viernes 29 de marzo de 2024

OPINIÓN | 28 abr 2019

MIRADA EXTREMA

No se quiere

Escribe Andrés Rissolo, especial para Semanario.


Escribe Andrés Rissolo, especial para Semanario

“Para que un país no crezca hay que destruir la enseñanza secundaria y allí donde hay una universidad no debe haber una fábrica”. Así de taxativo era el axioma que se impuso allá por la década del ‘70 y hoy se muestra como prueba evidente de que nunca se quiso hacer una República y que estaban bien sentados los preceptos como para no hacerla.

Muy concentrados en esto de donde están los trabajadores no debían estar los estudiantes y/o intelectuales, los silenciosos límites impuestos al crecimiento de una sociedad fueron recibidos sin remilgos. Desarticular el ensamble evolutivo-productivo, fue muy bien perpetrado y altamente preservado. También, meticulosamente, desparecieron de los planes de estudios materias catalogadas de inocuas o inútiles, pero que ocultas hasta nuestros días lograron su objetivo.

La enseñanza secundaria hoy es totalmente ineficiente para nuestro país. Las materias impartidas en muchos casos repiten la temática de la escuela primaria, entonces, lo que debería ser una base sólida para cualquier alumno que quisiera seguir una carrera universitaria, es apenas una débil base recibida por la deficiente educación dada.

Los establecimientos educativos, además, fueron empujados por una imposición del Banco Mundial, a aprobar a los alumnos y dejarlos pasar al ciclo superior. También se implementaron grotescos modelos donde los alumnos podían ir un solo día por semana y en sólo tres años, con una asistencia aceptable, lograban el título secundario.

Por la misma senda de destrucción, las escuelas técnicas fueron las que imprimieron, en primera instancia, el más duro golpe al sistema productivo al dejar al país sin personal capacitado.

El Consejo Nacional de Educación Técnica (CONET), ente que reunía y reglamentaba los colegios técnicos de la Nación, fue desarticulado en la gran reunión que para el mejoramiento de la calidad educativa se hizo de la mano del presidente Carlos Saúl Menem.

Pero el operativo de destrucción era más amplio y tenía instrucciones dedicadas a ambas especialidades: subrepticiamente desaparecieron materias que formaban al individuo para que éste pudiera desempeñarse en sociedad.

El desconocimiento de la economía en general es parte de alienación básica que se produce cuando los políticos hablan a la sociedad de micro y macro economía.

El analfabetismo de la economía y un total desconocimiento sobre historia, geografía e instrucción cívica dieron como resultado varias generaciones de ciudadanos y dirigentes paupérrimos.

Esto nos retrotrajo a épocas impensadas de la historia, donde la desconfianza y la ignorancia de cómo vivir en sociedad nos llevan casi al borde de la barbarie.

Por si hiciera falta un ejemplo demostrativo, el Ministerio de Defensa alertó en los últimos días con un dato concreto: “el 70% de los jóvenes que quisieron ingresar en el último año al Ejército como soldados voluntarios fueron rechazados en los exámenes psicofísicos por presentar problemas  de drogas o tener bajos niveles educativos. Es lamentable informarlo pero muchos jóvenes están quemados por las drogas o no saben leer”, especificó el informe de la fuerza.

Entonces, más que preguntarnos para qué se requieren técnicos o ingenieros en éste país, nos damos cuenta ¿para qué sirven ciudadanos educados en economía, cívica y tecnología? ¿Qué cambios se hubieran producido en la sociedad con electores probos, políticos y gremialistas virtuosos?

Estamos nuevamente en período de elecciones. Los distintos candidatos que se postulan no hablan de cómo van a generar trabajo, hablan de la economía y de una deuda siempre heredada. En los discursos, permanentemente, se emplea la formula de echarle la culpa a otro, principalmente a la gestión anterior. Pero nunca se fomenta la justicia, con investigaciones “en serio”, que detengan al delincuente y le quiten lo robado.

El derecho de ciudadano a peticionar ante quienes tienen el deber de canalizar y solucionar los problemas de la sociedad ha sido desarticulado. El menosprecio impuesto a este derecho es de exprofeso, aunque se esté  manifestando propiamente frente a la ventana de los respectivos despachos.

Peor aún, obra más el miedo empleado por quienes logran pingües dividendos desde la marginalidad, para que todos se encierren y perpetúen cada uno en sus áreas de incumbencias sin importar el resto.

El posible cierre de la cooperativa ferroviaria de Junín y el resurgir de los talleres de Mechita, ha creado en la ciudad un clima inquietante que no llegó a ser meramente una protesta. Políticamente se movieron algunos hilos y, mágicamente, apareció algo de trabajo, tanto como mantener la agonía de la citada cooperativa. El arreglo de dos chatas carboneras hoy, y las promesas de algunas otras para mañana, no hacen ciertamente a un futuro promisorio.

Porque si todavía falta ejemplificar más la situación y evaluar la repercusión de una fuente genuina de trabajo en una ciudad a partir de su continuidad veremos que si se toman 1000 operarios (como los que se van a tomar en el Taller de Mechita – Bragado) se calcula  que cada operario tiene una familia tipo integrada por 4 personas, lo que llevaría esa cifra a 4000 personas involucradas. Ahora, si cada una de ellas tiene algún efecto económico con otras 10 personas, entonces el golpe económico generado por esa usina de trabajo y recursos genuinos alcanzaría a 40.000 personas.

De forma inaudita, el intendente Pablo Petrecca, no pudo esconder su alegría al conocer la noticia sobre la apertura al tránsito del paso Pehuenche (Mendoza) habilitado para camiones de carga de lastre y tránsito pesado, el cual se constituye una alternativa al túnel Cristo Redentor.

“De este modo se abre para nuestra ciudad una oportunidad realmente histórica al convertirla en un potencial ‘nodo logístico’, vital para generar sinergias destinadas al desarrollo territorial”, proclamaban jubilosos desde el municipio. “La próxima gestión municipal debiera proyectar y planificar con el objetivo de desarrollar seriamente al distrito en la búsqueda de obras de envergadura y generación de empleos”, se apuraban a aventar desde la comuna local.

Su carácter y peso propio de estas declaraciones devela la presencia de una encrucijada: un artero encubrimiento sobre el negocio del trasporte de carga  o una colosal ignorancia en el tema, cuando por un lado se celebra la apertura de la red vial y por otro se desdeña totalmente lo que significa el plan ferroviario bioceánico en el ramal San Martín.

Entonces, ¿qué esconde el intendente municipal con respecto al transporte vial y la red ferroviaria? ¿El predio ferroviario de Junín ha sido ya fraccionado por la corporación inmobiliaria? ¿En qué situación se encontraría Petrecca?

Los políticos de hoy, como los de ayer, concuerdan en eso de separar a los estudiantes de los trabajadores y además que el silencio y el oscurantismo es el mejor clima donde se generan negocios para pocos.

En el imperio del dinero es menester la supresión del conocimiento. Los políticos de hoy dan a los ciudadanos sólo parte de lo que ciudadanos insinúan querer. La educación es el primer paso para revertir ese proceso. Por eso es conveniente recordar que “lo que se les dá a los niños, los niños darán a la sociedad”.

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