jueves 25 de abril de 2024

DEPORTES | 6 may 2019

Enfoque

El día que los planetas se alinearon

Automovilismo, fútbol y básquet. Tres deportes, tres alegrías. El domingo 5 de mayo, será recordado como el día que Junín recorrió el país con sus nombres y apellidos.


Pocas veces se alinean los planetas, pero por suerte para el variopinto pueblo deportivo de la ciudad, en ocasiones sobran los  motivos para festejar. Este domingo pasado, los hinchas del fútbol, el básquetbol y el automovilismo tuvieron su alegría merecida.

Arrancó poniendo primera Gabriel Ponce de León, ‘un león’ arriba del Ford, que, cambio de motorista mediante, dio un salto de calidad necesario y oportuno. En Rosario ganó su serie y punteó la final, hasta que el poderío de Rossi fue incontenible. Emocionado, al final contó entrecortadamente, que el podio ‘llegó en un momento justo’, porque pensaba que luego de San Luis, la fecha pasada, no podría seguir al mando de su sueño teceísta.

Un rato más tarde, Sarmiento dio vuelta la página del cachetazo ante Arsenal y el ascenso directo perdido, para encaminarse nuevamente con un triunfo en Adrogué. Aventó fantasmas de desánimo y cuestiones parecidas, con personalidad y liderazgos que uno espera aparezcan en situaciones complicadas. Farré la empujó, pero todo el equipo demostró que la ilusión se renovó y sigue en pie.

Y en la noche del domingo, casi lunes, en el gimnasio de calle Almirante Brown, el humilde equipo del barrio Las Morochas, dejó en el camino a Quimsa y se aferró por una temporada más, a la elite del básquetbol argentino. Hilvanó su sexto triunfo en siete presentaciones, una seguidilla inolvidable volcando varios 'cucos' como Obras o San Lorenzo, en el Fortín.

Tres deportes distintos, tres íconos de la ciudad, revolearon la ciudad de alegría.

Lo de Argentino es conmovedor. Cuando parecía que este recorrido terminaba en el subsuelo, los dirigentes se miraron el ombligo y con gente ‘de la casa’ construyeron otra historia: artesanal, casi barrial y así salieron adelante, demostrando que siempre se puede, contrariando a los dioses del gerenciamiento y el marketing deportivo.

Lo de Ponce también. Un equipo familiar, ante tanto poderío de apellidos y estructuras, es para resaltar. Cuando el auto ‘pinta’, piloto sobra. Los Ponce lo merecen por trabajo y humildad.

A Sarmiento no le caben más adjetivos ni le entran más elogios. Un club de primera o mejor que algunos de primera y con un presente deportivo se mantiene en el primer nivel, desde hace ya bastante tiempo. Desde la final perdida ante San Martín, en Tucumán, a esta reciente, ante Arsenal. Puntero del torneo, con un equipo en armonía, sin conflictos, conducidos por un entrenador de bajo perfil, laburante y efectivo.

En estas ideas está una de las claves. Porque no todo es cuestión de billetera. A ninguno de los tres lo que les sobra es, justamente plata. Al contrario. Pero aún así, con ingenio, condiciones y amor propio se han anotado en un nuevo capítulo de la historia nacional.

Tres historias, tres presentes, tres recorridos comunes unidos por la alegría del éxito en el mismo fin de semana. Íconos deportivos para la ciudad a la que representan. Fue un domingo con planetas alineados, que dejó al pueblo deportivo juninense pipón, pipón.

Qué bueno que a los buenos, les pasen cosas buenas.

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