Con gran sorpresa y tristeza se ha visto en esta semana una cruel postal reflejada en nuestras calles, consecuencia de la crisis más grave, profunda y devastadora que padecemos los argentinos desde 2001: Un hombre debe revisar la basura en busca de comida.

A partir de un testimonio que se viralizó en las redes sociales, recogido por varios medios juninenses, hemos podido tomar conocimiento de este drama.

Un drama del que parecen querer escapar quienes conducen circunstancialmente los destinos de nuestra ciudad. El gobernante partido Cambiemos insiste en no querer discutir sobre esta realidad que nos agobia y quiere presentar como logros, que no tienen correlato con la realidad ya que desde el acuerdo con el FMI se han relentizado tremendamente, una supuesta batería de obras públicas que en definitiva no cambiarán la vida a nadie, porque el cierre de comercios se agudiza, los bolsillos quedan vacíos antes de terminar la primera quincena de cada mes, los despidos se suman día a día, cada vez cuesta más llenar el tanque de combustible en los vehículos, y empresas y negocios que sobrevivieron a  2001 hoy ya no pueden seguir.

Esa estrategia de ser negadores compulsivos de la realidad genera otra consecuencia gravísima: la ausencia del Estado en este caso municipal que es lo que más nos preocupa porque se padece cotidianamente entre los juninenses.

Es absolutamente mentira que el municipio nada pueda hacer ante un caso tan grave como el que se describe. Es más, es su obligación. Hay que dejar de pensar en un municipio ABL (Alumbrado, Barrido y Limpieza) para convertirse en un Estado municipal en serio que se ponga a la cabeza del reclamo de sus vecinos con medidas a largo plazo efectivas y no maquillajes mediáticos como se pretende hacer cada cuatro años.

No hay luces led en la avenida Circunvalación que pueda calmar el hambre de un ser humano.

Es un deber de los municipios dar respuestas concretas y contundentes. Pero esas respuestas no serán efectivas para aliviar el padecimiento de una comunidad que va perdiendo su alegría debido a la acuciante crisis económica imparable que nos golpea. Si la prioridad es hacer un espigón en el Parque Natural, que es necesario por supuesto pero en otra coyuntura social y económica, no podemos pretender que el municipio de respuestas efectivas a la falta de alimentos y o de viviendas.

Como contracara esta misma semana los juninenses vimos cuáles son los resultados de una gestión que se preocupa por la gente, que se involucra en el futuro de sus habitantes, en el progreso de cada uno de ellos, un Estado municipal presente en cada necesidad: el municipio del vecino distrito de Leandro N. Alem inauguró la residencia estudiantil para los jóvenes alemnenses que cursan sus estudios universitarios y terciarios en nuestra ciudad. Además contribuyó al desarrollo urbanístico de la ciudad recuperando un importante inmueble de la avenida San Martín que durante muchos años fue sede del área neonatológica  y pediátrica de una clínica local el cual estuvo en venta durante muchísimo tiempo.

La alegría y el agradecimiento de los habitantes del distrito que participaron en la inauguración de pudo observar en los rostros. A los juninenses que asistimos nos despertó una sana envidia: un intendente cercano a su gente. Un intendente del pueblo que conoce y se preocupa por los intereses de sus convecinos. Cuán lejos estamos los habitantes de este distrito de conocer,, por el momento, un gobierno municipal así, cercano, comprometido.

Volviendo a nuestro terruño, las muestras de un fracaso contundente de la gestión de Pablo Petrecca como intendente son más que evidentes. Pero no todo está perdido y menos en este 2019, un año que debe ser de real y auténtico cambio. Se pide insistentemente no volver al pasado, entonces no volamos a 2015.