y lo que es aún más preocupante: miles de inquilinos que no saben adónde irán a parar si la situación económica sigue tan devastadora.

“Armamos un rancho de chapa y con el ahorro del alquiler levantamos la casa” ese es el plan.

“No somos vagos, acá somos gente de trabajo. Un policía nos dijo ‘les tiramos una pala y salen corriendo’, ojalá nos ofrecieran trabajo”

Y redoblan la apuesta: “Vamos a seguir luchando por la gente, que sea lo que Dios quiera. Creo que Dios está de nuestro lado, pero el Dios de los pobres, no el de Petrecca”, remarca Andrea.

“Dios quiere que sigamos luchando por el que necesita, eso hacía nuestro Jesús que caminaba con la gente y la ayudaba. Somos evangélicos y el intendente llegó con el apoyo de los evangelistas, pero la verdad no sé qué clase de Dios tiene Petrecca”.

Y sigue Andrea, respecto del jefe comunal: “Se quiso poner un traje que le quedó bastante grande, no es lo mismo llevar a un pueblo en las espaldas que a una biblia. Resistiremos lo que más se pueda”

No les interesa ningún tipo de apoyo partidario, “sólo esperamos que el intendente de la cara y nos plantee una solución y la única solución son los terrenos para empezar a construir nuestras viviendas”

Esa es la única solución, hoy en día no hay plan B.

Aunque si alguien tiene algo para aportar, puede acercarse a la plaza principal, ese lugar en el que todos somos iguales o al menos así debiera ser.

NO ESTÁ EN TODOS LADOS

Más allá del fervor cristiano de muchos de los que integran “Vecinos sin Techo”, pareciera que aquel precepto de que “Dios está en todos lados” parece no estar funcionando.

A pesar de que cada quien se da la paz entre sí, los pastores de muchas de estas familias no “se juntan” con la iglesia de los Petrecca porque consideran que el intendente los “usó” para llegar al cargo municipal y que luego de estar sentado en el sillón no les dio siquiera una audiencia.

Por otra parte, quienes cada día y noche permanecen en la plaza pensaron qué pasaría si llegara alguna lluvia y entonces pensaron en el resguardo que podría darles la Iglesia madre de Junín, San Ignacio de Loyola, pero la respuesta del Padre Víctor Roncati fue que no podía porque, detalló “de noche hay un sistema de seguridad en la iglesia que no se puede desactivar”. No sólo eso sino que el sacerdote afecto a llamar a la policía ante la presencia de algún mendigo o menesteroso, se habría comunicado con las fuerzas del orden para informar que los “sin techo” querían tomar la iglesia.

Y advierten que “el bueno de Víctor” jamás se acercó al grupo para saber si necesitaban algo, haciendo caso omiso a la parábola del buen samaritano que tanto habrá pontificado en sus homilías.

 

NOTA PUBLICADA EN LA EDICION IMPRESA DEL SÁBADO 6 DE ABRIL DE 2019

 

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